29 agosto, 2012

Órdenes enfrentadas.

La cola era bastante corta. Al parecer, no mucha gente se atrevía a participar.

Esa mañana, Kate había madrugado para preguntar por las reglas del torneo, mientras Shana atendía sus labores espirituales antes de desayunar. La había atendido una mujer con cara de perro que escupió la normativa como si fuese un hueso de aceituna: de forma rápida y dura.

-No hay ligas para diferenciar a los luchadores; pueden participar luchadores de todo tipo de disciplinas legales; todo está permitido: rendirse, matar, luchar, correr como gallinas; luchas de grupos o individuales; 100.000 piezas de oro la inscripción por participante; si os rendís perdéis el dinero; si ganáis os lleváis el vuestro y el del equipo contrario; ¿queda claro..?
-M...Meridiano, señora. Gracias.

Llevaba la mañana pensando en un compañero para ir al torneo. Había pensado en pedirselo a Shana, pero  estaba todo ese asunto de que valía matar al contrario... Sin embargo, Demon podía ser un compañero de torneo muy capaz. Era un luchador excepcional, potente y rápido. Sólo tenía ciertos aspectos de personalidad que matizar. Y a veces le rodeaban llamas.

Al llegar al gremio, fue a hablar directamente con Demon. Le convenció de tal modo que el joven se entusiasmó con la idea... hasta que Kate dijo la cantidad que había que pagar para inscribirse.

-Kate, yo no tengo ese dinero.
-¿Estás de broma? Contaba contigo para que me pagaras mi inscripción. Luego te lo devolvería, por supuesto...
-Ya, ya.. Pues va a ser que no.
-Maldita sea...
-Pero tu nueva compañera...
-No.
-...además de estar buenísima...
-Demon, no.
-...parece tener pasta.
-No.
-Uf... ¿te he dicho que está buenísima? 
-Demon...!
-¡¡PERO MIRA QUÉ PECHOS!!
-Que ardes, Demon...
-FFFFFuuuuuuuuuuuuuUUuuUuuu! Pídeselo.
-No.
-Por favor.
-No.
-¿Pero cómo vamos a pagar la inscripción entonces?
-Ains... Lo peor es que tienes razón.

Shana estaba desayunando tranquilamente, cuando los dos se le acercaron, y se le erizó el vello, con una mala sensación. Había tenido un sueño con respecto al torneo, pero no le apetecía en demasía participar. Sin embargo, Kate le puso morritos, y tuvo que aceptar que era la mejor manera de que Kate ganase el dinero suficiente para saldar su deuda de forma rápida.

La presentación entre Shana y Demon fue corta. La hechicera no quería demorarse al hacer la inscripción (el plazo terminaba esa misma mañana), así que fue básicamente al asunto:

-Shana, no te acerques mucho a él: quema. Demon, las manos quietas o te las comes. Vámonos.

Demon se quedó con cara de frustración, se atusó el pelo negro y las siguió.

En la cola no había más que 4 grupos más. Llevaban un par de minutos esperando (que a Kate se le hicieron eternos) cuando uno de los integrantes del grupo que se acababa de registrar se paró al lado de Shana:

-Shana Astralnight.
-¿Nos conocemos?
-Mi nombre es Frederik, y vengo a derrotarla en este torneo, mi señora.
-¿P.. perdón?
-Mis disculpas, no me he explicado bien. Verá, soy miembro de la Orden Dorada de Gaia, y nosotros somos la única Órden que va a servir a la Diosa. Ella lo exige.
-Gaia me guía y me ha enviado aquí. Si quiere que pierda no tiene más que decirlo. Pero no me ha dicho tal cosa.
-Creo que no lo comprende. La Orden que resulte vencedora de nuestro enfrentamiento será la única que sobreviva para servir a la Diosa. ¡Vuestra Orden Plateada no es digna de servir a Gaia!
-¡¿Cómo?! Mi Órden lleva al servicio de Gaia desde hace siglos. ¡No te atrevas a...!
-¿Tú entiendes algo, Demon?
-Nada, Kate.
-Queda avisada, señorita Astralnight...

Con aire misterioso, se volvió y siguió caminando, con sus dos acompañantes. Vestían los tres una armadura ligera, dorada, con el emblema de la diosa bordado.

La pequeña furia blanca refunfuñó, sin decir palabra, hasta el momento de la inscripción. Dio el dinero y se encaminó, a paso rápido, hacia su habitación de invitada en el gremio de Fairy Tail, seguida de cerca por Demon y Kate, que se lanzaban miradas de incomprensión.

"Ahora está más motivada. Igual ayuda."

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20 agosto, 2012

Regreso a Fairy Tail

Aguas Profundas era un nombre enigmático para una ciudad terriblemente grande; la más grande, concretamente, de Reinos. Con su gran puerto y con vías principales de comunicación terrestres que la unían a la mayoría de las otras capitales, se nutría de todo tipo de comercios imaginables: especias, telas, armamento, personas, magia, información... Por sus calles patrullaban parejas de guardas, abriéndose paso entre las miles y miles de personas que frecuentaba la ciudad, los puestos callejeros y los animales.

Antes de entrar, Shana decidió hacerse invisible. Kate seguía notando su peso en el hombro, por lo que no se preocupó. Habían caminado las últimas millas, para no llegar a las puertas con una montura gigante que llamase mucho la atención. Iba cargando con las bolsas que Shana habiá dejado caer el transformarse pero, a pesar del peso adicional, se sentía fuerte y segura. Seguía hablándole a la pequeña dragona como si le fuese a contestar en cualquier momento, pero seguía sin pronunciar palabra en ningún idioma.

Atravesaron las puertas sin dificultades, hacia el mediodía. Era una maravilla poder atravesar las murallas de una ciudad sin que le dijeran nada. Aguas Profundas era demasiado grande como para llevar un censo controlado de la gente que entraba y salía de sus murallas, como estaban haciendo en Cormyr. Avanzó por las calles, dejándose guiar por la marca del gremio, hasta llegar a un río, que se ensanchaba hasta dar con el mar. En medio había una isla, conectada al continente por 4 puentes. Cruzó a la isla, y allí se dejó llevar por los olores y los sonidos del gran barrio de comercio mágico en el que se había asentado Fairy Tail, junto con otros gremios. Con el dinero de Shana, consciente de que, en su forma nueva de dragón, no iba a necesitar equipamiento, se compró ropas nuevas, muy resistentes y que le hacían sentir más ágil y fuerte.

"Mi ropa vieja estaba demasiado remendada. Ahora que tengo un dragón como familiar, tengo que molar más."

Encontró el gremio casi de casualidad, con su torre en medio de la edificación. Olía a comida ya desde antes de entrar, y Kate empezó a salivar. Abrió la puerta con ansia y vió la taberna tal como la recordaba. Un par de miembros del gremio estaban comiendo. Uno de ellos levantó la vista de su plato y, al ver a Kate, sonrió y saludó con la mano. Kate devolvió el saludo: era Demon, un compañero desde hacía unos años, bastante bueno en combate pero con habilidades un tanto extrañas. Y un salido de primera.

Se resistió a quedarse comiendo y subió corriendo a las habitaciones de Makarov. Llamó a la puerta y esperó, casi trotando en el sitio de la emoción. Shana se volvió visible.

En dos minutos intentó resumirlo todo, pero el maestro no había entendido nada. Tuvo que respirar, relajarse y empezar desde el principio para poder contarle todo con el suficiente detalle. Makarov escuchaba muy atento y con aire preocupado, echando de vez en cuando una mirada a Shana.

Al llegar a la parte de la gema verde, el maestro insistió en verla. Shana se desnudó de cintura para arriba, con naturalidad, para que el maestro pudiese verla en condiciones. En esos días no había cambiado mucho de aspecto, aunque casi parecía que se hubiese hundido un poco en el pecho.

-Esto tengo que estudiarlo mejor pero... ¿Shana?
-Ah! Esa es la siguiente parte de la historia. Verá...

El relato de cómo llegaron al Gran Hielo y lo que allí sucedió dejó a Makarov más divertido que preocupado.

-¿Y dices que es tu familiar ahora? Je, je, je...-Miró a la dragona, y esta le mantuvo la mirada.
-Claro. ¿Cómo, si no?
-Verás...

Makarov tocó la gema verde, y conjuró largo y tendido. Rodeandola aparecieron unos tatuajes mágicos, con runas.

-Kate, esta gema tiene un gran poder. No sé cual es, pero es peligrosa. Si algo hace que se rompa, o intentan quitarle el poder de forma mágica, hará que estalles. En mil pedazos.
-Entiendo.
-Te he protegido de forma temporal. No puedo prometer que funcionará todo el tiempo que necesites para entender este poder, pero es todo lo que puedo hacer de momento.
 -Oh. Entiendo.
-Y con respecto a Shana...

Disyunción de Makarov. Sin avisar. Shana recuperó su aspecto original, y todo el equipo de Kate perdió sus propiedades mágicas.

-¡Pero qué...! ¡Mi equipo! ¡¿Y qué le ha hecho a Shana?!
-Cof, cof - Shana se sentó en el suelo. - Tu familiar, ¿eh? Cof, cof...
-Kate, Shana sigue siendo humana, al menos en lo que a esto respecta... No es una bestia mágica. No puede ser tu familiar.
-¡Pero...!
-No hay más peros. Tengo que meditar sobre tu gema.
-Y mi equipo...
-¡Y mi dinero que te gastaste! -La pequeña furia blanca había vuelto.
-Pero es que pensé que como eras dragón no te iba a hacer falta...
-Ya, ya... 
-¡BASTA YA! - Makarov estaba muy serio, pero cambió el semblante en seguida. - Kate, parece que necesitais dinero... y equipo nuevo. Perdona por tus ropas, pero si te avisaba no me ibas a dejar, jejeje...
-Snif... mis guantaletes...
-Hay un torneo de lucha la próxima semana aquí, en Aguas Profundas. La inscipción ya está abierta. Puedes participar y sacarte el dinero que te hace falta. Eso sí, ten en cuenta que las reglas permiten... matar al contrario.
-¿Y dónde me inscribo?


"Yo no opto por matar. Ni mucho menos voy a dejar que me maten. Opto por ganar ese torneo."


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04 agosto, 2012

El Gran Hielo

Todo era frío y desolador. Sólo olía a nieve y hielo, y el leve rastro de perfume que se iba con el viento, que soplaba cada vez más fuerte y racheado. Kate se giró hacia Shana, que parecía mimetizarse en ese ambiente.

-¿Es este el lugar, Shana?
-Sí. Yo no... Aquí no hay nada! No entiendo nada. Yo... Debo hablar con Gaia.
-Hablar con... - "Está claro que Gaia la putea, como todos los dioses putean a los mortales. Pero ella sigue empeñada en seguir sus "órdenes"", pensó Kate. - Bien, habla. Yo vigilo.

Shana se sentó cerca del círuclo de piedras y se sentó en el suelo helado, con aire cansado. Kate esperó durante minutos que le parecieron horas, y empezó a dar vueltas a su alrededor. La paciencia nunca había sido su fuerte, y menos si no entendía el motivo de la espera.

Finalmente, Shana se levantó, sacudiéndose la nieve que se le había acumulado en la túnica.

-¡Bien! Tengo buenas noticias y malas noticias. ¿Cuales quieres primero?
-Ehm... las malas, supongo.
-Vale, la mala noticia es que hemos llegado en el momento erróneo - Shana sonrió un poco. - Las buenas noticias es que no hemos llegado tarde, sino excesivamente temprano: debemos estar aquí dentro de algo más de 3 años.
-¡3 años! ¿Quieres decir que tu tarea no termina aquí? ¿Pero qué...

AAauuuuuuuuuuUUuuuu.....

Una manada de lobos salió de la nada, con el pelaje erizado y enseñando los dientes. No eran lobos corrientes: fácilmente Shana podría usarlos de montura, si sus intenciones hubiesen sido diferentes.

Atacaron al unísono a Shana, que estaba todavía algo distanciada de Kate; la clériga de Gaia se defendía como podía mientras Kate trataba desesperadamente de quitárselos de encima. Pero eran demasiados. Uno mordió a Shana en el cuello y cayó rodando, cosa que aprovecharon otros para lanzarse sobre ella. Kate gritó y pataleó, golpeando a diestro y siniestro, pero ella misma tenía un serio problema: los que daban a Shana como cazada se giraron. Estaba ella sola. Hechó más que nunca en falta a la clériga ya que, a pesar de haber estado viajando juntas poco tiempo, había llegado a valorar muchísimo sus habilidades en combate.

Pero Shana no estaba muerta: una luz cegadora salió de su cuerpo, haciendo que todos los seres cercanos apartaran la vista momentáneamente. Cuando Kate volvió a mirar, Su lugar lo ocupaba un pequeño dragón de color plata, que se elevaba en el aire con sus pequeñas alas. Los lobos se ensañaron con Kate en ese momento, pero el pequeño dragón invocó un gran torbellino de aire, que engulló a los lobos. Kate fue absorvida también, pero el remolino creado por el dragón no le hizo daño alguno: la colocó en el centro, y la depositó con cuidado en la nieve, una vez todo hubo terminado.

El dragón curó las heridas de Kate, y se posó con cuidado, en su hombro.

No había rastro de Shana.

Y el dragón la había curado.

Y en sus ojos giraban pequeños molinos.

-¿...Shana?
-Prrr.
-¡Guau! ¿Cómo..? ¡Es genial! ¿Cómo no me lo dijiste antes? ¡¡Yo no sé hacer eso, cómo mola!! - Kate había oído a mucha gente del gremio que en ocasiones, los hechiceros y magos tomaban a un animal como familiar, compartiendo con él habilidades, conjuros y aventuras. Kate no había encontrado a ningún animal que le pareciera idóneo, aunque tampoco se había molestado en buscarlo. ¿Y qué había más idóneo para ella que una joven dragona? - ¿Vas a... ser mi familiar? ¿Por eso soy la elegida de Gaia para esta misión?
-Prrr.
-¡Genial! Oye, como familiar eres un poco más callada, pero no me importa. Así me llevas menos la contraria, jajajajaja. Ahora en serio: si es Gaia quien te ha traído hasta mí, haré lo posible por continuar la misión que te encomendó. Que nos... encomendó. Y... ¿Qué hacemos ahora?
-Prrr.
-Ya... Yo tengo que hablar con Makarov. Tú no tienes la información que me hace falta sobre este... implante que llevo ahora en el pecho, así que vamos a FairyTail.

Se concentró. En su pecho, justo debajo de la clavícula derecha, un tatuaje del tamaño de la palma de una mano, con la forma del símbolo del gremio, emitió un fulgor débil.

-Rumbo Suroeste, Shana.
-Prrr.

Bajaron volando la montaña, gracias a un conjuro de Shana, que seguía en forma de dragón, apoyada en el hombro de Kate, y no decía ni palabra en humano. Una vez debajo, Kate convocó a otro perro gigante, pero esta vez era más pequeño, y viajaron así hasta que entraron en el desierto. Y una vez allí, Kate se concentró y convocó un armadillo enorme, en el que cruzaron el desierto hacia el desierto. Kate siguió viajando, con la cría de dragón plateado en el hombro, hasta que llegaron al gran mar en el Oeste, a la gran ciudad de Aguas Profundas, a donde se había mudado el gremio tras su precipitada salida de Puerto Cailim.


"Hummmm.... Un buen estofado de Mirajane... *^_^*"

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02 agosto, 2012

Nueva movida con el Blogger

No es que sea una GRAN movida, pero tengo que mirar cómo va y en qué consiste. No sé qué cambios acarreará esto pero... espero que no sea complicado, porque no me apetece aprender esta semana, estoy de no :3

Hum!

01 agosto, 2012

Viaje al Destino (Parte IV)

Kate abrió los ojos, después de sentir cómo Shana la zarandeaba, intentando despertarla. La vió temblorosa, con lágrimas en los ojos, postrada encima de ella con devoción.

-¡Menos mal! ¡Has estado inconsciente un buen rato desde que volvimos - empezó a hablar muy rápido y a gesticular tanto que parecían espasmos - pero despues empezaste a levitar pero claro, brillabas y la piedra está en tu pecho pero creo que es un poder de Gaia pero no lo entiendo pero..
-¡Shana! Despacio, ¿quieres? A ver, ¿desde que volvimos de dónde? -Miró a su alrededor - seguimos en el mismo sitio: ahí está el pedestal - Se fijó en que no estaba la gema. - ¿La has guardado?
-¡No! ¿No te acuerdas de la isla? ¿El volcán?
-No.
-¡Pero Gaia te dio un poder para poder...!
-Shana, no me he movido de aquí. La gema tendría mucha energía y me ha dejado fuera de combate. Igual a tí te pasó lo mismo y lo soñaste. La gema, ¿dónde está, Shana? Era lo que veníamos a salvar, ¿no?
-Mírate el pecho...

Kate tenía el corpiño desgarrado y, en medio del pecho, justo después del canalillo, brillaba la gema con fulgor verde. No le hacía daño, sin embargo se notaba más fuerte. 

"Me cago en....!!"
-¡¿Qué es esto?!
-¡No lo sé! Gaia quería que viniéramos aquí a salvarla. Seguramente tenías que tenerla tú, ya que eres la elegida.

"Tengo que hablar con Makarov. Él podrá explicarme mejor lo que es esto." 

Salieron del pueblo y caminaron al oeste, a dónde las estrellas guiaban a Shana, y aún más al norte. Llegó un momento en que, tras unos montes, se extendía un desierto inmenso. Kate no quería estar vagando en el desierto, podían ser muchas jornadas; podían perderse y no volver a salir. Así que lo intentó de nuevo.

Se concentró. Quería un animal que las pudiese llevar por el desierto de forma rápida. Que fuese amistoso. Que fuese veloz.

Ante ellas apareció un perro de tamaño gargantuesco, de ojos claros y pelaje espeso. "Va a pasar calor, pero sin duda es rápido. Menos mal que no es otra pesadilla...". No sabía hablar perruno, pero se las apañó para explicarle que querían viajar. Decidió llamarle Bobby, le rascó detrás de las orejas, y se pusieron en marcha.

Y Bobby corrió a través del desierto. Viraron rumbo norte, y en unas horas el desierto había quedado atrás, llegando a una zona helada. "Menos mal que Bobby tiene pelo fuerte, ahora le vendrá bien". Avanzaron lo que pudieron, saltando glaciares y montes, hasta que estuvieron agotadas, y no podían avanzar más: una pared vertical con escasos salientes se interponía entre ellas y su rumbo, y no veían forma de rodearla. 

Acamparon esa noche, con mucho frío y sin fuego, pero con un cielo muy despejado, que le permitió a Shana confirmar el rumbo. Estaban muy cerca.

A la mañana siguiente, Kate conjuró. No buscaba a Bobby. Buscaba algo que pudiera subir por esa pendiente con salientes. Una cabra montesa, tal vez.

Y lo que apareció fue una criatura, mitad cabra, mitad hombre. "¡Maldita sea! ¿Pero qué tengo con las criaturas infernales?"

-Rffai tlamissh akeun?
-Ehm... -Kate empezó a gesticular - Yo, arriba.
-Kate yo creo que... No voy a subir a... él. 

Shana se ayudó de la magia para caminar por el aire, e iba ascendiendo poco a poco. Kate no se iba a quedar atrás, así que se acercó al sátiro con aire decidido y se subió en su grupa. La criatura empezó a subir por los salientes de la pared, dejando a Shana atrás pronto. 

Al llegar arriba, el sátiro desapareció, pero Kate vió lo que, al parecer, estaban buscando: una extensión de hielo inmensa, y un círculo de piedras, con un pequeño altar. Todo estaba abandonado: la nieve y el hielo cubría casi por completo los bloques.

Cuando Shana llegó por fin, en su cara sólo había decepción. "¿Hemos llegado tarde?"


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