28 julio, 2012

Una isla en medio de la nada

No se veía costa, ni cercana ni lejana. Sólo un mar inmenso, azul y picado, que rompía con furia contra un arrecife y llegaba, en forma de pequeñas ondas, a la playa de arena fina y blanca en la que estaban Shana y Kate. Tenían delante una selva bastante espesa, de donde venían sonidos de pájaros y animales pequeños, como salamandras o ratones. Y, por encima, un volcán.

-¿Tienes idea de dónde estamos? -A Kate nada le resultaba familiar de este sitio.
-Pues no. ¿Tenías que tocar la piedra?!
-¡Estaba ahí!
-Ay.... -Shana giró en redondo, pensando qué hacer.
-Desde aquí no veo salida. Si subimos al volcán, tal vez podamos ver más allá y localizar alguna costa. O incluso tenemos suerte, y esta isla a lo mejor es más grande y vive alguien cerca. ¡Vamos!

....

Abría el paso Kate, esquivando ramas y matojos, y la seguía Shana, metida en sus pensamientos. Fue una marcha muy lenta: tardaron toda la mañana en cruzar la jungla y llegar a las faldas del volcán, y el ritmo se volvió aún más lento cuando intentaron subir.

..bumbum bumbum...

-¿Oyes eso? -Dijo Kate en voz baja; olfateó: ceniza, lluvia reciente, verde, sudor, perfume.
-No oigo nada. ¿Qué es?
-Como... ¿tambores?

Shana pidió a Gaia que les diera la capacidad de volar. Subieron así más rápido y, cuando estaban a media altura divisaron la entrada a una pequeña cueva que se adentraba en las tripas del volcán. Kate hizo señales a Shana para que se mantuviera detrás, y se acercaron cautelosamente. No había nadie en la entrada, pero ahora los sonido rítmicos se escuchaban mucho mejor.

...bumbum bumbum....

Desde la entrada de la cueva no se avisataba nada nuevo: sólo océano por todos lados. Decidieron adentrarse un poco en la cueva, para investigar de dónde procedían los sonidos. Lllevaban un rato serpenteando por galerías, siguiendo el sonido, cuando un temblor las sorprendió.

-¡¿Terremoto?! -A Kate no le resultaba agradable la idea de quedar sepultada en un volcán.
-Ya paró. Es habitual que haya terremotos pequeños cerca de los volcanes, pero no siempre significan algo. - Respondió Shana.

"Doña sabelotodo menos donde estamos, ñañañañaña." El aire empezaba a ponerse espeso. Sin darse cuenta, habían ido bajando poco a poco, y ahora hacía más calor.

Un temblor más fuerte las sacudió, haciendo tambalearse. Hacía más calor, sin duda. Hacía mucho más calor.

-¿...Shana?
-Vale, esto ya... -El temblor se acrecentó - ¡Corre! ¡CORRE!

Echaron a correr pasadizo arriba. El temblor no cesaba, y pequeñas rocas empezaban a caer. Shana se quedaba atrás.

-¡FUS!

Kate cogió a Shana en brazos, y siguió corriendo todo lo rápido que podía. Esquivó rocas y mantuvo el equilibrio mientras todo seguía temblando más y más, y el calor se hacía más insoportable. No había aire. Olía a... Olía a Fuego.

Kate vió de lejos la luz de la salida.

-¡Shana! ¡VOLAR, SHANA!
-¡Sí! ¡Oh, Gaia...
-¡¡SHANA!! -La salida se acercaba irremediablemente, y no podían detenerse. La cueva se derrumbaba a sus espaldas, y el estruendo se mezclaba con la furia del magma intentando salir. ¡TIENES QUE HACER LOS CONJUROS MÁS CORTOS!
- ....dadora de vida, haz de mi, tu humilde sierva...
-¡¡¡SHANAAA!! -La salida ya estaba allí. Kate siguió corriendo. Y deseó con todas sus fuerzas poder volar, para que ambas pudieran salir sanas y salvas. Para poder seguir aprendiendo, descubriendo, y llegar a ser más fuerte, incluso, que Erza. Para poder saber de dónde viene, quiénes fueron sus padres. Para poder...

Estaban volando. Pero Shana seguía concentrada, terminando el conjuro, con los ojos cerrados y su pequeña cara contraída por el esfuerzo. Y pesaba mucho menos.

En realidad, ahora estaba siendo sujetada por unas manos enormes, con garras enormes. Estaba siendo transportada por una criatura dragonil, con alas, cola y garras, y escamas en todo su cuerpo negro azabache. Kate estaba alucinando, nunca se había visto así a sí misma: era algo nuevo, era distinto... y le gustaba. Le gustaba mucho.

-¡Shana! ¡Abre los ojos! ¡Mira!

La cara de Shana pasó del miedo al asombro, y del asombro a la felicidad más absoluta. Muy atrás ya, el volcán seguía en erupción, y la isla se alejaba con cada aleteo de Kate.

-¿Cómo...?
-No lo sé. ¡Tengo que contárselo a Makarov! -La boca se le ensanchó en una sonrisa infinita.

Pero, a pesar de que se sentía fuerte, empezó a perder altura. Una luz empezó a envolverla... y perdió el conocimiento.




22 julio, 2012

Por los tejados.

Rodearon los dos caballos sin dar tiempo a las jóvenes a reaccionar. Eran pequeños seres parecidos a arañas grandes, que salían de las casas abandonadas de la población, grises y con un olor nauseabundo. Se abalanzaron contra ellas: las jóvenes intentaron esquivar, pero varios de ellos se aferraron a los caballos les mordieron, por lo que se derrumbaron en cuestión de segundos. Estaban enfermos de repente, y morirían muy rápido. Los engendros se giraron y empezaron a comérselos, estando aún agonizando, abriéndoles las tripas con sus bocas ganchudas.

"¡¡Malditas arañas nauseabundas, pagareis por esto!!" Kate ya les había cogido cariño a esos caballos: les habían llevado muchas leguas al norte, y no era un final nada agradable para unos compañeros de viaje que no habían demostrado más que coraje y lealtad. Descargó toda su rabia sobre sus enemigos, con puñetazos y patadas que los dejaban fuera de combate rápidamente, pero a pesar de todo, recibió un mordisco. Shana curó a Kate todo lo que pudo pero llegó un momento en que se vio rodeada, y utilizó su bastón para atizarles pero, sin saber cómo, los enemigos empezaban a arder al ser tocados por él. Una gema engarzada en el bastón, de color verde, empezó a brillar con intensidad.

Los seres grises que quedaban salieron corriendo pero un insecto gigante, una mezcla entre escorpión y tijera de río, saltó desde un tejado vecino y se interpuso entre Kate y Shana. Kate estaba muy debilitada por el veneno, y Shana estaba exhausta: no podían hacer más en esas condiciones. Huyeron tan rápido como pudieron, dejando atrás a sus caballos, confiando en que los insectos no las siguieran. La gema verde dejó de brillar.

Corrieron hasta que no pudieron más, llegando al bosque, y descansaron cerca del camino. Shana utilizó el poco poder que le quedaba para quitarle la enfermedad que le habían transmitido a  Kate y después se echaron sobre el suelo, sin hacer campamento, intentando conciliar un sueño que se adivinaba poco reparador. A la mañana siguiente, Shana, después de rezar, se acercó a Kate.

-Este es el lugar, no hay duda. Debemos liberar este sitio del mal que lo amenaza, está poniendo en peligro a Gaia. Debemos volver.
-Estás segura, ¿no? ¿No hay errores? ¿Tal vez tengamos que ir más al norte? ¿O... al este?
-No. - La pequeña furia blanca había vuelto, y en sus ojos había una gran determinación, junto con los molinos de viento que giraban.
-Pues a por ellos.

Avanzaron esta vez con más cuidado. Las arañas no se dejaron ver esta vez, pero al avanzar un poco más por una de las calles principales, avisaron de nuevo a la criatura grande con cola picuda, que atacón de nuevo. Esta vez Kate conocía a su adversario, y se centró en esquivar bien sus golpes y asestar sólo cuando estuviese segura de poder acertar. Shana mantenía la distancia, a la vez que su bastón brillaba de nuevo.

-¡FUS!

Los pies de Kate volaban, y el insecto se sentía acorralado. Tanto, que salío huyendo, saltando de tejado en tejado.

-¡No pienso dejar que huyas ahora, maldito gusano! - Sus años entrenando a la manera de los monjes y la magia de Shana hicieron que no tuviese problemas en seguirlo, pero la clériga lo tenía más difícil: corría  mientras callejeaba, mirando hacia el cielo para seguir el combate.

Kate llegó, siguiendo a la criatura, a una zona semicircular, sin casas. Parecía como si hubiese habido una explosión en el centro, donde ahora había un pedestal, y una pequeña piedra preciosa verde, que emitía un brillo intenso. Justo delante, intentando protegerla, dos criaturas (una de ellas estaba ya malherida, así que tenía que ser la que las había atacado al principio) esperaban a Kate.

Y la semidragón no las hizo esperar: en cuanto vió que Shana estaba ya cerca, doblando la esquina de la última calle, atacó a la más malherida, terminando con ella en un momento. Shana ya estaba en el combate, y pedía a Gaia que les otorgase fuerza para derrotar a los enemigos. Y al parecer la diosa estaba pendiente de ellas, porque, tras un combate intenso, ambas criaturas yacían en el suelo, inertes, mientras Shana se acercaba, maravillada, a la gema que estaba en el pedestal.

-¿Qué es esto? - Se preguntó Kate mientras tocaba la gema. A Shana no le dio tiempo a detenerla, y ambas fueron teleportadas a una isla tropical, con una selva, y un gran volcán en el centro.

"Flipa. Del norte al sur en dos segundos."






19 julio, 2012

Un poco de gatetes

Jaja! Ya creíais que todo iban a ser dragones... pues no! También tengo pelito para rato. Estos días en el trabajo no tengo mucho tiempo pero sabiendo que sí le echais un ojo a esto, aunque sea silenciosamente, os voy a poner una imagen de especial amor de pelito:


Yuna siendo aplastada por Chupi.





Os diré también que hoy hay manifestaciones en toda España en contra de los recortes y la política neoliberal y de pandereta llevada a cabo por el gobierno. Sólo informo... 20h en la Palloza :p


Ale! Y ahora hasta el sábado ^_^

16 julio, 2012

Viaje al Destino (Parte III)

A la joven Shana le habían dado acceso a un hotel con baños naturales, en el barrio noble de la ciudad, un poco alejada del bullicio que suponían las grandes fiestas de Cormyr, que a Kate le parecía "un poco demasiado", con jardines y estas cosas. Ambas habían estado callejeando toda la tarde, saciando su hambre de comida elaborada, y al caer la noche decidieron ir a disfrutar de los onsen y descansar temprano, ya que ambas estaban cansadas de las semanas de viaje.

Cuando Kate se levantó a la mañana siguiente, Shana estaba rezando, muy concentrada. Desayunó fuerte, dispuesta a pasar otro día en las calles de Cormyr, pero cuando Shana terminó su rezo, sus planes se fueron al traste.

-¡Debemos irnos! ¡Rápido! Está en peligro, ¡está en peligro, Kate!
-¿Qué? ¿Quién?
-¡Gaia! -Tiró de Kate para que se incorporara, cogiendo sus pertenencias del suelo.- Esta noche tuve un sueño terrible... -Se dirigía ya a la puerta.- Cuando me he despertado le he preguntado a ella y... ¡está en peligro!
-Anda! Pero... ¿por qué?

Shana frenó en seco.

-Pues no lo sé. ¡Pero no puedo quedarme aquí esperando! Debo hacer lo imposible, si es necesario.
-Bien, bien. Pues compremos comida y salgamos... Ains... -"Con lo ricas que estaban esas brochetas de pollo con salsa..."

En dos horas habían saqueado varios puestos de comida, comprado ropa de abrigo y partían, con los caballos, dirección noreste. Cabalgaron durante varias jornadas, guiándose por la lectura de las estrellas que hacía la clériga.

Cruzaron el Tesher y, como Shana seguía viendo el camino en el Noreste, avanzaron a través de las llanuras hasta llegar a las montañas de Galena. Atravesaron la cordillera tan rápido como sus caballos se lo permitieron, siguiendo el curso del río Perlavir. No muy lejos, a una jornada más de viaje, alcanzaron la pequeña villa de Darmshall, de habitantes uraños y poco amigos de los aventureros. Compraron pertrechos y acamparon esa noche a las afueras, comprobando el firmamento.

-El rumbo ahora está al Norte -Confirmó Shana. - He oído acerca de un castillo muy viejo al norte de aquí, cruzado el río, mientras comprabas en el pueblo, Kate. Tal vez sea ese el punto a donde tenemos que ir.
-Tal vez. El caso es que hay que cruzar el río. Espero que haya un puente cerca.

A la mañana siguiente, siguiendo el camino, apareció ante ellas un puente viejo, escoltado por un par de torretas de guardia. Un miliciano hacía guardia al inicio del puente, pero se adivinaban más personas a cubierto en las torres. Al acercarse, el miliciano les dio el alto, y les exigió el pago de un peaje para poder pasar el puente.

-¿10 monedas de oro? ¿Me tomas el pelo? Eso es el sueldo de varias familias en un mes. - a Kate no le salían las cuentas - ¿Qué hay más allá del puente, que tanto vale?
- Más allá no hay más que un castillo abandonado, viajera - La miró con visible desagrado. -Pero el caso es que quereis pasar, y hace muchos meses que nadie pasa por aquí. ¡Aprovechad! Es una oferta especial para monstruos así que... o me dais 10 monedas de oro, o no pasais.
- A mí se me ocurre una idea mejor.. - Kate cerró los puños y avanzó unos pasos pero..
-¡NO! Kate, no es necesario, seguro. Disculpe - se dirigió al hombre, que estaba ya preparado para el ataque de su contrincante. - Tome sus 10 monedas.
-¡Shana! ¡Nos está timando!
-Pero tenemos prisa, y no pienso permitir que golpees a este hombre.

La joven de cabellos de plata se acercó al hombre y le dio las monedas. Sin fiarse mucho, Kate y Shana pasaron por el puente y cabalgaron todo el día hacia el norte. Llegaron a una encrucijada, y decidieron acampar para comprobar, una vez más, el rumbo.

Este.

Y al Este, según vieron a la mañana siguiente, había un bosque seco, con poca vida y, al terminar, se distinguía un pueblo. Un pueblo viejo, abandonado hacía muchos años, pero poblado de seres extraños, enormes y malolientes, como insectos gigantes. Las jóvenes, avanzaron cautelosas pero, al llegar a las primeras casas, las criaturas atacaron sin pensárselo dos veces.

09 julio, 2012

Viaje al Destino (Parte II)

Largas jornadas de cabalgata les llevaron más allá de las tórridas tierras de Calim, subiendo por caminos  relativametne frecuentados por mercaderes, viajeros y algún que otro grupo de bandidos, sin que ninguno representara algún problema para las dos jóvenes aventureras. Todas las noches, Shana miraba su camino en las estrellas, y éstas la seguían guiando más al norte.

Atravesaron el Bosque de la Serpiente y bordearon hacia el Este los Picos de las Tormentas, llegando a Cormyr a primeros de mayo. Ambas deseaban entrar en la ciudad, pero por motivos bastante diferentes: Shana necesitaba un baño y dormir en una cama; Kate, comida caliente (las provisiones de Mirajane hacía tiempo que estaban terminadas y la carne seca empezaba a saberle a suela de zapato) y conocer otro lugar nuevo que además, por lo que parecía, estaba disfrutando de su fiesta anual.

Cormyr era una de las ciudades más importantes de Reinos; estaba situado a orillas del Mar de las Estrellas, en una zona conocida como El Dralagón. La proximidad de los Picos de las Tormentas, con nieve en sus cotas más altas durante todo el año, hacía de sus escasas praderas aledañas un lugar perfecto para cultivos. Pero por lo que realmente era admirada Cormyr era por su disciplinada milicia y, sobre todo, por sus guerreros de élite, los Caballeros Dragones Púrpura.

Se acercaron las dos a una de las puertas de entrada a la ciudad. Kate llevaba sus ropas de viaje: pantalones largos y cómodos de algodón, una camisa entallada y una cinta en la cabeza, que le ayudaba a mantener el pelo lejos de los ojos. Completaba su indumentaria sus guantaletes, su petate y su bolsa de contención. Shana, con su túnica blanca, el bastón y el shiangan a la espalda, caminaba a su lado apurando el paso.

Unos guardas les dieron el alto en la puerta:

-¡Alto! Documentación.
-¿Documentación?
-¿No teneis visado? ... - El soldado miraba a Kate de arriba abajo, comprobando que lo que veían sus ojos era cierto: tenía escamas, y garras.
-¿Vi... visado? Oiga, somos aventureras, ¡sólo queremos comprar algo de comida para seguir nuestro viaje!
-Si no teneis visado, no podeis pasar. Y no creo que lo tengas, salvaje.
-¡Pero...! -Kate estaba a punto de perder la paciencia. ¡Si sólo querían hacer gasto en la ciudad!
-Disculpe -Shana sonrió al guarda. - No tenemos visado. ¿Podría indicarnos, por favor, si es tan amable, cómo conseguir alguno para mi compañera? Yo creo que con esto tengo suficiente.

Sacó de su bolsa un pequeño amuleto, que Kate no pudo ver bien, pero al parecer a los guardas les bastó como indicativo. Empezaron disculparse con la joven clériga.

-¡Discúlpenos, señorita Astralnight! No teníamos noticias de que fuese a visitar la ciudad. Si hubiese avisado se habría preparado un recibimiento como el que merece; discúlpenos, por favor...
-No, no, está bien. No estoy aquí como diplomática, sino como viajera. Esta es mi acompañante, Kate Sand; confío en que no habrá problemas en hacerle un visado. No nos quedaremos mucho tiempo.
-¡Por supuesto! -El guarda que antes la escrutaba con la vista era ahora todo amabilidad. Qué ironía. -Por favor, señoritas, acompáñennos; será un momento.

Kate estaba ojiplática. La reacción de los guardas había sido asombrosamente exagerada, pero eso indicaba que la familia de Shana era asombrosamente importante. Era algo que ella no había comentado. Tal vez no le diera importancia, pero sin duda en esta ocasión había sido fundamental para poder pasar. Kate había estado a 3 segundos de darle al guarda un buen puñetazo, por racista y corto de miras.

Le pidieron sus datos (nombre: Kate Sand; procedencia: Puerto Calim; lugar de nacimiento: desconocido; familia: desconocida) y una muestra de su sangre. A cambio le entregaron un papel en el que se le daba libre acceso a la ciudad  como turista durante una semana y una hoja en la que especificaba las normas fundamentales de la ciudad. Dobló la hoja de las normas por la mitad, luego en otra mitad, y se la metió en la bolsa, sin mirarlas.

Cuando se encontraron, Kate vió que a Shana le habían colocado un curioso lazo en el shiangan.

-Normas de la ciudad -Shana sonrió y miró a la gente que caminaba a su alrededor, para que Kate lo viese -. No se pueden llevar armas a la vista, salvo las autorizadas, que se distinguen por este lazo. 

Las calles de Cormyr olían muy distinto. A ropas de terciopelo, pollos estofados y sopas espesas de pescado. Pero todo el aire serio y disciplinado que tenía la ciudad se perdía al llevar todos algún lazo colgando en algún sitio.

"Menos mal que no me ataron las manos. Bueno, aún me quedarían las piernas."



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08 julio, 2012

Viaje al Destino (Parte I)

Tras la información que Kate le dió, Makarov se atusó los bigotes con preocupación. Los ninjas, le dijo, no le eran desconocidos: últimamente había rumores en la ciudad de un nuevo poder, y el hecho es que hacía ya un tiempo que había pensado en trasladar el gremio de ciudad debido a eso, ya que había demasiado mal ambiente. Cerró los ojos durante unos minutos; cuando ella ya pensaba que se había quedado dormido, los abrió y le pidió que trajera a Shana: tenía que hablar con ella tambien, y quería que le explicara mejor su misión.

Al poco rato, Kate y Shana estaban sentadas frente a Makarov, que escuchaba, con semblante muy serio, la historia de Shana.

-Gaia me envía a por Kate, es parte esencial en mi misión. Ella debe acompañarme al Cónclave de Dragones que tendrá lugar dentro de poco. Lo he visto en la visión que Gaia me otorgó hace meses. Recorrí muchos caminos buscandola, y ahora que la he encontrado tiene que acompañarme.

-¿Dónde será la reunión? -Preguntó Makarov.

-Las estrellas me marcan al norte, pero no sabré dónde exactamente hasta que llegue.

-Hmmm... -El maestro dio varias vueltas a la habitación. - Kate. No puedo ni quiero obligarte a ir. Es una decisión que tomarás por tí misma. Pero parece importante. Sé que Shana no pagará esto como una misión del gremio, pero sin duda ganarás más experiencias en un viaje tan largo. Comunícame tu decisión mañana por la mañana. Salid ahora. Voy a ver al muchacho.

Gaia le dijo... las estrellas me guían... Todo era muy místico para Kate.  La joven de herencia dragonil no se había fiado nunca de los designios de los dioses. "Aunque un viaje largo me apetece mucho: ver nuevas tierras, oler cosas nuevas y comidas diferentes... Y si es una reunión de dragones, podré preguntarles cosas sobre mi herencia. De dónde vengo... Aunque antes... tengo que hacer una paradita."

A la mañana siguiente, Shana desayunaba calladamente en una mesa de la taberna cuando Kate bajó de su habitación. Había dormido relativamente poco, pero había pocas cosas que le quitaran demasiado el sueño, y la decisión sobre un viaje no era una de ellas.

-Te acompañaré. Me apetece hacer un viaje. Además, no puedo dejar que vayas por ahí sola, -Le encantaba fanfarronear. - con esa pinta de mosquita muerta, eres carne de cañón para...
-¡Gracias! -Shana sonrió - Sabía que aceptarías. Gaia me lo dijo.
-Gaia me lo dijo... ya. - Se giró hacia la barra - ¡Mirajane! Ponme uno de esos desayunos tan fantásticos que haces.

Cuando Mirajane le trajo el desayuno, le dejó al lado, además, un montón de raciones de viaje, con cara alegre.

-El Maestro me dijo que salías hoy de viaje, así que os preparé un poco de comida para que tengais los primeros días.

Kate miró inconscientemente hacia la barandilla del piso de la habitación de Makarov, pero él ya estaba casi a su lado. Kate asintió y recogió las cosas en su petate.

-Mirajane, querida, avisa al gremio. Nos mudamos.
-¡Oh! ¡Qué emocionante! ¡Ahora mismo, maestro!
-¿Cómo que nos mudamos? -Kate nunca había visto cómo se mudaba un gremio. -¿A dónde vamos? ¡Tengo que recoger mis cosas de la habitación!
-Tranquila, Kate; no tienes que hacer nada. El gremio entero se mueve, no buscaremos otro edificio en otra parte.

Makarov era genial. Podía mover el gremio entero. ¿Quién más podría hacer eso? No muchos, supuso Kate.

-Shana... antes de irme... Tengo... Verás, tengo que solucionar un problemilla que tengo.
-¿Un problema? ¿Qué problema tienes? ¡Dime! Yo te ayudaré.
-Verás. La misión del pueblo iba a permitirme pagar un... préstamo que me hicieron unas personas. Tengo que ir a hablar con ellas para decirles que tardaré más en devolverles el...
-¡¿Que debes dinero?! ¿A quién?
-Bueno.. esto fue una noche, con una timba de póker... La noche iba muy bien pero....
-¡¡¡¿Por juego?!!! Oh, Gaia... Esto es horrible. Vamos ahora mismo.
-Termina el desayuno, mujer; tampoco...
-¡No!

No había forma de discutir con ella. Era capaz de cambiar de la máxima calidez humana a una pequeña furia blanca en cuestión de segundos. Y la pequeña furia blanca imponía mucho.

-Si vais a marcharos, iros ya. El gremio se moverá en unos minutos.
-¿A dónde va, Makarov?
-Supongo que a Aguas Profundas. Pero no te preocupes, ya sabes cómo localizarnos.
-Sí. Adios, maestro.
-Cuídate, Kate.

Pasada una hora, ambas salían de la casa de juego, con la deuda saldada y una promesa hecha, para gran dolor de corazón de Kate: no volver a jugar a nada apostando nada. Además, despues fueron al mercado a comprar una gran lista de provisiones, material y un par de caballos. Iba a ser un viaje realmente largo, por lo que parecía. Y ahora sentía al gremio realmente lejos.

"Maldita sea. Maldita sea. Con lo divertido que es echar una partidita de vez en cuando... ¿Oye, cuánto dinero tiene esta tía? Porque no le ha temblado el pulso al pagar las 5000 piezas de oro de la deuda, y comprar todo esto... Impresionante. Tengo hambre. ¡¡Mi desayuno....!!"


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03 julio, 2012

Imagen de Makarov

No creo que haga falta presentaros a Makarov, pero por si hay alguno despistado...


Makarov, un día corriente.

02 julio, 2012

El gremio de magos

Tras un día entero caminando, sin detenerse a comer, y a descansar únicamente para revisar la salud de Jimmy, las puertas de la ciudad de Puerto Calim se dislumbraban ya en el horizonte, con los últimos rayos de sol de la tarde. Esa jornada había sido silenciosa, dura; Kate caminaba callada, con el ceño fruncido, pensando en lo que había pasado. Tenía que pedirle consejo a Makarov con su magia. Sin duda una pesdilla era lo último que quería convocar... Bueno, lo último no. Pero estaba en los últimos puestos, eso seguro.

Shana la siguió todo el camino sin decir una palabra. Para cuando llegó la noche ambas tenían ampollas en los pies, y les dolía todo el cuerpo, y pararon unas horas, hasta el amanecer, frente a las puertas, con una pequeña fogata. Aprovecharon el tiempo para comer y dormir un poco. Shana seguía preocupada por Jimmy: no había vuelto a dar señales de recuperación. No se despertaba bajo ninguna circunstancia.

Cruzaron las puertas de la ciudad cuando todavía no había salido el sol, y Kate guió a Shana por las callejuelas hasta llegar a un edificio robusto, grande, con una gran torre: el gremio de magos Fairy Tail. 

El edificio contaba con diversas  zonas: la entrada principal era una taberna, que ofrecía los servicios de manutención y hospedaje a los miembros que se mantenían al corriente de las cuotas, y ayudaba a sacar un dinero extra de la gente de la ciudad que pasaba a comer y beber algo mientras disfrutaban de la compañía (y las vistas) de Mirajane; brazo derecho de Makarov, se ocupaba tanto de la taberna como de las cuentas del gremio, además de ser una sanadora bastante eficaz. Tenía a su cargo a varias personas, para limpiar o cocinar en el gremio, y unos pequeños robots. Además, corrían rumores de que era una maga muy poderosa, que era capaz incluso de convertirse en un temible demonio; pero era muy difícil de creer, dado su carácter alegre, pacífico y extrovertido.

El gremio contaba tambien con una zona dedicada únicamente al hospedaje: los miembros tenían derecho a una habitación si así lo requerían, previo pago de una cantidad de dinero al mes junto con la cuota asignada al gremio; pero, además, había unas habitaciones destinadas uso de invitados de los miembros del gremio o viajeros que pudieran pagarlas. Las habitaciones se dividían por pisos según los rangos que tenían los miembros: así, los recién llegados estaban en los pisos inferiores, mientras que los miembros de más alto rango (rango S) tenían sus habitaciones en los pisos más altos.

Al abrir la puerta, la taberna estaba vacía, y únicamente Mirajane estaba presente; canturreaba mientras prepraraba desayunos.

-¡Mirajane!
-¡Kate! - Sonrió ampliamente, como siempre, pero se puso seria al ver el semblante de su compañera. - ¿Quiénes son? ¿Qué ha pasado?
-Te contaré más tarde. Por favor, cuida de Jimmy. Tengo que hablar con Makarov urgentemente. Esta es Shana.

Shana se inclinó levemente como saludo. Mirajane la miró brevemente, asintió y se centró en Jimmy.

-Shana, ¿verdad? Ayúdame con el chico. Y explícame qué le ha pasado.

Ambas se alejaron cargando con él a una habitación pequeña, cerca de la barra de la taberna. Kate no esperó más y subió las escaleras hasta la habitación de Makarov. Llamó a la puerta. Y un señor mayor, muy bajito, de pelo blanco, prácticamente desnudo y aspecto estrambótico, abrió la puerta.

-Maestro.
-Kate, parece que no traes buenas noticias. Pasa.


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