29 mayo, 2022

Fuego y madera, mala combinación

Las horas pasan muy lentas para Markus. El enano refunfuña con frecuencia, mesándose la barba tratando de tranquilizarse. El agua no es nada confiable, los barcos no son nada confiables. Lo único confiable que tiene uno es el suelo bajo sus pies y, si no tiene suelo, lo normal es estar inseguro.


El frío es insoportable, se cala en los huesos y se agarra a las ropas de los demás aventureros, que se turnan en cubierta para otear el horizonte, en busca de alguna costa en la que desembarcar. Los que no vigilan se meten en los camarotes, en las que intentan descansar a trozos, tapados con las mantas. Todos, excepto Kena, por supuesto. Ella nota algo de fresco porque no está acostumbrada al mar, pero la temperatura es, a falta de otra palabra, perfecta. Sigue cargando en todo momento con el huevo de Grifo, contándole historias y asegurándose de que tiene suficiente calor corporal. El barco es suficientemente amplio para el grupo y está perfectamente equipado; sólo les faltaría algo que llevase a la boca. 


"Un buen asado, crepitando en su leña bien seca, con su humito... 😋 Casi puedo olerlo. No, espera, puedo olerlo!😲"


Una columna de humo se eleva desde los camarotes, buscando salida por donde puede. Tras medio segundo de confusión, entiende el problema:


-FUEGO! FUEGO EN EL BARCO! 😱😱🔥🔥


La bárbara baja apresurada bajo cubierta, seguida de Diluc y Erala, y se encuentra el pasillo en llamas; hay mucho humo y ven con dificultad. Markus sale del camarote y se encuentra, de cara, con el causante del problema: un ser de fuego que resulta ser un demonio busca algo puerta por puerta (incendiando todo a su paso) y, al ver a Markus, sonríe y ataca sin más aviso.


Todos intentan deshacerse del demonio, pero las condiciones son muy complicadas: un pasillo estrecho, un demonio de fuego en medio de un barco de madera... Erala se desliza tras el demonio para intentar buscarle las cosquillas y le lanza un cubo que estaba lleno de... agua? No era agua. La orina se evapora antes de tocar al demonio, que se ríe de la ocurrencia de la pícara.


Diluc entiende que no hay nada que hacer allí y grita que salgan a cubierta. Erala consigue hacerse hueco para salir también por otro lado, mientras Kena, cuando va a girarse para salir corriendo tras gritarle a Markus que salga, ve cómo el paladín, antes de poder hacer nada, cae en combate ardiendo! La ira inunda a Kena y se gira para socorrerle, pero Markus se incorpora al instante, como si nada.


El paladín, en su mente, mientras la muerte intentaba apoderarse de su alma, escuchó una voz: "levántate, elegido", y se despertó curado... pero le ha ardido todo el pelo. Tampoco tiene cejas, ni barba, aunque él no se ha dado cuenta todavía.


En cubierta, Diluc y Erala bregan con otra situación: un barco, que no habían visto antes, se ha acercado y parece querer ayudar en la situación, por lo que suben corriendo al otro barco (que les apunta con un cañón) y se ponen a explicar que hay más gente en el barco y necesitan ayuda contra un demonio. Y claro, la otra tripulación, con bandera del reino de Karhium, flipa.


El barco arde sin remedio y empieza a hundirse. Markus es demasiado lento por lo que Kena se propone darle algo de tiempo para que pueda salir a cubierta corriendo, pero el enano vuelve a recibir mucho daño y cae inconsciente de nuevo. Kena, con lágrimas en los ojos, intenta subir a cubierta dejando al paladín atrás, dándolo por muerto definitivamente, pero el barco escora y cae de espaldas, cayendo cerca del enano. 


(🎲esto fue un 1 como una casa, obviamente😂)


"Tirsa me dice que no puedo dejarle atrás!" Coge todo el aire que puede y, cargando con el huevo a la espalda, coge a Markus en brazos, con su armadura pesada y sus armas, y consigue salir de bajo cubierta mientras el barco arde, de modo absolutamente épico. Una bala de cañón pasa silbando al lado de su oreja, impactando en el demonio, dándole tiempo a poder coger carrerilla y subir al otro barco, donde una emocionada Erala sonríe mientras suelta los mandos del cañón, visiblemente orgullosa de que su tiro acertara en su objetivo.


-Rumbo a Tasal!

-Rumbo a Tasal! De vuelta a la capital! - los marinos repiten la orden del capitán, que se acerca a los aventureros -. Y ustedes... tienen mucho que explicar.


La Gran Ciudad Perdida de los Eslizanos

 

Sus pasos resuenan en las calles y plazas desiertas, cubiertas por un fino polvo depositado durante siglos. Las casas, abandonadas con sus enseres, muestran una civilización antigua y próspera, y con una escritura desconocida por los aventureros que componen el grupo. Markus, Kenandra, Diluc y Erala avanzan, primero con precaución y luego más confiados, entre las ruinas de aquella ciudad enclavada en lo más profundo de la tierra, con el ojo puesto en la gran catedral del centro, que destaca en altura con respecto al resto de edificios.


Durante una hora caminan y examinan todo cuanto quieren; nada ni nadie les detiene. En una de las incursiones a casas desiertas, Diluc encuentra 4 GEMONCIOS 💎 (no confundir con gemas normales, los gemoncios son, como todo el mundo sabe, gemas enormes y muy brillantes). Decide guardarse 3 en el bolsillo sin que nadie le vea y sale de la casa con el cuarto en alto:


-Ey, mirad lo que he encontrado! Seguro que vale un buen dinero.

-Pues sí, seguramente - dijo Erala con cara concentrada, calculando su valor.

-Toma, Erala; seguro que tú puedes sacarle más tajada.

-Vaa... le... - Erala toma el gemoncio y lo guarda, dando las gracias. Desconfía naturalmente de la generosidad del bardo, pero no va a perder la oportunidad de ganar gratis unas cuantas monedas de oro! 💰


Llegan finalmente al centro, donde el gran templo les da la bienvenida con unas estatuas perfectamente limpias, lo que llama la atención del grupo. 


-Siglos abandonadas y... limpias? 😕 Es muy extraño - dice Markus.

-No reconozco ningún símbolo o escritura, pero ya que estamos aquí... - apremia Diluc.

-Yo tampoco reconozco a qué dios está dedicado, ni entiendo una palabra de lo que apunta... Francamente extraño, todo esto.

-Vamos! 😁 - Kena, emocionada, sólo piensa en verla por dentro.

- Voy yo delante - dice Markus -, mantened los ojos bien abiertos. No sabemos lo que nos podemos encontrar...


Tras la gran puerta de entrada y un pasillo llegan a una habitación con una energía extraña... pero positiva! Al entrar, sus heridas se cierran y su cansancio desaparece Qué maravilla! Sólo puede ser un templo dedicado a un dios bueno. Se sienten mejor, se relajan un poco, y siguen avanzando.


Tras otro corto pasillo, llegan a otra habitación. Se paran en la puerta y observan: hay 30 espadas, todas distintas, clavadas en el suelo de la habitación. Kena entra primero y en ese momento, en el centro de la habitación, surge un holograma de un humanoide draconiano.

Kenandra FLIPA.


-Bienvenidos, aventureros.

-Hola! - Saluda Kena - Quién eres?

-Soy sólo un holograma, guardián del conocimiento.

-Qué le pasó a tu ciudad?

-Si superáis la prueba del héroe, tendréis acceso a información.

-Cómo se llama tu civilización? Tu raza? - Markus intenta otro tipo de preguntas más básicas.

-Hm... Veo que ha pasado demasiado tiempo. Mi pueblo se hace llamar los eslizanos. Nuestra civilización desapareció. Yo soy el guardián del conocimiento. Si superáis la prueba...

-Sí, sí. Acceso a información. - Diluc NECESITA más información, se muere por más información - Hacemos la prueba, obviamente.

-Obviamente - Kena asiente.


El holograma mira a Markus y recita una adivinanza, mientras las puertas de la habitación se cierran:


"Cuando un rey busca refugio, sólo la paz encontrará cuando el corazón vea la luz.

Cuando un rey busca venganza, sólo la paz encontrará cuando sus manos derramen sangre.

Cuando un rey busca perdón, sólo la paz encontrará cuando sus ojos vean la verdad."


Todos se miran y miran a las espadas. Se fijan en sus colores, sus formas... filos cromados, blancos, todas con gemas de distintos colores incrustadas, algunas con espinas... Absolutamente todas distintas unas de otras.


-Debe de ser una espada en concreto.

-Así es - apunta el holograma eslizano, mirando a Markus -, debes escoger la espada correcta.

-Y si no?

-Moriréis todos.

-Ah.

-Vamos a pensar esto bien.

-Sí.


Debaten durante un rato el significado de la adivinanza. La venganza debe referirse al filo, ya que es la parte que hace daño y el refugio a la empuñadura, porque la guarda protege la mano. Y qué tiene que ver el perdón con las gemas? No, no; tiene que haber otra forma.


El corazón de la espada, apunta alguien, es el filo; es la razón de ser de una espada. Para derramar sangre con las manos... las manos están en la empuñadura, tras la guarda. Los ojos, son redondicos, como gemas... Esto tiene que ser! Entonces...


Se deciden finalmente por una espada de filo blanco (un corazón que ve la luz), con gabilán con sangre (manos que derraman sangre) y gemas negras (el auténtico color que los contiene a todos, que tiene todos los puntos de vista, la Verdad absoluta). Sacan la espada conteniendo el aliento hasta que el holograma vuelve a hablar:


-Correcto - el holograma sonríe.


El arma está mal equilibrada, y Kena siente una muy mala sensación cuando la intenta empuñar. Le repugna, no quiere tocarla, al igual que Diluc y Erala, pero Markus no le hace ascos. Al cogerla el paladín se convierte en un hacha enana, mucho mejor adaptada para él.


Y una voz en su cabeza le dice, suavemente:

"Esta espada te hará Rey..."

"Pero a mí no me interesa eso."

"Pero ya eres el elegido del grifo también."

"Casualidades."


-Mi cometido ha terminado. Ahora seguid por esa puerta.

-Pero...

-Seguid por la puerta. Pero, por favor, satisfacedme. Quién ganó: los elfos o los dragones?

-Los elfos - contesta Erala.

-Malditos elfos - dice el holograma, escupiendo al suelo.

-Malditos sean - dice Markus, escupiendo al suelo a su vez.


El conjuro de la sala que bloqueaba las puertas se desvanece y el holograma desaparece, sin dar la información que buscaban en un principio. Con su hacha nueva, sus dudas y sus gemoncios💎 como único conocimiento sobre la ciudad, salen por la puerta contraria a la que entraron, esperando encontrar algo más de información, pero sólo hay unas escaleras que bajan, que van a dar a un puerto interior, en el que hay un pequeño barco. En este punto no van a dar la vuelta: supondría volver a cruzar la ciudad y volver a la gruta oscura sin iluminación que llevaban horas recorriendo sin ningún tipo de orientación. Markus no quiere subir pero la posibilidad de volver a la gruta de la montaña no satisface a nadie más del grupo, por lo que terminan subiendo todos.


El barco avanza lentamente a través de una niebla un poco espesa y, al salir, a la espalda del grupo hay una montaña, y no se ve el puerto del que han salido, ni ninguna salida, ni luces, ni ciudad, ni nada.


Y de repente sólo Erala sabe cómo llegaron a ese barco. El resto no recuerda nada de las últimas horas, pero sí puede ubicarse gracias a la especial orografía de la montaña que tienen a la espalda: están justo al lado de la Isla de las Almas Perdidas, una zona en la que nadie osa aventurarse navegando, ni los navegantes más experimentados. Kena se encuentra bien pero los demás tienen mucho frío. Nieva en la Isla de las Almas Perdidas y en el barco. No pueden quedarse aquí y ponen rumbo al sur. Cuanto antes encuentren tierra, mejor. Cualquier sitio es mejor que un barco para Markus.




Las armaduras pesadas y los huesos pesados flotan muy mal y se hunden muy rápido...