20 agosto, 2012

Regreso a Fairy Tail

Aguas Profundas era un nombre enigmático para una ciudad terriblemente grande; la más grande, concretamente, de Reinos. Con su gran puerto y con vías principales de comunicación terrestres que la unían a la mayoría de las otras capitales, se nutría de todo tipo de comercios imaginables: especias, telas, armamento, personas, magia, información... Por sus calles patrullaban parejas de guardas, abriéndose paso entre las miles y miles de personas que frecuentaba la ciudad, los puestos callejeros y los animales.

Antes de entrar, Shana decidió hacerse invisible. Kate seguía notando su peso en el hombro, por lo que no se preocupó. Habían caminado las últimas millas, para no llegar a las puertas con una montura gigante que llamase mucho la atención. Iba cargando con las bolsas que Shana habiá dejado caer el transformarse pero, a pesar del peso adicional, se sentía fuerte y segura. Seguía hablándole a la pequeña dragona como si le fuese a contestar en cualquier momento, pero seguía sin pronunciar palabra en ningún idioma.

Atravesaron las puertas sin dificultades, hacia el mediodía. Era una maravilla poder atravesar las murallas de una ciudad sin que le dijeran nada. Aguas Profundas era demasiado grande como para llevar un censo controlado de la gente que entraba y salía de sus murallas, como estaban haciendo en Cormyr. Avanzó por las calles, dejándose guiar por la marca del gremio, hasta llegar a un río, que se ensanchaba hasta dar con el mar. En medio había una isla, conectada al continente por 4 puentes. Cruzó a la isla, y allí se dejó llevar por los olores y los sonidos del gran barrio de comercio mágico en el que se había asentado Fairy Tail, junto con otros gremios. Con el dinero de Shana, consciente de que, en su forma nueva de dragón, no iba a necesitar equipamiento, se compró ropas nuevas, muy resistentes y que le hacían sentir más ágil y fuerte.

"Mi ropa vieja estaba demasiado remendada. Ahora que tengo un dragón como familiar, tengo que molar más."

Encontró el gremio casi de casualidad, con su torre en medio de la edificación. Olía a comida ya desde antes de entrar, y Kate empezó a salivar. Abrió la puerta con ansia y vió la taberna tal como la recordaba. Un par de miembros del gremio estaban comiendo. Uno de ellos levantó la vista de su plato y, al ver a Kate, sonrió y saludó con la mano. Kate devolvió el saludo: era Demon, un compañero desde hacía unos años, bastante bueno en combate pero con habilidades un tanto extrañas. Y un salido de primera.

Se resistió a quedarse comiendo y subió corriendo a las habitaciones de Makarov. Llamó a la puerta y esperó, casi trotando en el sitio de la emoción. Shana se volvió visible.

En dos minutos intentó resumirlo todo, pero el maestro no había entendido nada. Tuvo que respirar, relajarse y empezar desde el principio para poder contarle todo con el suficiente detalle. Makarov escuchaba muy atento y con aire preocupado, echando de vez en cuando una mirada a Shana.

Al llegar a la parte de la gema verde, el maestro insistió en verla. Shana se desnudó de cintura para arriba, con naturalidad, para que el maestro pudiese verla en condiciones. En esos días no había cambiado mucho de aspecto, aunque casi parecía que se hubiese hundido un poco en el pecho.

-Esto tengo que estudiarlo mejor pero... ¿Shana?
-Ah! Esa es la siguiente parte de la historia. Verá...

El relato de cómo llegaron al Gran Hielo y lo que allí sucedió dejó a Makarov más divertido que preocupado.

-¿Y dices que es tu familiar ahora? Je, je, je...-Miró a la dragona, y esta le mantuvo la mirada.
-Claro. ¿Cómo, si no?
-Verás...

Makarov tocó la gema verde, y conjuró largo y tendido. Rodeandola aparecieron unos tatuajes mágicos, con runas.

-Kate, esta gema tiene un gran poder. No sé cual es, pero es peligrosa. Si algo hace que se rompa, o intentan quitarle el poder de forma mágica, hará que estalles. En mil pedazos.
-Entiendo.
-Te he protegido de forma temporal. No puedo prometer que funcionará todo el tiempo que necesites para entender este poder, pero es todo lo que puedo hacer de momento.
 -Oh. Entiendo.
-Y con respecto a Shana...

Disyunción de Makarov. Sin avisar. Shana recuperó su aspecto original, y todo el equipo de Kate perdió sus propiedades mágicas.

-¡Pero qué...! ¡Mi equipo! ¡¿Y qué le ha hecho a Shana?!
-Cof, cof - Shana se sentó en el suelo. - Tu familiar, ¿eh? Cof, cof...
-Kate, Shana sigue siendo humana, al menos en lo que a esto respecta... No es una bestia mágica. No puede ser tu familiar.
-¡Pero...!
-No hay más peros. Tengo que meditar sobre tu gema.
-Y mi equipo...
-¡Y mi dinero que te gastaste! -La pequeña furia blanca había vuelto.
-Pero es que pensé que como eras dragón no te iba a hacer falta...
-Ya, ya... 
-¡BASTA YA! - Makarov estaba muy serio, pero cambió el semblante en seguida. - Kate, parece que necesitais dinero... y equipo nuevo. Perdona por tus ropas, pero si te avisaba no me ibas a dejar, jejeje...
-Snif... mis guantaletes...
-Hay un torneo de lucha la próxima semana aquí, en Aguas Profundas. La inscipción ya está abierta. Puedes participar y sacarte el dinero que te hace falta. Eso sí, ten en cuenta que las reglas permiten... matar al contrario.
-¿Y dónde me inscribo?


"Yo no opto por matar. Ni mucho menos voy a dejar que me maten. Opto por ganar ese torneo."


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