16 enero, 2022

Patitas (o patazas) en la oscuridad

 

Erala se despierta tras un sueño en el que sentía que caía. ¿Había escuchado a Kena gritar algo de la niebla? No estaba segura. De lo que estaba segura, al 95 %, era de que no veía en la oscuridad. El otro 5 % correspondía a la siempre rondante duda en estos casos: ¿me habré quedado ciega? 🙈


Palpó a su alrededor y notó suelo irregular de piedra, muy húmedo. Podía escuchar gotitas caer gracias al increíble eco. "Esto suena a cueva", pensó.


- ¿Chicos...?

icos, icos... icos... cos...


Si se concentra puede escuchar respirar a sus compañeros. A palpas, va alcanzándolos y los despierta. Sólo Markus puede ver dónde están realmente, gracias a sus ojos de enano: efectivamente es una cueva, y sólo hay un camino, un lado que sube, y otro que baja. Ya que la niebla les hizo bajar, deciden seguir bajando (?), usando al paladín como guía.


Avanzan penosamente durante 5 horas en la más absoluta oscuridad, prestando oídos a todo lo que parecieran no ser gotitas cayendo o el sonido de sus pies arrastrándose por el suelo rocoso, hasta que Markus da un susurro de alarma: 


- ...telas de araña...!

- ...oh no...!

- ...no... tenséis... ninguna..., ...por Khondar...!


Según avanzan a través de la cueva, los hilos son más frecuentes y Kena, sin querer, tensa una tras un traspiés.


- MIERDA! 

- Sshhh!

- ...mierda! ...He tensado una, Markus....

- Ays...


No tienen que esperar mucho para escuchar cómo muchas patitas recorren las paredes de la cueva para situarse a su alrededor. Si no tuviesen las indicaciones de Markus, podrían decir que les habían rodeado 8 criaturas. Desafortunadamente, son sólo 2, son grandes, son peludas, tienen muchas patas, muchos ojos, tienen veneno, bloquean cada una una salida (así de grandes son) y pueden ver en la oscuridad, y la mayoría de nuestro grupo favorito de aventureros, no.


De forma preventiva, las arañas escupen un buen trozo de tela hacia el grupo: Diluc y Erala logran esquivarlo pero Markus y Kena quedan atrapados en las redes. Con las indicaciones de Markus, el bardo y la pícara plantan cara cada uno a una araña, sin ver nada en la oscuridad, intentando luchar de oído. Kena logra zafarse y arremete contra la araña de Diluc, poniéndose a su lado. Erala esquiva asombrosamente muchos golpes y va haciéndole algo de daño a su enemiga, mientras que Diluc y Kena logran rematar a la suya gracias a que el bardo le inserta la lanza en los ojos en medio de la oscuridad.


Sin perder un momento, se giran para ayudar a Erala, que ha continuado entreteniendo a su araña mientras Markus seguía enredado en la tela. Finalmente, entre los 3, consiguen derribarla y matarla, y pueden continuar su camino, haciéndose con unas antorchas de patas de araña muy útiles.


Tras otro rato avanzando en la oscuridad, la cueva deja de descender y, al poco tiempo, una gran puerta circular, enorme, con escritura muy extraña, aparece ante ellos. Ninguno tiene idea de lo que pone, y tampoco se deciden a intentar abrirla: están cansados, heridos, y una puerta con escritos ancestrales en medio de una cueva perdida en las profundidades de la roca no puede esconder cosas sencillas. Diluc hace una copia del texto en un pergamino para poder buscar información más adelante... si es que consiguen salir de este camino unidireccional.


Siguen caminando un poco más y empiezan a escuchar un murmullo de agua, que se va convirtiendo en estruendo cuando giran un recodo y ven una cascada a su derecha. El suelo está muy resbaladizo a causa del musgo. El único camino pasa por encima de la cascada, resbaladizo, y con una caída nada agradable. ¿Lo ven? Lo ven. Porque el musgo... brilla. Tras medio día en la oscuridad, parece la luz del sol, aunque realmente no es más que un tenue resplandor.


Están absolutamente agotados, y también heridos, por lo que deciden descansar antes de cruzar. Si alguien tropieza y hay que nadar en las heladas aguas de un río subterráneo, mejor que sea con todas las fuerzas posibles.


Tras  6 horas de descanso irregular, Kena se echa a la espalda el huevo de grifo, se atan cuerdas, y empiezan a pasar por el estrecho puente natural de piedra. El musgo lo pone difícil y en más de una ocasión pensaron que alguno se caía pero, finalmente, logran llegar al otro lado y ven... que no hay salida. 


¿O sí?


Hay una brecha. ¿Es eso un leve resplandor? Kena mete el cuerpo y avanza, rozando las paredes con los hombros. Los demás le siguen, aunque Markus, con la armadura enana y el escudo, se queda levemente atascado alguna vez. La bárbara ve cada vez mejor: al final de la brecha hay luz. Consigue llegar al otro lado y queda absolutamente asombrada con lo que ve.


Están en el lateral de una pared de roca que da a un gran foso. El techo está muy, muy alto, y de él cuelga una gran esfera de luz. Bajo ella, enorme, silenciosa, hay una ciudad. No parece haber movimiento, al menos a esta distancia. Los demás miembros del grupo quedan impactados también por las vistas: no reconocen la arquitectura y Diluc no conoce ninguna leyenda sobre una ciudad subterránea de estas características.


Bardo: - sin información.

Markus: - sin información.

Erala: - Guau ¿ninguno de los dos sabe nada?

Kena: buscando un camino para entrar ya en esa ciudad super extraña! 😁




01 enero, 2022

Saliendo del pantano: cómo un rescate puede complicarse.

 

Cargando con el majestuoso huevo blanco iridiscente, Kena siente una alegría inconmensurable: todas las leyendas PUEDEN ser ciertas. ¿Cómo no va a creer como cierto cualquier cosa que vea, después del último mes? El peso del gran petate a su espalda, los sonidos ya familiares de su amigo Markus y el resto del grupo caminando por el pantano a duras penas, el aire viciado y horrible... Nada podría cambiar su buen humor.


Excepto quedar atrapada en el fango.


Kena hunde su pie en una poza más profunda de lo que pensaba y empieza a hundirse sin remedio. 

Diluc quiere ayudarla, como ella le ayudó tan solo un día antes en el mismo pantano por la misma circunstancia, y se acerca a ella para agarrarla, pero pierde el equilibrio, y cae al barro también.

Kena empieza a ponerse nerviosa: el huevo ya está hundido y ella a duras penas sostiene la cabeza por encima del fango. 

Elana quiere tirar de ellos: les lanza una cuerda y Diluc consigue asirse pero es muy pesado y, del esfuerzo, la joven cae de culo en otro charco diferente.

Finalmente con cuidado, y muy al límite, consiguen salir poco a poco gracias a Markus. Kena llevaba ya bastantes segundos sin respirar y le cuesta recuperar el aliento, pero afortunadamente ha quedado en un susto y el huevo está en buenas condiciones. La bárbara no tarda mucho en recuperar el buen humor, ya que ¡todo ha salido bien!

Tras atravesar lo que queda y llegar al bosque, pueden observar cómo el pantano ha dejado de crecer pero se dan cuenta de que tardará todavía un tiempo en que la podredumbre desaparezca por completo. Tal fue la destrucción de las acciones del malvado maladin. 

La noche cae, y deciden descansar en el bosque, cerca del límite con la campiña. Montan el campamento en poco tiempo y resuelven hacer guardias, a pesar de que todos están bastante cansados de intentar abrirse paso a través del maldito pantano. Y esa noche, en la tercera guardia, mientras Kena lucha por mantenerse alerta en lo más profundo de la noche, siente que algo viene. Gira la cabeza por instinto y ve avanzar entre los árboles una niebla verde, densa, que viene desde el pantano.

- DESPERTAD!! - Grita, mientras se ajusta la carga del huevo a la espalda - VIENE LA NIEBLA!!


En un par de segundos la niebla les alcanza y sienten que caen... Caen en la oscuridad.