23 noviembre, 2012

Y La Leyenda de Shana?

Algún visitante anónimo puede estar preguntándose qué ha pasado con "La Leyenda de Shana". La historia era la narración de una partida de rol que se empezó a jugar en primavera de este año, pero se dejó de jugar a mitad de verano. La historia aún sigue un poco, pero se dejó a la mitad, sin haber terminado la campaña.

Intentaré, junto con mis compañeros de aventuras de esa partida, hacer un resumen para explicar a grandes rasgos cómo se desenvolvió el torneo, en qué consistía el gran destino de Shana (y Kate) y qué aventuras y desventuras les acaecieron en el futuro.

Que Gaia os guíe y os proteja.

08 noviembre, 2012

Pasos en la noche

Las alfombras mágicas ofrecían una visión única de todo el recinto: desde arriba. Bordearon lo que ellos creían que era la única fortificación, pero en seguida se dieron cuenta de que estaban equivocados: la estructura estaba formada por cuatro plataformas (tres de ellas con fortalezas), con torres, guardianes y todo tipo de defensas mágicas. Sólo tenían acceso a dos: la primera y la que quedaba a la derecha.

Decidieron entrar en la primera, pero por una torre. Unas escaleras exteriores terminaban en una plataforma, con puerta al interior. En la plataforma había un cofre, y en el interior (la puerta estaba abierta) se veían dos enormes guardianes de hierro. Tenira se metió en la estancia y expulsó con poderes divinos a los dos guardianes durante un tiempo, que San debía aprovechar para abrir el cofre y coger su contenido. Sin embargo, el cofre atacó a San, que se vió dentro del cofre en un abrir y cerrar de ojos. Puso todo su empeño en salir, usando las dos espadas para rajar el interior, y consiguió salir. Lo veía todo más grande. Halaster era gigante, y las trenzas rojas de Tenira parecían alzarse varios metros hasta llegar a la cabeza.

-Tenira, ¿tienes idea de lo que le ha pasado?
-Hum.. sin duda es un efecto del cofre maldito. Lamentablemente, no puedo revertir el efecto.
-Quieres decir que va a seguir siendo... pequeñín?
-No soy pequeñín...!
-Me llegas a la cintura, San...
-Lo siento, San. Buscaremos ayuda cuando salgamos de aquí. Algo se podrá hacer. Supongo...

Montaron en las alfombras y decidieron ir a la estructura de la derecha a la que también tenían acceso. La puerta principal estaba únicamente custodiada por un guardián de hierro, que esquivaron con las alfombras voladoras sin problemas, y entraron en la estancia. Era amplia, con una fila de columnas a cada lado, y vasijas enormes que contenían lo que parecía agua. De frente, al fondo de la sala, un portal dimensional en el que únicamente se veía una niebla espesa.

"Únicamente los que crucen la niebla acompañados por la fortuna tendrán éxito". Las palabras de Tymora llegaron a la memoria de Tenira. No lo dudó, cogió a sus dos compañeros de las manos y cruzaron el umbral.

Al otro lado, un vacío infinito y un personaje enmantado, con presencia tétrica, que no dudó en ponerse a conjurar.

Tenira, Halaster y San lucharon con valor, pero no sin dificultades: Tenira no podía soltar a sus compañeros, ya que sin su contacto no podían ver. San no se había acostumbrado a su nuevo tamaño y se vio arrastrado varias veces por empujones o golpes de viento. El conjurador convocó hordas de bebés zombis ensangrentados, que avanzaban retorciéndose hacia los tres aventureros, y trombas de meteoritos salían de sus dedos. Finalmente, acabaron con él y regresaron por el portal que habían cruzado. Al otro lado, la estancia seguía igual, pero el portal ya no tenía niebla; era únicamente un marco tallado con runas.

Cogieron un poco de agua de las vasijas mientras decidían su camino. Habían visto las protecciones mágicas de la fortificación del norte; suponían que el artefacto estaría allí y por eso estaba tan protegida, pero no podían entrar. San objetó: seguramente haya una forma de entrar, desde la fortaleza principal; los creadores de dungeons habitualmente se entretenían haciendo laberintos y poniendo pistas para alentar a los aventureros a seguir adelante.

Decidieron probar ese método, y adentrarse de nuevo en la fortaleza principal, decidiendo entrar por la base de la torre donde estaba el cofre maldito. Avanzaron por pasillos y estancias, acabando con algunos esqueletos, hasta que llegaron a una puerta, que daba a un pasillo. Allí, tras luchar contra un feroz rinoceronte-muerto-viviente, descubrieron una puerta secreta con un cofre muy protegido con trampas. San se jugó la vida valientemente para poder conseguir el tesoro: una flor.

Siguieron avanzando y llegaron a un patio, cruzado por encima por un puente. De frente, una gran puerta de castillo, y a la derecha unas escaleras que daban al puente. Lucharon allí contra más enemigos, dejando a Tenira casi sin poder mágico. Subieron las escaleras y vieron una pequeña caseta que quedaba a la altura de la enorme puerta. Allí dentro, muerto hacía mucho, había un enano con una armadura impoluta y unas grandes hachas. Se hacía de noche, así que decidieron aprovechar la última luz para asegurar la zona antes de descansar (si es que podían). Cruzaron el puente y acabaron con esqueletos. Una estancia enorme, llena de barriles de vino y unas escaleras que bajaban a un lugar desconocido les pareció un sitio como otro cualquiera para descansar.

San preparó la cena, como de costumbre y, después de cenar, se acostó. Tenira no tardó en seguirle, y Halaster se quedó haciendo la primera guardia. No habían pasado más de 40 minutos cuando escuchó pasos que avanzaban en la oscuridad, en su dirección.


06 noviembre, 2012

Fuego y suerte

La habitación donde había dormido Tenira estaba igual que siempre: una alfombra de pelo largo que cubría toda la estancia, una cama enorme y muebles antiguos, que olían a madera noble. En una gran mesa había ya dispuestos platos con comida y jarras de aguamiel y vino. Después de avisar al tabernero de que habían llegado (y pagar el alquiler de esa habitación y otras dos, para San y Halaster), cenaron con avidez y descansaron toda la noche.

A la mañana siguiente fueron al mercado, para vender cosas que habían encontrado en la fortaleza, e identificar objetos. Allí, el mago propietario del puesto de objetos mágicos se quedó muy sorprendido al saber dónde habían estado:

-Se dice que quien va a esa fortaleza no puede regresar nunca. Se dice que, si logra salir vivo, nunca es a su tiempo: van al pasado, o al futuro, y nadie puede traerlos de vuelta. Veo... que las historias son ciertas.

Tenira buscó un templo; afortunadamente había uno de Tymora, mientras sus compañeros iban a dar una vuelta por el pueblo. El sacerdote al mando era Uroth, que vió en las ropas nobles de la clériga su alta posición dentro de la Iglesia, y ella le contó con pelos y señales lo que había visto en la fortificación del bosque. Lamentablemente, él no tenía más conocimiento del lugar que las habladurías del pueblo, pero le ofreció el templo como estancia mientras estuviera allí.

La clériga esperó a que el templo estuviera tranquilo y rezó, preguntando a la Dama de la Fortuna por su suerte y la de sus compañeros. Sin duda, tenían que volver a la fortaleza; allí había algún artefacto mágico poderoso que estaba haciendo alterando la constante temporal. Tymora también la advirtió sobre provocar cambios en el futuro con las acciones que pudieran hacer en ese tiempo. Además, como ya sabía Tenira, había que sacralizar el lugar.

Al terminar, dio las gracias a Uroth y fue en busca de sus dos compañeros, que estaban en la taberna tomando algo. Ellos le contaron lo que habían hecho durante la tarde: después de conocer mejor el pueblo, encontraron una herrería que se alquilaba por días. Halaster la había alquilado por una semana, y estaba trabajando en ella, mientras San reunía información sobre la fortaleza. Sin saber muy bien cómo, se había encontrado en un almacén de los muelles, con una pandilla de matones preguntándole si quería entrar a formar parte de su grupo. Preguntando, San supo que formaban parte de una pandilla de ladrones que el padre de Halaster usaría en algunos años, pero que después le traicionarían, intentando matarlo en más de una ocasión. San no quiso responder hasta hablar con su "compañero", así que le siguieron hasta la herrería donde estaba Halaster. Allí, el jefe de San fue muy claro: no quería tener nada que ver con ellos. Los integrantes de la banda no habían parecido muy contentos, así que Halaster esperaba tenerlos encima una de esas noches. De todas formas los tres decidieron esperar a que el mago terminara de identificar los objetos que habían encontrado para volver al a fortaleza e intentar modificar el artefacto para que les permitiera regresar a tu tiempo.

-¡Fuego! ¡FUEGO! ¡Se quema la herrería!
Los gritos empezaron a oírse primero bajito, pero según se iba enterando la taberna, y la gente corría hacia fuera, todo se convertía en un griterío. Tenira no lo dudó y salió corriendo a ayudar, seguida de San. Halaster terminó tranquilamente su whisky antes de emprender camino.

Un hombre estaba tirado en el suelo, con muchas quemaduras. Tenira utilizó su magia divina para que recuperase su salud, y al momento estaba rodeada de personas mendicantes:

-¡Yo soy ciego, señora! Cúreme!
-¡Mi hijo está enfermo!
-¡Me falta un brazo!
-¡Estoy fatal, fatal... muy débil!
-Tranquilos todos - Tenira se armó de paciencia. - Hoy haré lo posible, pero mañana, en el templo de Tymora, podré seguir ayudando a quien lo necesite. Por favor, calma.

San no se había quedado a mirar: había visto dos sombras que se movían, evadiendo las miradas desde los tejados. Les siguió un rato, hasta llegar a una taberna en el puerto. Después, volvió en busca de Halaster.

Éste estaba hablando con unos guardias. El duerño de la herrería le acusaba de incendio por descuido, y tendían un juicio en un par de días para evaluar los costes. Halaster intentó hacer ver a los guardias que había sido saboteado, pero no tuvo demasiada suerte. Al llegar San y ponerse al corriente de todo, salieron ambos hacia la taberna del puerto.

Al llegar, además de un montón de trampas rudimentarias, no había nadie. Habían salido por una puerta secreta que comunicaba con el río y el puerto. Decidieron, entonces, ir al mismo almacén donde habían llevado a San. Allí sí tuvieron suerte: casi todos los integrantes estaban allí, jactándose de sus fechorías. Un par de palabras cruzadas y dos flechas en el orondo cuerpo del cabecilla acabaron con la sonrisa de los matones, que empezaron a maldecir a Halaster y San. Éstos huyeron por los tejados y callejuelas hasta llegar a la posada donde se hopedaban.

No volvieron a saber nada de ellos en los días que estuvieron en el pueblo. Halaster fue a juicio y fue condenado a pagar 5000 piezas de oro para reconstruir la herrería. Tenira trabajó todos los días en el templo de Tymora, ayudando a la gente del pueblo y consiguiendo más adeptos, por lo que Uroth quedó más que satisfecho.

El último día, recogieron los objetos, compraron provisiones y volvieron a salir de viaje hacia la fortaleza, utilizando unas alfombras voladoras (el conjuro de teleportar no funcionaba, por alguna razón). Ahorraron muchísimo tiempo de viaje: en lugar de tardar 3 semanas como la última vez, tardaron únicamente 2 días. Y allí estaban, de nuevo, ante el puente de piedra que llevaba a la fortaleza que parecía estar suspendida en el aire en medio del valle.



05 noviembre, 2012

Al visitante solitario de USA

Gracias, visitante anónimo de USA. No sé quién eres, pero sin duda has hecho que el blog pase a ser internacional.

Gatitos y Dragones non stop! xD

02 noviembre, 2012

Esto son 3 aventureros que...

Tras una larga jornada caminando, los tres aventureros llegaron al final del sendero. La jungla quedaba ya tras ellos, y ante sus ojos se alzaba, imponente, una fortificación rodeada de barranco; su única comunicación con el mundo parecía ser un estrecho puente de piedra, viejo como la misma fortaleza.

San avanzaba delante, precabido, atento siempre a posibles ataques o trampas en el camino. Cada poco se giraba para cerciorarse de que su señor, Halaster, se encontraba bien. Éste pocos pasos por detrás, con su arco negro en las manos. Procedían de Mulhorran, a muchas millas de distancia. Halaster,  de familia noble, había salido de casa hacía pocos meses para hacerse aventurero y conocer, así, el mundo. Había sido instruído en su niñez por maestros de la espada, el arco y la meditación, y había conocido los rudimentos de la música y la herboristería. San empezó como sirviente de la familia muy joven. Era sigiloso, callado y poseía habilidades de acecho muy útiles en combate. Pero teníaMUY mala suerte.

Tenira se les había unido hacía un par de meses. Procedía de muy al sur, algo que se notaba levemente en su acento y fuertemente en su forma de vestir y su aspecto. De niña había quedado huérfana, y llegó a un templo de Tymora, la diosa de la buena suerte, donde habían visto desde el principio su potencial. La seguía la buena fortuna, sin duda, y además poseía habilidades curativas. Una familia noble, comerciante de armaduras y armas (algo por lo que Tenira llegaría a sentir pasión pasados los años), la adoptó y la instruyó en múltiples disciplinas culturales: historia, nobleza, geografía, biología, naturaleza... Llegado el momento, Tymora le mostró imágenes de una persona con muy mala suerte, y supo que debía seguir a esa persona para vigilarlo: si seguía así, podría llegar a convertirse en un avatar de la mala suerte (y eso a Tymora, la diosa de la fortuna, no le gustaba nada). Salió de casa de sus padres adoptivos y pasó una temporada en el templo, aprendiendo rudimentos mágicos y de supervivencia para poder enfrentarse al mundo. Había salido en busca de Sam hacía 6 meses cuando por fin dio con él.

-Fijaos bien! Sin duda tiene niveles subterráneos, hay respiraderos en algunos puntos. Tal vez lleguen al nivel del suelo, o más abajo; al inframundo! Y nos encontremos con un demonio que nos diga...
-Sí, sí, Tenira. Gracias. - Halaster alzó la vista y señaló. Tres grifos volaban, sin prisa, hacia la fortaleza.

Avanzaron por el puente con precaución, y al llegar al final, donde estaba el umbral del portón, empezaron a escuchar pasos rápidos en el interior.

Cinco hombres lagarto grandes como caballos se abalanzaron sobre ellos sin pensárselo dos veces. Portaban lanzas, escudos y escuetas armaduras. Halaster empezó a disparar flechas, mientras San desenvainaba las dos espadas y arremetía golpes a destajo. Tenira retrocedió un par de pasos y lanzó un par de conjuros, pero pronto la mayoría yacían en el suelo, muertos. El último en pié huyó como pudo, hacia el interior. La clériga se fijó en que los grifos habían entrado en el torreón por una plataforma que parecía especialmente diseñada para ellos.

Una campaña sonó, llenando todo el cañón con su repiqueteo, y al terminar un dragón apareció y empezó a comerse a los grifos, como trocitos de pollo. Sin mucho acierto, dejó caer un cadáver enorme en el puente (aplastando casi al grupo), que rompió, dejando incomunicado la fortaleza con el mundo.

No quedaba más remedio que avanzar, por lo que entraron en las estancias oscuras, donde tuvieron que enfrentarse a enormes golems guardianes, y estatuas que parecían cobrar vida, lanzando rayos por los ojos. En la primera bifurcación escogieron el camino donde se escuchaba agua en lugar de donde se escuchaban "cosas que cortaban el aire a gran velocidad", para encontrarse con que también había enormes guillotinas por ese camino. San desactivó los mecanismos para poder pasar pero, tras otra bifurcación, las cosas empezaron a ponerse serias: Tenira imbuyó al grupo con la capacidad de volar para poder esquivar trampas de grandes rocas rodantes en llamas, y aparecieron más hombres lagarto. Tras terminar con ellos, subiendo unas escaleras, descubrieron una puerta secreta que abrieron. Dentro había congregados un montón de hombres lagarto, que estaban escuchando el sermón de un hombre postrado delante de un altar, cubierto de oro. Halaster tomó la iniciativa y cosió al hombre a flechas, antes de que terminase de conjurar una invocación de muertos vivientes. Tenira se vió rodeada e invocó los poderes de Tymora para freír a sus enemigos con una descarga flamígera, olvidando que no estaba al aire libre; y San mató a tantos hombres lagarto como pudo, antes de que huyeran por los múltiples caminos con los que contaba la sala.

-No son rival para nosotros, pero me gustaría patearles el culo a gusto, teniendo todo el poder de Tymora fresco. Propongo ir a descansar, y volver mañana.
-Ir? a donde? Estamos a semanas de viaje de la ultima posada que vimos.
-Eso se arregla rápido... Coged lo que querais, salimos en un ratito.

San y Halaster cargaron sus sacos de viaje con oro y Tenira cogió 4 objetos que vió entre la pila de riquezas que había en el altar. Estudió bien la estancia y, cuando se vió preparada, teleportó consigo a sus dos compañeros a la última posada que habían visitado.


01 noviembre, 2012

Mono de rol

Caminas por la calle, ves un esqueleto caminar por la acera de enfrente y piensas "mejor armas contundentes".
Estando en un bar con tus amigos, te levantas para cambiar de local, pero nadie más lo hace; y piensas "me falta la dote de liderazgo... y 5 puntos en carisma". 
Tus gatos te siguen por casa, y piensas  "como buenos familiares".
Se te acaba el papel higiénico e intentas usar "levitar" para traer el siguiente rollo.

Está claro. ¡Hay mono de rol!

27 septiembre, 2012

Esta mañana

Esparadrapo, tijeras, algodon en bollos y en discos, gasas, ibuprofeno de menta, ibuprofeno en comprimidos,  paracetamol, pastillas de valeriana que no funcionan, un baño para pies cansados, pastillas para dolores extragores, otro esparadrapo, alcohol de romero, aceite de arbol de te, sobres y crema para hongos, pastillas antiinflamatorias para gatos ...


Donde están las tiritas cuando las necesitas?

04 septiembre, 2012

Citas célebres. 2.

De Cats & pelito
"Jugar en cajones de arena es de humanos. Yo trabajo la arena. Creo arte."
Obviously, Neechan.

03 septiembre, 2012

29 agosto, 2012

Órdenes enfrentadas.

La cola era bastante corta. Al parecer, no mucha gente se atrevía a participar.

Esa mañana, Kate había madrugado para preguntar por las reglas del torneo, mientras Shana atendía sus labores espirituales antes de desayunar. La había atendido una mujer con cara de perro que escupió la normativa como si fuese un hueso de aceituna: de forma rápida y dura.

-No hay ligas para diferenciar a los luchadores; pueden participar luchadores de todo tipo de disciplinas legales; todo está permitido: rendirse, matar, luchar, correr como gallinas; luchas de grupos o individuales; 100.000 piezas de oro la inscripción por participante; si os rendís perdéis el dinero; si ganáis os lleváis el vuestro y el del equipo contrario; ¿queda claro..?
-M...Meridiano, señora. Gracias.

Llevaba la mañana pensando en un compañero para ir al torneo. Había pensado en pedirselo a Shana, pero  estaba todo ese asunto de que valía matar al contrario... Sin embargo, Demon podía ser un compañero de torneo muy capaz. Era un luchador excepcional, potente y rápido. Sólo tenía ciertos aspectos de personalidad que matizar. Y a veces le rodeaban llamas.

Al llegar al gremio, fue a hablar directamente con Demon. Le convenció de tal modo que el joven se entusiasmó con la idea... hasta que Kate dijo la cantidad que había que pagar para inscribirse.

-Kate, yo no tengo ese dinero.
-¿Estás de broma? Contaba contigo para que me pagaras mi inscripción. Luego te lo devolvería, por supuesto...
-Ya, ya.. Pues va a ser que no.
-Maldita sea...
-Pero tu nueva compañera...
-No.
-...además de estar buenísima...
-Demon, no.
-...parece tener pasta.
-No.
-Uf... ¿te he dicho que está buenísima? 
-Demon...!
-¡¡PERO MIRA QUÉ PECHOS!!
-Que ardes, Demon...
-FFFFFuuuuuuuuuuuuuUUuuUuuu! Pídeselo.
-No.
-Por favor.
-No.
-¿Pero cómo vamos a pagar la inscripción entonces?
-Ains... Lo peor es que tienes razón.

Shana estaba desayunando tranquilamente, cuando los dos se le acercaron, y se le erizó el vello, con una mala sensación. Había tenido un sueño con respecto al torneo, pero no le apetecía en demasía participar. Sin embargo, Kate le puso morritos, y tuvo que aceptar que era la mejor manera de que Kate ganase el dinero suficiente para saldar su deuda de forma rápida.

La presentación entre Shana y Demon fue corta. La hechicera no quería demorarse al hacer la inscripción (el plazo terminaba esa misma mañana), así que fue básicamente al asunto:

-Shana, no te acerques mucho a él: quema. Demon, las manos quietas o te las comes. Vámonos.

Demon se quedó con cara de frustración, se atusó el pelo negro y las siguió.

En la cola no había más que 4 grupos más. Llevaban un par de minutos esperando (que a Kate se le hicieron eternos) cuando uno de los integrantes del grupo que se acababa de registrar se paró al lado de Shana:

-Shana Astralnight.
-¿Nos conocemos?
-Mi nombre es Frederik, y vengo a derrotarla en este torneo, mi señora.
-¿P.. perdón?
-Mis disculpas, no me he explicado bien. Verá, soy miembro de la Orden Dorada de Gaia, y nosotros somos la única Órden que va a servir a la Diosa. Ella lo exige.
-Gaia me guía y me ha enviado aquí. Si quiere que pierda no tiene más que decirlo. Pero no me ha dicho tal cosa.
-Creo que no lo comprende. La Orden que resulte vencedora de nuestro enfrentamiento será la única que sobreviva para servir a la Diosa. ¡Vuestra Orden Plateada no es digna de servir a Gaia!
-¡¿Cómo?! Mi Órden lleva al servicio de Gaia desde hace siglos. ¡No te atrevas a...!
-¿Tú entiendes algo, Demon?
-Nada, Kate.
-Queda avisada, señorita Astralnight...

Con aire misterioso, se volvió y siguió caminando, con sus dos acompañantes. Vestían los tres una armadura ligera, dorada, con el emblema de la diosa bordado.

La pequeña furia blanca refunfuñó, sin decir palabra, hasta el momento de la inscripción. Dio el dinero y se encaminó, a paso rápido, hacia su habitación de invitada en el gremio de Fairy Tail, seguida de cerca por Demon y Kate, que se lanzaban miradas de incomprensión.

"Ahora está más motivada. Igual ayuda."

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20 agosto, 2012

Regreso a Fairy Tail

Aguas Profundas era un nombre enigmático para una ciudad terriblemente grande; la más grande, concretamente, de Reinos. Con su gran puerto y con vías principales de comunicación terrestres que la unían a la mayoría de las otras capitales, se nutría de todo tipo de comercios imaginables: especias, telas, armamento, personas, magia, información... Por sus calles patrullaban parejas de guardas, abriéndose paso entre las miles y miles de personas que frecuentaba la ciudad, los puestos callejeros y los animales.

Antes de entrar, Shana decidió hacerse invisible. Kate seguía notando su peso en el hombro, por lo que no se preocupó. Habían caminado las últimas millas, para no llegar a las puertas con una montura gigante que llamase mucho la atención. Iba cargando con las bolsas que Shana habiá dejado caer el transformarse pero, a pesar del peso adicional, se sentía fuerte y segura. Seguía hablándole a la pequeña dragona como si le fuese a contestar en cualquier momento, pero seguía sin pronunciar palabra en ningún idioma.

Atravesaron las puertas sin dificultades, hacia el mediodía. Era una maravilla poder atravesar las murallas de una ciudad sin que le dijeran nada. Aguas Profundas era demasiado grande como para llevar un censo controlado de la gente que entraba y salía de sus murallas, como estaban haciendo en Cormyr. Avanzó por las calles, dejándose guiar por la marca del gremio, hasta llegar a un río, que se ensanchaba hasta dar con el mar. En medio había una isla, conectada al continente por 4 puentes. Cruzó a la isla, y allí se dejó llevar por los olores y los sonidos del gran barrio de comercio mágico en el que se había asentado Fairy Tail, junto con otros gremios. Con el dinero de Shana, consciente de que, en su forma nueva de dragón, no iba a necesitar equipamiento, se compró ropas nuevas, muy resistentes y que le hacían sentir más ágil y fuerte.

"Mi ropa vieja estaba demasiado remendada. Ahora que tengo un dragón como familiar, tengo que molar más."

Encontró el gremio casi de casualidad, con su torre en medio de la edificación. Olía a comida ya desde antes de entrar, y Kate empezó a salivar. Abrió la puerta con ansia y vió la taberna tal como la recordaba. Un par de miembros del gremio estaban comiendo. Uno de ellos levantó la vista de su plato y, al ver a Kate, sonrió y saludó con la mano. Kate devolvió el saludo: era Demon, un compañero desde hacía unos años, bastante bueno en combate pero con habilidades un tanto extrañas. Y un salido de primera.

Se resistió a quedarse comiendo y subió corriendo a las habitaciones de Makarov. Llamó a la puerta y esperó, casi trotando en el sitio de la emoción. Shana se volvió visible.

En dos minutos intentó resumirlo todo, pero el maestro no había entendido nada. Tuvo que respirar, relajarse y empezar desde el principio para poder contarle todo con el suficiente detalle. Makarov escuchaba muy atento y con aire preocupado, echando de vez en cuando una mirada a Shana.

Al llegar a la parte de la gema verde, el maestro insistió en verla. Shana se desnudó de cintura para arriba, con naturalidad, para que el maestro pudiese verla en condiciones. En esos días no había cambiado mucho de aspecto, aunque casi parecía que se hubiese hundido un poco en el pecho.

-Esto tengo que estudiarlo mejor pero... ¿Shana?
-Ah! Esa es la siguiente parte de la historia. Verá...

El relato de cómo llegaron al Gran Hielo y lo que allí sucedió dejó a Makarov más divertido que preocupado.

-¿Y dices que es tu familiar ahora? Je, je, je...-Miró a la dragona, y esta le mantuvo la mirada.
-Claro. ¿Cómo, si no?
-Verás...

Makarov tocó la gema verde, y conjuró largo y tendido. Rodeandola aparecieron unos tatuajes mágicos, con runas.

-Kate, esta gema tiene un gran poder. No sé cual es, pero es peligrosa. Si algo hace que se rompa, o intentan quitarle el poder de forma mágica, hará que estalles. En mil pedazos.
-Entiendo.
-Te he protegido de forma temporal. No puedo prometer que funcionará todo el tiempo que necesites para entender este poder, pero es todo lo que puedo hacer de momento.
 -Oh. Entiendo.
-Y con respecto a Shana...

Disyunción de Makarov. Sin avisar. Shana recuperó su aspecto original, y todo el equipo de Kate perdió sus propiedades mágicas.

-¡Pero qué...! ¡Mi equipo! ¡¿Y qué le ha hecho a Shana?!
-Cof, cof - Shana se sentó en el suelo. - Tu familiar, ¿eh? Cof, cof...
-Kate, Shana sigue siendo humana, al menos en lo que a esto respecta... No es una bestia mágica. No puede ser tu familiar.
-¡Pero...!
-No hay más peros. Tengo que meditar sobre tu gema.
-Y mi equipo...
-¡Y mi dinero que te gastaste! -La pequeña furia blanca había vuelto.
-Pero es que pensé que como eras dragón no te iba a hacer falta...
-Ya, ya... 
-¡BASTA YA! - Makarov estaba muy serio, pero cambió el semblante en seguida. - Kate, parece que necesitais dinero... y equipo nuevo. Perdona por tus ropas, pero si te avisaba no me ibas a dejar, jejeje...
-Snif... mis guantaletes...
-Hay un torneo de lucha la próxima semana aquí, en Aguas Profundas. La inscipción ya está abierta. Puedes participar y sacarte el dinero que te hace falta. Eso sí, ten en cuenta que las reglas permiten... matar al contrario.
-¿Y dónde me inscribo?


"Yo no opto por matar. Ni mucho menos voy a dejar que me maten. Opto por ganar ese torneo."


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04 agosto, 2012

El Gran Hielo

Todo era frío y desolador. Sólo olía a nieve y hielo, y el leve rastro de perfume que se iba con el viento, que soplaba cada vez más fuerte y racheado. Kate se giró hacia Shana, que parecía mimetizarse en ese ambiente.

-¿Es este el lugar, Shana?
-Sí. Yo no... Aquí no hay nada! No entiendo nada. Yo... Debo hablar con Gaia.
-Hablar con... - "Está claro que Gaia la putea, como todos los dioses putean a los mortales. Pero ella sigue empeñada en seguir sus "órdenes"", pensó Kate. - Bien, habla. Yo vigilo.

Shana se sentó cerca del círuclo de piedras y se sentó en el suelo helado, con aire cansado. Kate esperó durante minutos que le parecieron horas, y empezó a dar vueltas a su alrededor. La paciencia nunca había sido su fuerte, y menos si no entendía el motivo de la espera.

Finalmente, Shana se levantó, sacudiéndose la nieve que se le había acumulado en la túnica.

-¡Bien! Tengo buenas noticias y malas noticias. ¿Cuales quieres primero?
-Ehm... las malas, supongo.
-Vale, la mala noticia es que hemos llegado en el momento erróneo - Shana sonrió un poco. - Las buenas noticias es que no hemos llegado tarde, sino excesivamente temprano: debemos estar aquí dentro de algo más de 3 años.
-¡3 años! ¿Quieres decir que tu tarea no termina aquí? ¿Pero qué...

AAauuuuuuuuuuUUuuuu.....

Una manada de lobos salió de la nada, con el pelaje erizado y enseñando los dientes. No eran lobos corrientes: fácilmente Shana podría usarlos de montura, si sus intenciones hubiesen sido diferentes.

Atacaron al unísono a Shana, que estaba todavía algo distanciada de Kate; la clériga de Gaia se defendía como podía mientras Kate trataba desesperadamente de quitárselos de encima. Pero eran demasiados. Uno mordió a Shana en el cuello y cayó rodando, cosa que aprovecharon otros para lanzarse sobre ella. Kate gritó y pataleó, golpeando a diestro y siniestro, pero ella misma tenía un serio problema: los que daban a Shana como cazada se giraron. Estaba ella sola. Hechó más que nunca en falta a la clériga ya que, a pesar de haber estado viajando juntas poco tiempo, había llegado a valorar muchísimo sus habilidades en combate.

Pero Shana no estaba muerta: una luz cegadora salió de su cuerpo, haciendo que todos los seres cercanos apartaran la vista momentáneamente. Cuando Kate volvió a mirar, Su lugar lo ocupaba un pequeño dragón de color plata, que se elevaba en el aire con sus pequeñas alas. Los lobos se ensañaron con Kate en ese momento, pero el pequeño dragón invocó un gran torbellino de aire, que engulló a los lobos. Kate fue absorvida también, pero el remolino creado por el dragón no le hizo daño alguno: la colocó en el centro, y la depositó con cuidado en la nieve, una vez todo hubo terminado.

El dragón curó las heridas de Kate, y se posó con cuidado, en su hombro.

No había rastro de Shana.

Y el dragón la había curado.

Y en sus ojos giraban pequeños molinos.

-¿...Shana?
-Prrr.
-¡Guau! ¿Cómo..? ¡Es genial! ¿Cómo no me lo dijiste antes? ¡¡Yo no sé hacer eso, cómo mola!! - Kate había oído a mucha gente del gremio que en ocasiones, los hechiceros y magos tomaban a un animal como familiar, compartiendo con él habilidades, conjuros y aventuras. Kate no había encontrado a ningún animal que le pareciera idóneo, aunque tampoco se había molestado en buscarlo. ¿Y qué había más idóneo para ella que una joven dragona? - ¿Vas a... ser mi familiar? ¿Por eso soy la elegida de Gaia para esta misión?
-Prrr.
-¡Genial! Oye, como familiar eres un poco más callada, pero no me importa. Así me llevas menos la contraria, jajajajaja. Ahora en serio: si es Gaia quien te ha traído hasta mí, haré lo posible por continuar la misión que te encomendó. Que nos... encomendó. Y... ¿Qué hacemos ahora?
-Prrr.
-Ya... Yo tengo que hablar con Makarov. Tú no tienes la información que me hace falta sobre este... implante que llevo ahora en el pecho, así que vamos a FairyTail.

Se concentró. En su pecho, justo debajo de la clavícula derecha, un tatuaje del tamaño de la palma de una mano, con la forma del símbolo del gremio, emitió un fulgor débil.

-Rumbo Suroeste, Shana.
-Prrr.

Bajaron volando la montaña, gracias a un conjuro de Shana, que seguía en forma de dragón, apoyada en el hombro de Kate, y no decía ni palabra en humano. Una vez debajo, Kate convocó a otro perro gigante, pero esta vez era más pequeño, y viajaron así hasta que entraron en el desierto. Y una vez allí, Kate se concentró y convocó un armadillo enorme, en el que cruzaron el desierto hacia el desierto. Kate siguió viajando, con la cría de dragón plateado en el hombro, hasta que llegaron al gran mar en el Oeste, a la gran ciudad de Aguas Profundas, a donde se había mudado el gremio tras su precipitada salida de Puerto Cailim.


"Hummmm.... Un buen estofado de Mirajane... *^_^*"

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02 agosto, 2012

Nueva movida con el Blogger

No es que sea una GRAN movida, pero tengo que mirar cómo va y en qué consiste. No sé qué cambios acarreará esto pero... espero que no sea complicado, porque no me apetece aprender esta semana, estoy de no :3

Hum!

01 agosto, 2012

Viaje al Destino (Parte IV)

Kate abrió los ojos, después de sentir cómo Shana la zarandeaba, intentando despertarla. La vió temblorosa, con lágrimas en los ojos, postrada encima de ella con devoción.

-¡Menos mal! ¡Has estado inconsciente un buen rato desde que volvimos - empezó a hablar muy rápido y a gesticular tanto que parecían espasmos - pero despues empezaste a levitar pero claro, brillabas y la piedra está en tu pecho pero creo que es un poder de Gaia pero no lo entiendo pero..
-¡Shana! Despacio, ¿quieres? A ver, ¿desde que volvimos de dónde? -Miró a su alrededor - seguimos en el mismo sitio: ahí está el pedestal - Se fijó en que no estaba la gema. - ¿La has guardado?
-¡No! ¿No te acuerdas de la isla? ¿El volcán?
-No.
-¡Pero Gaia te dio un poder para poder...!
-Shana, no me he movido de aquí. La gema tendría mucha energía y me ha dejado fuera de combate. Igual a tí te pasó lo mismo y lo soñaste. La gema, ¿dónde está, Shana? Era lo que veníamos a salvar, ¿no?
-Mírate el pecho...

Kate tenía el corpiño desgarrado y, en medio del pecho, justo después del canalillo, brillaba la gema con fulgor verde. No le hacía daño, sin embargo se notaba más fuerte. 

"Me cago en....!!"
-¡¿Qué es esto?!
-¡No lo sé! Gaia quería que viniéramos aquí a salvarla. Seguramente tenías que tenerla tú, ya que eres la elegida.

"Tengo que hablar con Makarov. Él podrá explicarme mejor lo que es esto." 

Salieron del pueblo y caminaron al oeste, a dónde las estrellas guiaban a Shana, y aún más al norte. Llegó un momento en que, tras unos montes, se extendía un desierto inmenso. Kate no quería estar vagando en el desierto, podían ser muchas jornadas; podían perderse y no volver a salir. Así que lo intentó de nuevo.

Se concentró. Quería un animal que las pudiese llevar por el desierto de forma rápida. Que fuese amistoso. Que fuese veloz.

Ante ellas apareció un perro de tamaño gargantuesco, de ojos claros y pelaje espeso. "Va a pasar calor, pero sin duda es rápido. Menos mal que no es otra pesadilla...". No sabía hablar perruno, pero se las apañó para explicarle que querían viajar. Decidió llamarle Bobby, le rascó detrás de las orejas, y se pusieron en marcha.

Y Bobby corrió a través del desierto. Viraron rumbo norte, y en unas horas el desierto había quedado atrás, llegando a una zona helada. "Menos mal que Bobby tiene pelo fuerte, ahora le vendrá bien". Avanzaron lo que pudieron, saltando glaciares y montes, hasta que estuvieron agotadas, y no podían avanzar más: una pared vertical con escasos salientes se interponía entre ellas y su rumbo, y no veían forma de rodearla. 

Acamparon esa noche, con mucho frío y sin fuego, pero con un cielo muy despejado, que le permitió a Shana confirmar el rumbo. Estaban muy cerca.

A la mañana siguiente, Kate conjuró. No buscaba a Bobby. Buscaba algo que pudiera subir por esa pendiente con salientes. Una cabra montesa, tal vez.

Y lo que apareció fue una criatura, mitad cabra, mitad hombre. "¡Maldita sea! ¿Pero qué tengo con las criaturas infernales?"

-Rffai tlamissh akeun?
-Ehm... -Kate empezó a gesticular - Yo, arriba.
-Kate yo creo que... No voy a subir a... él. 

Shana se ayudó de la magia para caminar por el aire, e iba ascendiendo poco a poco. Kate no se iba a quedar atrás, así que se acercó al sátiro con aire decidido y se subió en su grupa. La criatura empezó a subir por los salientes de la pared, dejando a Shana atrás pronto. 

Al llegar arriba, el sátiro desapareció, pero Kate vió lo que, al parecer, estaban buscando: una extensión de hielo inmensa, y un círculo de piedras, con un pequeño altar. Todo estaba abandonado: la nieve y el hielo cubría casi por completo los bloques.

Cuando Shana llegó por fin, en su cara sólo había decepción. "¿Hemos llegado tarde?"


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28 julio, 2012

Una isla en medio de la nada

No se veía costa, ni cercana ni lejana. Sólo un mar inmenso, azul y picado, que rompía con furia contra un arrecife y llegaba, en forma de pequeñas ondas, a la playa de arena fina y blanca en la que estaban Shana y Kate. Tenían delante una selva bastante espesa, de donde venían sonidos de pájaros y animales pequeños, como salamandras o ratones. Y, por encima, un volcán.

-¿Tienes idea de dónde estamos? -A Kate nada le resultaba familiar de este sitio.
-Pues no. ¿Tenías que tocar la piedra?!
-¡Estaba ahí!
-Ay.... -Shana giró en redondo, pensando qué hacer.
-Desde aquí no veo salida. Si subimos al volcán, tal vez podamos ver más allá y localizar alguna costa. O incluso tenemos suerte, y esta isla a lo mejor es más grande y vive alguien cerca. ¡Vamos!

....

Abría el paso Kate, esquivando ramas y matojos, y la seguía Shana, metida en sus pensamientos. Fue una marcha muy lenta: tardaron toda la mañana en cruzar la jungla y llegar a las faldas del volcán, y el ritmo se volvió aún más lento cuando intentaron subir.

..bumbum bumbum...

-¿Oyes eso? -Dijo Kate en voz baja; olfateó: ceniza, lluvia reciente, verde, sudor, perfume.
-No oigo nada. ¿Qué es?
-Como... ¿tambores?

Shana pidió a Gaia que les diera la capacidad de volar. Subieron así más rápido y, cuando estaban a media altura divisaron la entrada a una pequeña cueva que se adentraba en las tripas del volcán. Kate hizo señales a Shana para que se mantuviera detrás, y se acercaron cautelosamente. No había nadie en la entrada, pero ahora los sonido rítmicos se escuchaban mucho mejor.

...bumbum bumbum....

Desde la entrada de la cueva no se avisataba nada nuevo: sólo océano por todos lados. Decidieron adentrarse un poco en la cueva, para investigar de dónde procedían los sonidos. Lllevaban un rato serpenteando por galerías, siguiendo el sonido, cuando un temblor las sorprendió.

-¡¿Terremoto?! -A Kate no le resultaba agradable la idea de quedar sepultada en un volcán.
-Ya paró. Es habitual que haya terremotos pequeños cerca de los volcanes, pero no siempre significan algo. - Respondió Shana.

"Doña sabelotodo menos donde estamos, ñañañañaña." El aire empezaba a ponerse espeso. Sin darse cuenta, habían ido bajando poco a poco, y ahora hacía más calor.

Un temblor más fuerte las sacudió, haciendo tambalearse. Hacía más calor, sin duda. Hacía mucho más calor.

-¿...Shana?
-Vale, esto ya... -El temblor se acrecentó - ¡Corre! ¡CORRE!

Echaron a correr pasadizo arriba. El temblor no cesaba, y pequeñas rocas empezaban a caer. Shana se quedaba atrás.

-¡FUS!

Kate cogió a Shana en brazos, y siguió corriendo todo lo rápido que podía. Esquivó rocas y mantuvo el equilibrio mientras todo seguía temblando más y más, y el calor se hacía más insoportable. No había aire. Olía a... Olía a Fuego.

Kate vió de lejos la luz de la salida.

-¡Shana! ¡VOLAR, SHANA!
-¡Sí! ¡Oh, Gaia...
-¡¡SHANA!! -La salida se acercaba irremediablemente, y no podían detenerse. La cueva se derrumbaba a sus espaldas, y el estruendo se mezclaba con la furia del magma intentando salir. ¡TIENES QUE HACER LOS CONJUROS MÁS CORTOS!
- ....dadora de vida, haz de mi, tu humilde sierva...
-¡¡¡SHANAAA!! -La salida ya estaba allí. Kate siguió corriendo. Y deseó con todas sus fuerzas poder volar, para que ambas pudieran salir sanas y salvas. Para poder seguir aprendiendo, descubriendo, y llegar a ser más fuerte, incluso, que Erza. Para poder saber de dónde viene, quiénes fueron sus padres. Para poder...

Estaban volando. Pero Shana seguía concentrada, terminando el conjuro, con los ojos cerrados y su pequeña cara contraída por el esfuerzo. Y pesaba mucho menos.

En realidad, ahora estaba siendo sujetada por unas manos enormes, con garras enormes. Estaba siendo transportada por una criatura dragonil, con alas, cola y garras, y escamas en todo su cuerpo negro azabache. Kate estaba alucinando, nunca se había visto así a sí misma: era algo nuevo, era distinto... y le gustaba. Le gustaba mucho.

-¡Shana! ¡Abre los ojos! ¡Mira!

La cara de Shana pasó del miedo al asombro, y del asombro a la felicidad más absoluta. Muy atrás ya, el volcán seguía en erupción, y la isla se alejaba con cada aleteo de Kate.

-¿Cómo...?
-No lo sé. ¡Tengo que contárselo a Makarov! -La boca se le ensanchó en una sonrisa infinita.

Pero, a pesar de que se sentía fuerte, empezó a perder altura. Una luz empezó a envolverla... y perdió el conocimiento.




22 julio, 2012

Por los tejados.

Rodearon los dos caballos sin dar tiempo a las jóvenes a reaccionar. Eran pequeños seres parecidos a arañas grandes, que salían de las casas abandonadas de la población, grises y con un olor nauseabundo. Se abalanzaron contra ellas: las jóvenes intentaron esquivar, pero varios de ellos se aferraron a los caballos les mordieron, por lo que se derrumbaron en cuestión de segundos. Estaban enfermos de repente, y morirían muy rápido. Los engendros se giraron y empezaron a comérselos, estando aún agonizando, abriéndoles las tripas con sus bocas ganchudas.

"¡¡Malditas arañas nauseabundas, pagareis por esto!!" Kate ya les había cogido cariño a esos caballos: les habían llevado muchas leguas al norte, y no era un final nada agradable para unos compañeros de viaje que no habían demostrado más que coraje y lealtad. Descargó toda su rabia sobre sus enemigos, con puñetazos y patadas que los dejaban fuera de combate rápidamente, pero a pesar de todo, recibió un mordisco. Shana curó a Kate todo lo que pudo pero llegó un momento en que se vio rodeada, y utilizó su bastón para atizarles pero, sin saber cómo, los enemigos empezaban a arder al ser tocados por él. Una gema engarzada en el bastón, de color verde, empezó a brillar con intensidad.

Los seres grises que quedaban salieron corriendo pero un insecto gigante, una mezcla entre escorpión y tijera de río, saltó desde un tejado vecino y se interpuso entre Kate y Shana. Kate estaba muy debilitada por el veneno, y Shana estaba exhausta: no podían hacer más en esas condiciones. Huyeron tan rápido como pudieron, dejando atrás a sus caballos, confiando en que los insectos no las siguieran. La gema verde dejó de brillar.

Corrieron hasta que no pudieron más, llegando al bosque, y descansaron cerca del camino. Shana utilizó el poco poder que le quedaba para quitarle la enfermedad que le habían transmitido a  Kate y después se echaron sobre el suelo, sin hacer campamento, intentando conciliar un sueño que se adivinaba poco reparador. A la mañana siguiente, Shana, después de rezar, se acercó a Kate.

-Este es el lugar, no hay duda. Debemos liberar este sitio del mal que lo amenaza, está poniendo en peligro a Gaia. Debemos volver.
-Estás segura, ¿no? ¿No hay errores? ¿Tal vez tengamos que ir más al norte? ¿O... al este?
-No. - La pequeña furia blanca había vuelto, y en sus ojos había una gran determinación, junto con los molinos de viento que giraban.
-Pues a por ellos.

Avanzaron esta vez con más cuidado. Las arañas no se dejaron ver esta vez, pero al avanzar un poco más por una de las calles principales, avisaron de nuevo a la criatura grande con cola picuda, que atacón de nuevo. Esta vez Kate conocía a su adversario, y se centró en esquivar bien sus golpes y asestar sólo cuando estuviese segura de poder acertar. Shana mantenía la distancia, a la vez que su bastón brillaba de nuevo.

-¡FUS!

Los pies de Kate volaban, y el insecto se sentía acorralado. Tanto, que salío huyendo, saltando de tejado en tejado.

-¡No pienso dejar que huyas ahora, maldito gusano! - Sus años entrenando a la manera de los monjes y la magia de Shana hicieron que no tuviese problemas en seguirlo, pero la clériga lo tenía más difícil: corría  mientras callejeaba, mirando hacia el cielo para seguir el combate.

Kate llegó, siguiendo a la criatura, a una zona semicircular, sin casas. Parecía como si hubiese habido una explosión en el centro, donde ahora había un pedestal, y una pequeña piedra preciosa verde, que emitía un brillo intenso. Justo delante, intentando protegerla, dos criaturas (una de ellas estaba ya malherida, así que tenía que ser la que las había atacado al principio) esperaban a Kate.

Y la semidragón no las hizo esperar: en cuanto vió que Shana estaba ya cerca, doblando la esquina de la última calle, atacó a la más malherida, terminando con ella en un momento. Shana ya estaba en el combate, y pedía a Gaia que les otorgase fuerza para derrotar a los enemigos. Y al parecer la diosa estaba pendiente de ellas, porque, tras un combate intenso, ambas criaturas yacían en el suelo, inertes, mientras Shana se acercaba, maravillada, a la gema que estaba en el pedestal.

-¿Qué es esto? - Se preguntó Kate mientras tocaba la gema. A Shana no le dio tiempo a detenerla, y ambas fueron teleportadas a una isla tropical, con una selva, y un gran volcán en el centro.

"Flipa. Del norte al sur en dos segundos."






19 julio, 2012

Un poco de gatetes

Jaja! Ya creíais que todo iban a ser dragones... pues no! También tengo pelito para rato. Estos días en el trabajo no tengo mucho tiempo pero sabiendo que sí le echais un ojo a esto, aunque sea silenciosamente, os voy a poner una imagen de especial amor de pelito:


Yuna siendo aplastada por Chupi.





Os diré también que hoy hay manifestaciones en toda España en contra de los recortes y la política neoliberal y de pandereta llevada a cabo por el gobierno. Sólo informo... 20h en la Palloza :p


Ale! Y ahora hasta el sábado ^_^

16 julio, 2012

Viaje al Destino (Parte III)

A la joven Shana le habían dado acceso a un hotel con baños naturales, en el barrio noble de la ciudad, un poco alejada del bullicio que suponían las grandes fiestas de Cormyr, que a Kate le parecía "un poco demasiado", con jardines y estas cosas. Ambas habían estado callejeando toda la tarde, saciando su hambre de comida elaborada, y al caer la noche decidieron ir a disfrutar de los onsen y descansar temprano, ya que ambas estaban cansadas de las semanas de viaje.

Cuando Kate se levantó a la mañana siguiente, Shana estaba rezando, muy concentrada. Desayunó fuerte, dispuesta a pasar otro día en las calles de Cormyr, pero cuando Shana terminó su rezo, sus planes se fueron al traste.

-¡Debemos irnos! ¡Rápido! Está en peligro, ¡está en peligro, Kate!
-¿Qué? ¿Quién?
-¡Gaia! -Tiró de Kate para que se incorporara, cogiendo sus pertenencias del suelo.- Esta noche tuve un sueño terrible... -Se dirigía ya a la puerta.- Cuando me he despertado le he preguntado a ella y... ¡está en peligro!
-Anda! Pero... ¿por qué?

Shana frenó en seco.

-Pues no lo sé. ¡Pero no puedo quedarme aquí esperando! Debo hacer lo imposible, si es necesario.
-Bien, bien. Pues compremos comida y salgamos... Ains... -"Con lo ricas que estaban esas brochetas de pollo con salsa..."

En dos horas habían saqueado varios puestos de comida, comprado ropa de abrigo y partían, con los caballos, dirección noreste. Cabalgaron durante varias jornadas, guiándose por la lectura de las estrellas que hacía la clériga.

Cruzaron el Tesher y, como Shana seguía viendo el camino en el Noreste, avanzaron a través de las llanuras hasta llegar a las montañas de Galena. Atravesaron la cordillera tan rápido como sus caballos se lo permitieron, siguiendo el curso del río Perlavir. No muy lejos, a una jornada más de viaje, alcanzaron la pequeña villa de Darmshall, de habitantes uraños y poco amigos de los aventureros. Compraron pertrechos y acamparon esa noche a las afueras, comprobando el firmamento.

-El rumbo ahora está al Norte -Confirmó Shana. - He oído acerca de un castillo muy viejo al norte de aquí, cruzado el río, mientras comprabas en el pueblo, Kate. Tal vez sea ese el punto a donde tenemos que ir.
-Tal vez. El caso es que hay que cruzar el río. Espero que haya un puente cerca.

A la mañana siguiente, siguiendo el camino, apareció ante ellas un puente viejo, escoltado por un par de torretas de guardia. Un miliciano hacía guardia al inicio del puente, pero se adivinaban más personas a cubierto en las torres. Al acercarse, el miliciano les dio el alto, y les exigió el pago de un peaje para poder pasar el puente.

-¿10 monedas de oro? ¿Me tomas el pelo? Eso es el sueldo de varias familias en un mes. - a Kate no le salían las cuentas - ¿Qué hay más allá del puente, que tanto vale?
- Más allá no hay más que un castillo abandonado, viajera - La miró con visible desagrado. -Pero el caso es que quereis pasar, y hace muchos meses que nadie pasa por aquí. ¡Aprovechad! Es una oferta especial para monstruos así que... o me dais 10 monedas de oro, o no pasais.
- A mí se me ocurre una idea mejor.. - Kate cerró los puños y avanzó unos pasos pero..
-¡NO! Kate, no es necesario, seguro. Disculpe - se dirigió al hombre, que estaba ya preparado para el ataque de su contrincante. - Tome sus 10 monedas.
-¡Shana! ¡Nos está timando!
-Pero tenemos prisa, y no pienso permitir que golpees a este hombre.

La joven de cabellos de plata se acercó al hombre y le dio las monedas. Sin fiarse mucho, Kate y Shana pasaron por el puente y cabalgaron todo el día hacia el norte. Llegaron a una encrucijada, y decidieron acampar para comprobar, una vez más, el rumbo.

Este.

Y al Este, según vieron a la mañana siguiente, había un bosque seco, con poca vida y, al terminar, se distinguía un pueblo. Un pueblo viejo, abandonado hacía muchos años, pero poblado de seres extraños, enormes y malolientes, como insectos gigantes. Las jóvenes, avanzaron cautelosas pero, al llegar a las primeras casas, las criaturas atacaron sin pensárselo dos veces.

09 julio, 2012

Viaje al Destino (Parte II)

Largas jornadas de cabalgata les llevaron más allá de las tórridas tierras de Calim, subiendo por caminos  relativametne frecuentados por mercaderes, viajeros y algún que otro grupo de bandidos, sin que ninguno representara algún problema para las dos jóvenes aventureras. Todas las noches, Shana miraba su camino en las estrellas, y éstas la seguían guiando más al norte.

Atravesaron el Bosque de la Serpiente y bordearon hacia el Este los Picos de las Tormentas, llegando a Cormyr a primeros de mayo. Ambas deseaban entrar en la ciudad, pero por motivos bastante diferentes: Shana necesitaba un baño y dormir en una cama; Kate, comida caliente (las provisiones de Mirajane hacía tiempo que estaban terminadas y la carne seca empezaba a saberle a suela de zapato) y conocer otro lugar nuevo que además, por lo que parecía, estaba disfrutando de su fiesta anual.

Cormyr era una de las ciudades más importantes de Reinos; estaba situado a orillas del Mar de las Estrellas, en una zona conocida como El Dralagón. La proximidad de los Picos de las Tormentas, con nieve en sus cotas más altas durante todo el año, hacía de sus escasas praderas aledañas un lugar perfecto para cultivos. Pero por lo que realmente era admirada Cormyr era por su disciplinada milicia y, sobre todo, por sus guerreros de élite, los Caballeros Dragones Púrpura.

Se acercaron las dos a una de las puertas de entrada a la ciudad. Kate llevaba sus ropas de viaje: pantalones largos y cómodos de algodón, una camisa entallada y una cinta en la cabeza, que le ayudaba a mantener el pelo lejos de los ojos. Completaba su indumentaria sus guantaletes, su petate y su bolsa de contención. Shana, con su túnica blanca, el bastón y el shiangan a la espalda, caminaba a su lado apurando el paso.

Unos guardas les dieron el alto en la puerta:

-¡Alto! Documentación.
-¿Documentación?
-¿No teneis visado? ... - El soldado miraba a Kate de arriba abajo, comprobando que lo que veían sus ojos era cierto: tenía escamas, y garras.
-¿Vi... visado? Oiga, somos aventureras, ¡sólo queremos comprar algo de comida para seguir nuestro viaje!
-Si no teneis visado, no podeis pasar. Y no creo que lo tengas, salvaje.
-¡Pero...! -Kate estaba a punto de perder la paciencia. ¡Si sólo querían hacer gasto en la ciudad!
-Disculpe -Shana sonrió al guarda. - No tenemos visado. ¿Podría indicarnos, por favor, si es tan amable, cómo conseguir alguno para mi compañera? Yo creo que con esto tengo suficiente.

Sacó de su bolsa un pequeño amuleto, que Kate no pudo ver bien, pero al parecer a los guardas les bastó como indicativo. Empezaron disculparse con la joven clériga.

-¡Discúlpenos, señorita Astralnight! No teníamos noticias de que fuese a visitar la ciudad. Si hubiese avisado se habría preparado un recibimiento como el que merece; discúlpenos, por favor...
-No, no, está bien. No estoy aquí como diplomática, sino como viajera. Esta es mi acompañante, Kate Sand; confío en que no habrá problemas en hacerle un visado. No nos quedaremos mucho tiempo.
-¡Por supuesto! -El guarda que antes la escrutaba con la vista era ahora todo amabilidad. Qué ironía. -Por favor, señoritas, acompáñennos; será un momento.

Kate estaba ojiplática. La reacción de los guardas había sido asombrosamente exagerada, pero eso indicaba que la familia de Shana era asombrosamente importante. Era algo que ella no había comentado. Tal vez no le diera importancia, pero sin duda en esta ocasión había sido fundamental para poder pasar. Kate había estado a 3 segundos de darle al guarda un buen puñetazo, por racista y corto de miras.

Le pidieron sus datos (nombre: Kate Sand; procedencia: Puerto Calim; lugar de nacimiento: desconocido; familia: desconocida) y una muestra de su sangre. A cambio le entregaron un papel en el que se le daba libre acceso a la ciudad  como turista durante una semana y una hoja en la que especificaba las normas fundamentales de la ciudad. Dobló la hoja de las normas por la mitad, luego en otra mitad, y se la metió en la bolsa, sin mirarlas.

Cuando se encontraron, Kate vió que a Shana le habían colocado un curioso lazo en el shiangan.

-Normas de la ciudad -Shana sonrió y miró a la gente que caminaba a su alrededor, para que Kate lo viese -. No se pueden llevar armas a la vista, salvo las autorizadas, que se distinguen por este lazo. 

Las calles de Cormyr olían muy distinto. A ropas de terciopelo, pollos estofados y sopas espesas de pescado. Pero todo el aire serio y disciplinado que tenía la ciudad se perdía al llevar todos algún lazo colgando en algún sitio.

"Menos mal que no me ataron las manos. Bueno, aún me quedarían las piernas."



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08 julio, 2012

Viaje al Destino (Parte I)

Tras la información que Kate le dió, Makarov se atusó los bigotes con preocupación. Los ninjas, le dijo, no le eran desconocidos: últimamente había rumores en la ciudad de un nuevo poder, y el hecho es que hacía ya un tiempo que había pensado en trasladar el gremio de ciudad debido a eso, ya que había demasiado mal ambiente. Cerró los ojos durante unos minutos; cuando ella ya pensaba que se había quedado dormido, los abrió y le pidió que trajera a Shana: tenía que hablar con ella tambien, y quería que le explicara mejor su misión.

Al poco rato, Kate y Shana estaban sentadas frente a Makarov, que escuchaba, con semblante muy serio, la historia de Shana.

-Gaia me envía a por Kate, es parte esencial en mi misión. Ella debe acompañarme al Cónclave de Dragones que tendrá lugar dentro de poco. Lo he visto en la visión que Gaia me otorgó hace meses. Recorrí muchos caminos buscandola, y ahora que la he encontrado tiene que acompañarme.

-¿Dónde será la reunión? -Preguntó Makarov.

-Las estrellas me marcan al norte, pero no sabré dónde exactamente hasta que llegue.

-Hmmm... -El maestro dio varias vueltas a la habitación. - Kate. No puedo ni quiero obligarte a ir. Es una decisión que tomarás por tí misma. Pero parece importante. Sé que Shana no pagará esto como una misión del gremio, pero sin duda ganarás más experiencias en un viaje tan largo. Comunícame tu decisión mañana por la mañana. Salid ahora. Voy a ver al muchacho.

Gaia le dijo... las estrellas me guían... Todo era muy místico para Kate.  La joven de herencia dragonil no se había fiado nunca de los designios de los dioses. "Aunque un viaje largo me apetece mucho: ver nuevas tierras, oler cosas nuevas y comidas diferentes... Y si es una reunión de dragones, podré preguntarles cosas sobre mi herencia. De dónde vengo... Aunque antes... tengo que hacer una paradita."

A la mañana siguiente, Shana desayunaba calladamente en una mesa de la taberna cuando Kate bajó de su habitación. Había dormido relativamente poco, pero había pocas cosas que le quitaran demasiado el sueño, y la decisión sobre un viaje no era una de ellas.

-Te acompañaré. Me apetece hacer un viaje. Además, no puedo dejar que vayas por ahí sola, -Le encantaba fanfarronear. - con esa pinta de mosquita muerta, eres carne de cañón para...
-¡Gracias! -Shana sonrió - Sabía que aceptarías. Gaia me lo dijo.
-Gaia me lo dijo... ya. - Se giró hacia la barra - ¡Mirajane! Ponme uno de esos desayunos tan fantásticos que haces.

Cuando Mirajane le trajo el desayuno, le dejó al lado, además, un montón de raciones de viaje, con cara alegre.

-El Maestro me dijo que salías hoy de viaje, así que os preparé un poco de comida para que tengais los primeros días.

Kate miró inconscientemente hacia la barandilla del piso de la habitación de Makarov, pero él ya estaba casi a su lado. Kate asintió y recogió las cosas en su petate.

-Mirajane, querida, avisa al gremio. Nos mudamos.
-¡Oh! ¡Qué emocionante! ¡Ahora mismo, maestro!
-¿Cómo que nos mudamos? -Kate nunca había visto cómo se mudaba un gremio. -¿A dónde vamos? ¡Tengo que recoger mis cosas de la habitación!
-Tranquila, Kate; no tienes que hacer nada. El gremio entero se mueve, no buscaremos otro edificio en otra parte.

Makarov era genial. Podía mover el gremio entero. ¿Quién más podría hacer eso? No muchos, supuso Kate.

-Shana... antes de irme... Tengo... Verás, tengo que solucionar un problemilla que tengo.
-¿Un problema? ¿Qué problema tienes? ¡Dime! Yo te ayudaré.
-Verás. La misión del pueblo iba a permitirme pagar un... préstamo que me hicieron unas personas. Tengo que ir a hablar con ellas para decirles que tardaré más en devolverles el...
-¡¿Que debes dinero?! ¿A quién?
-Bueno.. esto fue una noche, con una timba de póker... La noche iba muy bien pero....
-¡¡¡¿Por juego?!!! Oh, Gaia... Esto es horrible. Vamos ahora mismo.
-Termina el desayuno, mujer; tampoco...
-¡No!

No había forma de discutir con ella. Era capaz de cambiar de la máxima calidez humana a una pequeña furia blanca en cuestión de segundos. Y la pequeña furia blanca imponía mucho.

-Si vais a marcharos, iros ya. El gremio se moverá en unos minutos.
-¿A dónde va, Makarov?
-Supongo que a Aguas Profundas. Pero no te preocupes, ya sabes cómo localizarnos.
-Sí. Adios, maestro.
-Cuídate, Kate.

Pasada una hora, ambas salían de la casa de juego, con la deuda saldada y una promesa hecha, para gran dolor de corazón de Kate: no volver a jugar a nada apostando nada. Además, despues fueron al mercado a comprar una gran lista de provisiones, material y un par de caballos. Iba a ser un viaje realmente largo, por lo que parecía. Y ahora sentía al gremio realmente lejos.

"Maldita sea. Maldita sea. Con lo divertido que es echar una partidita de vez en cuando... ¿Oye, cuánto dinero tiene esta tía? Porque no le ha temblado el pulso al pagar las 5000 piezas de oro de la deuda, y comprar todo esto... Impresionante. Tengo hambre. ¡¡Mi desayuno....!!"


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03 julio, 2012

Imagen de Makarov

No creo que haga falta presentaros a Makarov, pero por si hay alguno despistado...


Makarov, un día corriente.

02 julio, 2012

El gremio de magos

Tras un día entero caminando, sin detenerse a comer, y a descansar únicamente para revisar la salud de Jimmy, las puertas de la ciudad de Puerto Calim se dislumbraban ya en el horizonte, con los últimos rayos de sol de la tarde. Esa jornada había sido silenciosa, dura; Kate caminaba callada, con el ceño fruncido, pensando en lo que había pasado. Tenía que pedirle consejo a Makarov con su magia. Sin duda una pesdilla era lo último que quería convocar... Bueno, lo último no. Pero estaba en los últimos puestos, eso seguro.

Shana la siguió todo el camino sin decir una palabra. Para cuando llegó la noche ambas tenían ampollas en los pies, y les dolía todo el cuerpo, y pararon unas horas, hasta el amanecer, frente a las puertas, con una pequeña fogata. Aprovecharon el tiempo para comer y dormir un poco. Shana seguía preocupada por Jimmy: no había vuelto a dar señales de recuperación. No se despertaba bajo ninguna circunstancia.

Cruzaron las puertas de la ciudad cuando todavía no había salido el sol, y Kate guió a Shana por las callejuelas hasta llegar a un edificio robusto, grande, con una gran torre: el gremio de magos Fairy Tail. 

El edificio contaba con diversas  zonas: la entrada principal era una taberna, que ofrecía los servicios de manutención y hospedaje a los miembros que se mantenían al corriente de las cuotas, y ayudaba a sacar un dinero extra de la gente de la ciudad que pasaba a comer y beber algo mientras disfrutaban de la compañía (y las vistas) de Mirajane; brazo derecho de Makarov, se ocupaba tanto de la taberna como de las cuentas del gremio, además de ser una sanadora bastante eficaz. Tenía a su cargo a varias personas, para limpiar o cocinar en el gremio, y unos pequeños robots. Además, corrían rumores de que era una maga muy poderosa, que era capaz incluso de convertirse en un temible demonio; pero era muy difícil de creer, dado su carácter alegre, pacífico y extrovertido.

El gremio contaba tambien con una zona dedicada únicamente al hospedaje: los miembros tenían derecho a una habitación si así lo requerían, previo pago de una cantidad de dinero al mes junto con la cuota asignada al gremio; pero, además, había unas habitaciones destinadas uso de invitados de los miembros del gremio o viajeros que pudieran pagarlas. Las habitaciones se dividían por pisos según los rangos que tenían los miembros: así, los recién llegados estaban en los pisos inferiores, mientras que los miembros de más alto rango (rango S) tenían sus habitaciones en los pisos más altos.

Al abrir la puerta, la taberna estaba vacía, y únicamente Mirajane estaba presente; canturreaba mientras prepraraba desayunos.

-¡Mirajane!
-¡Kate! - Sonrió ampliamente, como siempre, pero se puso seria al ver el semblante de su compañera. - ¿Quiénes son? ¿Qué ha pasado?
-Te contaré más tarde. Por favor, cuida de Jimmy. Tengo que hablar con Makarov urgentemente. Esta es Shana.

Shana se inclinó levemente como saludo. Mirajane la miró brevemente, asintió y se centró en Jimmy.

-Shana, ¿verdad? Ayúdame con el chico. Y explícame qué le ha pasado.

Ambas se alejaron cargando con él a una habitación pequeña, cerca de la barra de la taberna. Kate no esperó más y subió las escaleras hasta la habitación de Makarov. Llamó a la puerta. Y un señor mayor, muy bajito, de pelo blanco, prácticamente desnudo y aspecto estrambótico, abrió la puerta.

-Maestro.
-Kate, parece que no traes buenas noticias. Pasa.


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27 junio, 2012

Jimmy

-¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOO!! ¡Maldita sea! - Kate no dejaba de dar puñetazos en el suelo. Había sido demasiado lenta, pensaba; tenía que haber sido más fuerte; esa gente había sido secuestrada porque ella no había estado allí para protegerlos; no les conocía de nada, pero les había fallado miserablemente. Shana no sabía muy bien cómo consolarla, pero estaba allí de pie. Esperaba que eso fuese suficiente.

Despues de un rato, Kate se incorporó lentamente. Había captado un olor de alguien. ¡En el pueblo quedaba alguien!
-Kate, no pudiste hacer nada más, eran...
-¡Shh! ¡Silencio!

Afinó el oído y finalmente encontró la fuente: un niño de unos 10 años tumbado, escondido bajo unas ruinas, miraba fijamente el cadáver de la mujer degollada al principio de la pelea. Largos chorretones de lágrimas y mocos bajaban por su cara, llegando hasta el suelo.
Kate se acercó despacio, pero el niño retrocedió asustado.

-Tranquilo, chaval...
-¡No! ¡Aléjate! ¡No me hagas daño!
-...No pasa nada. Mi nombre es Kate y esta...
-¡Noo! ¡No he hecho nada! ¡No hemos hecho nada! ¡Aléjate, monstruo!

Kate gruñó, giró sobre sus talones y volvió. No era la primera vez ni sería la última que le llamaban algo parecido por su aspecto; le parecía injusto e insultante, pero estaba claro que ella no podría calmar al chico, y no era el momento de explicarle que no era ningún monstruo.

-Shana, habla tú con él, tranquilízalo. Tal vez contigo sea diferente. Voy a buscar un lugar para pasar la noche, no podemos viajar con él ahora.
-¿Viajar?
-No vamos a dejarlo aquí, no hay nadie más, y los cadáveres llamarán a carroñeros y enfermedades. Hay que llevarlo a Puerto Calim.
-Tienes razón. Voy a ver.

Se acercó con sus pasos cortos y se agachó junto a él. Se resistió un momento pero logró abrazarlo y apartarle la vista del resto del pueblo.

Kate encontró un ático en una casa cercana que no había sido destrozado. Subieron allí al rapaz, que no paraba de sollozar "mamá, mamá". No le hizo falta mucho más a Kate para comprender que la mujer degollada era la madre del niño. Como desde el ático se veía la plaza, Kate bajó y alejó los cadáveres de su vista. Los ocultó con escombros en calles cercanas. Eran demasiados para darles entierro, y para poder incinerarlos tendría que quemar todo el pueblo. Era mejor que los lobos tuvieran qué comer una temporada.

Cuando volvió, Shana estaba hablando con él, contándole historias, y el muchacho incluso empezaba a sonreír. Pero al entrar en la habitación, él se asustó de nuevo y se echó a llorar. Kate estuvo a punto de gruñir de nuevo, pero una mirada de Shana hizo que se mirara la ropa: estaba toda ensangrentada de sangre suya y ajena. No debía ser un buen espectáculo, sin duda. Le había parecido ver una bañera en el piso inferior. Cogió unos maderos y encendió fuego, y puso agua a calentar para lavarse ella y su ropa, despues de remendarla. Estuvo un buen rato a remojo, pensando en cómo había podido hacerlo mejor, en toda esa gente asustada. Debía informar a Makarov inmediatamente. Quien hubiese dejado la misión en el gremio debía tener más información. Además, era un asunto urgente, sin duda el Consejo de Magos tendría algo que decir al respecto. ¡Era un pueblo entero!

Cuando volvió a subir, tenía un hambre atroz. Sacó comida del petate y empezó a cocinar algo con el fuego que quedaba encendido. El muchacho ya estaba medio dormido. Shana se acercó a ella y le contó que, efectivamente, aquella mujer era su madre. Unos hombres extraños habían llegado hacía un par de días y habían hablado con el consejo del pueblo. Hoy, sin previo aviso, empezaron a sacar a todo el mundo a la calle, a la fuerza. Los pocos que se resistieron fueron asesinados a la vista de todos. La madre de Jimmy, que así se llamaba, le hizo esconderse dentro de un armario sin hacer ningún ruido, y gracias a eso había sobrevivido.

El sutil aroma de la sopa de carne seca especiada llegó a la nariz de Jimmy, que abrió los ojos de golpe y se incorporó. Kate le tendió un tazón, y él se acercó cauteloso y lo cogió. "Es como un cervatillo tratando con un lobo" pensó amargamente Kate. Comieron los tres, y durmieron en el sótano, despues de atrancar la puerta y apagar el fuego, por si volvían los asaltantes.

A primera hora de la mañana, bajaron a la plaza y se dispusieron a empezar camino, pero había un pequeño problema: Puerto Calim estaba algo lejos, a un par de jornadas de viaje, y Jimmy les retrasaría más. Tenía que llegar al gremio cuanto antes.

-Mmm... vale. A ver, esto era....

Kate empezó a conjurar. Se concentró fuertemente, imaginó un gran caballo, donde poder llevar a Jimmy y Shana hasta Puerto Calim de forma rápida y segura. Hizo los movimientos que le había enseñado Makarov, dejó fluír la energía a través de su cuerpo...

Un enorme, majestuoso y terrorífico caballo envuelto en llamas apareció frente a ellos. Una pesadilla, literalmente.

-Shhkhalej kuant pukuah? - Dijo.

Nadie entendía nada. Y antes de que nadie hiciese ningún movimiento, se giró hacia Jimmy, le dió una coz y salió corriendo.

-¡Cerdo!
-¡Jimmy! - Shana empezó a revisarle la herida - Oh, Gaia, está vivo de milagro. ¡No puedo hacer más que estabilizarlo, necesita más conocimientos de los que yo tengo!

Había que salir de allí, y había que llegar rápido, pero no se atrevía a usar de nuevo la magia para conjurar una montura. Kate cargó con Jimmy a sus espaldas.

-No pararemos hasta llegar a Puerto Calim. Amárrate las sandalias, Shana.



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24 junio, 2012

Imagen de Shana

Esta es mi imagen mental de Shana. A ver si se ajusta a la que tiene la jugadora :p

La hice elyo, por supuesto xDD

Shana la última vez que se cortó el pelo. Ahora lo tiene más largo.

23 junio, 2012

El pueblo fantasma

Avanzar con compañía por los caminos era una experiencia totalmente nueva para Kate. Se sentía extraña: por una parte, le caía bien Shana: no se había molestado por su aspecto, y parecía buena persona; pero, por otro lado, si había problemas, tendría más cosas que proteger. Dividir la atención en combate nunca era buena idea.

Llegaron a las afueras del pueblo indicado hacia el medio día. Era un día soleado, sin nubes en el horizonte, y sin embargo en el pueblo había una extraña atmósfera, pesada, silenciosa y excesivamente tranquila. Y el olor agridulce del miedo. Mucho miedo.

-No parece un pueblo con mucho movimiento. -Comentó Shana.
-Aquí pasa algo raro... Mira las casas.

Las puertas estaban abiertas, y dentro se adivinaban signos de violencia: mesas o sillas tumbadas, utensilios por el suelo, rotos... Y ninguna persona. No se veía a nadie, pero se empezaba a escuchar un murmullo que procedía de lo que debía ser la plaza mayor. Shana y Kate avanzaron con precaución por la última calle antes de llegar a la plaza y ver, horrorizadas, lo que estaba sucediendo.

Ninjas, como los que habían asaltado a Shana, tenían retenidos a los que debían de ser todos los habitantes; hombres, mujeres y niños, por igual. En la otra esquina de la plaza, un grupo de magos estaban conjurando y, justo encima, un gran barco volador flotaba suavemente. La gente estaba muy asustada, los niños lloraban y las mujeres se afanaban en intentar protegerlos de los encapuchados, que no tenían ningún problema en golpear a quien no obedeciera sus órdenes.
Uno de los ninjas cogió a una mujer por el pelo y la arrastró por la tierra mientras forcejeaba. La puso de pie. Ella lloraba. "Olor a miedo y orina". Sacó un puñal.

Kate no pudo más; salió de su escondite y corrió todo lo que dieron sus piernas para detenerlo, pero fue demasiado tarde. La mujer yacía muerta en el suelo, y los gritos de histeria se elevaron por encima del ruido monótono de la convocación de los magos.

"Demasiado lenta!" Kate golpeó al ninja con toda su fuerza con una patada en la espalda, que lo derribó. Los asaltantes ya se habían dado cuenta de su presencia y se estaban preparando. Uno de los magos se giró para ayudar a los guerreros. Kate intentó llegar hasta los arcanos pero muchos ninjas la empezaron a rodear; Shana salió de su escondite y... ¿Qué estaba haciendo? ¿Conjuraba?

Una oleada de energía recorrió el cuerpo de Kate, que se sintió más fortalecida. "Mira tú por donde, también usa magia. No está mal para ser una chalada!". Golpeó a los ninjas intentando avanzar, pero no paraban de llegar más. Los guerreros que quedaban sin luchar contra Kate empezaron a empujar a la gente para que entrase en el barco, que había bajado a ras de suelo y, aunque algunos habitantes se resistían, no podían hacer otra cosa que avanzar.

-¡No! - Kate saltó por encima del último guerrero cuando un inmenso muro de piedra se interpuso entre ella y los habitantes del pueblo. Era lo suficientemente alto como para no poder saltarlo, trepando tardaría mucho, así que sólo le quedaba la opción de rodearlo, lo más rápido posible.

- ¡FUS! 

Una racha de viento mágico llegó hasta Kate, y la hizo sentirse más viva que nunca. Avanzó a gran velocidad rodeando el muro. Los segundos pasaban, y cuanto más tardara más gente sufriría; pero justo cuando iba a alcanzar el final... Una gran mole de piedra apareció ante ella. Y se movía. Era un gólem enorme, que la recibió cogiéndola con una mano y estrujándola.

-¡AAaahh! - Los huesos le crujían - ¡Corre, Shana!
-¡¡Oh, Gaia, dadora de vida...
-¿De verdad crees que es un buen momento....
-...darme tu esencia de paz y armonía...
-...para ponerse a rezaaAAaaaaahhh!
-...aplaca el dolor y cierra la herida!!

Kate sintió calor, luego fresquito y después estaba como nueva. Cogió por sorpresa al gólem y se zafó de su presa, golpeándolo con furia a la vez que bajaba al suelo. "No, no está nada mal", pensó. Sin duda Shana tenía habilidades muy útiles en combate: la había subestimado. No era un problema más por el que preocuparse, si no una ventaja. La maldita mole de piedra no la dejaba en paz. Vinieron más guerreros, y el mago empezó a lanzar trombas de hielo. Kate sorteaba todo como podía; no siempre lo conseguía, pero ahí estaba Shana para curarla.

-¡A donde los llevais, malnacidos! ¡Dejadlos en paz, no han hecho nada! - Ninguno ofreció más que una risa burlona en contestación, pero Kate se encargó de que fuera lo último que hicieran en su vida.

Entre las dos lucharon contra los guerreros; muchos cayeron pero, de repente, cuando se dieron cuenta, todo el mundo había desaparecido, y el barco surcaba ya, lejos, el cielo de la tarde.




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22 junio, 2012

La joven de ojos de viento

-Kate... Mi nombre es Kate...

No recordaba haber escuchando mayor sandez en su vida, y su cara lo reflejaba como un espejo. ¿Qué era eso de...elegida? ¿Cómo? ¡¿Qué?!

-Muchas gracias por salvarme, Kate - Shana sonrió y se acercó a la hoguerita, que había sobrevivivdo a la refriega -. Gaia sabía que contigo estaría segura.
-¿Gaia? - Tenía una vaga idea de quién era Gaia (diosa de... ¿la naturaleza? ¿el bien? Tenía que haber atendido más en las clases de los monjes), pero nunca le habían interesado las cuestiones divinas. Los dioses eran caprichosos y hacían muchas veces lo que les daba la gana. Y siempre salía perdiendo gente como ella.
-¿No sabes... quién es Gaia? - ahora parecía Shana la que había escuchado la mayor sandez de su vida -. Yo sirvo a Gaia, diosa mayor del ciclo de la vida y la sanación.

Shana hizo ademán de enseñarle su símbolo sagrado, bordado en la túnica: un gran árbol con la copa en forma de corazón. Lo hizo con gran orgullo, con una sonrisa en la cara, pero Kate pasó de largo: tenía cosas más importantes en las que pensar. Se acercó a uno de los cuerpos que habían quedado tendidos entre la maleza, y observó.

Tenía una bandana ninja, tal como había intuído en la oscuridad. El símbolo era una hoja, pero estaba tachada, por lo que debían ser desertores o expulsados de alguna Aldea. Sus ropas eran oscuras, cómodas; la indumentaria habitual de combate de un ninja (por lo que había oído hablar). Este tipo de guerreros no eran frecuentes en las tierras de Puerto Cailim. Aunque últimamente...

Cogió la bandana y se la guardó en el petate. Arrastró los cuerpos lejos del camino y volvió a su fogata. Shana seguía allí, sentada, mirándola con mucha atención.

-¿Qué me miras? ¿Qué haces aquí? ¿Y por qué te sientas en mi fuego?
-Ya te he dicho que te buscaba a tí... -Shana se armó de paciencia -. Gaia me pidió que te buscara. Llevo mucho tiempo viajando, ¿sabes? Tengo una misión que cumplir, y tú formas parte de ella.
-Despacito... Shana. ¿Una misión para qué? ¿Y por qué te persiguen estos ninjas?
-No conocía a esas personas, no sé por qué me persiguen, pero supongo que intentaban que no te conociera. Seguramente son enemigos de la causa de Gaia.

Y empezó a hablar. Habló de su procedencia, en unas tierras muy al sur, fuera de los límites de Reinos. Era hija de noble familia, y había sentido la llamada de Gaia desde pequeña. Fue instruída en las artes curativas y en la magia divina por los clérigos de la capilla de su ciudad. Hacía unas semanas había empezado a tener unas visiones recurrentes con Kate como protagonista hasta que, por fin, Gaia le habló: debía darse prisa en encontrar a Kate. Ella la ayudaría a asistir a la Gran Reunión de dragones que se iba a celebrar dentro de poco. Por eso había partido de su casa, para buscarla y encontrarla, y pedirle que la ayduara a cumplir su cometido.

Kate sólo escuchaba "blah, blah, blah, misión, blah, dragones, blah, blah...". Aprovechó el tiempo para preprarar unos kebabs, y fijarse mejor, mientras hablaba, en la joven. Rondaba los 20 años, como Kate. Sus gestos eran suaves y delicados; parecía una persona tímida y tranquila. Sonreía, sin embargo, con gran franqueza, y hablaba de su divinidad con inmensa devoción e, incuso, cariño. La túnica, además de blanca (sorprendentemente blanca, despues de una jornada de camino) se intuía de calidad; tenía filigranas bordadas y el símbolo de la diosa era de un trabajo exquisito para los ojos inexpertos de Kate: sin duda era de buena familia. Como único equipaje, portaba un bastón con unas piedras engarzadas, un chakram y una bolsa de viaje bastante modesta. Pero lo que más le llamó la atención fueron sus ojos: de un azul tan claro que eran parecían grises, y en su interior se intuían corrientes de aire, pequeños molinos de viento, que giraban sobre sí mismos según Shana iba hablando de su misión mientras degustaba, complacida, la cena que Kate había preparado.

-Muchas gracia por la cena -. Shana sonrió, a lo que Kate no pudo menos que corresponder.
-No hay problema. - Se levantó y se tumbó recostada en el árbol, dispuesta a dormir. - Mañana tengo que seguir camino; yo tambien tengo una misión, en un pueblo cercano. Puedes ir a Puerto Cailim y hablar con Makarov y el gremio de la misión, el pago y esperarme allí, no creo que tarde más de dos días...
-¡No! ¡De ninguna manera voy a dejarte ahora que te he encontrado! -Se puso muy seria, pero aún así tenía un aire ciertamente adorable - Yo voy a donde tú vayas. Te ayudaré a terminar tu misión actual, para que podamos empezar cuanto antes con la de Gaia.
-¡¿Cómo?!
-Voy contigo. ¡Y punto!

"Maldita sea", pensó Kate. "Con lo tranquilo que había sido el día...".


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