22 junio, 2012

La joven de ojos de viento

-Kate... Mi nombre es Kate...

No recordaba haber escuchando mayor sandez en su vida, y su cara lo reflejaba como un espejo. ¿Qué era eso de...elegida? ¿Cómo? ¡¿Qué?!

-Muchas gracias por salvarme, Kate - Shana sonrió y se acercó a la hoguerita, que había sobrevivivdo a la refriega -. Gaia sabía que contigo estaría segura.
-¿Gaia? - Tenía una vaga idea de quién era Gaia (diosa de... ¿la naturaleza? ¿el bien? Tenía que haber atendido más en las clases de los monjes), pero nunca le habían interesado las cuestiones divinas. Los dioses eran caprichosos y hacían muchas veces lo que les daba la gana. Y siempre salía perdiendo gente como ella.
-¿No sabes... quién es Gaia? - ahora parecía Shana la que había escuchado la mayor sandez de su vida -. Yo sirvo a Gaia, diosa mayor del ciclo de la vida y la sanación.

Shana hizo ademán de enseñarle su símbolo sagrado, bordado en la túnica: un gran árbol con la copa en forma de corazón. Lo hizo con gran orgullo, con una sonrisa en la cara, pero Kate pasó de largo: tenía cosas más importantes en las que pensar. Se acercó a uno de los cuerpos que habían quedado tendidos entre la maleza, y observó.

Tenía una bandana ninja, tal como había intuído en la oscuridad. El símbolo era una hoja, pero estaba tachada, por lo que debían ser desertores o expulsados de alguna Aldea. Sus ropas eran oscuras, cómodas; la indumentaria habitual de combate de un ninja (por lo que había oído hablar). Este tipo de guerreros no eran frecuentes en las tierras de Puerto Cailim. Aunque últimamente...

Cogió la bandana y se la guardó en el petate. Arrastró los cuerpos lejos del camino y volvió a su fogata. Shana seguía allí, sentada, mirándola con mucha atención.

-¿Qué me miras? ¿Qué haces aquí? ¿Y por qué te sientas en mi fuego?
-Ya te he dicho que te buscaba a tí... -Shana se armó de paciencia -. Gaia me pidió que te buscara. Llevo mucho tiempo viajando, ¿sabes? Tengo una misión que cumplir, y tú formas parte de ella.
-Despacito... Shana. ¿Una misión para qué? ¿Y por qué te persiguen estos ninjas?
-No conocía a esas personas, no sé por qué me persiguen, pero supongo que intentaban que no te conociera. Seguramente son enemigos de la causa de Gaia.

Y empezó a hablar. Habló de su procedencia, en unas tierras muy al sur, fuera de los límites de Reinos. Era hija de noble familia, y había sentido la llamada de Gaia desde pequeña. Fue instruída en las artes curativas y en la magia divina por los clérigos de la capilla de su ciudad. Hacía unas semanas había empezado a tener unas visiones recurrentes con Kate como protagonista hasta que, por fin, Gaia le habló: debía darse prisa en encontrar a Kate. Ella la ayudaría a asistir a la Gran Reunión de dragones que se iba a celebrar dentro de poco. Por eso había partido de su casa, para buscarla y encontrarla, y pedirle que la ayduara a cumplir su cometido.

Kate sólo escuchaba "blah, blah, blah, misión, blah, dragones, blah, blah...". Aprovechó el tiempo para preprarar unos kebabs, y fijarse mejor, mientras hablaba, en la joven. Rondaba los 20 años, como Kate. Sus gestos eran suaves y delicados; parecía una persona tímida y tranquila. Sonreía, sin embargo, con gran franqueza, y hablaba de su divinidad con inmensa devoción e, incuso, cariño. La túnica, además de blanca (sorprendentemente blanca, despues de una jornada de camino) se intuía de calidad; tenía filigranas bordadas y el símbolo de la diosa era de un trabajo exquisito para los ojos inexpertos de Kate: sin duda era de buena familia. Como único equipaje, portaba un bastón con unas piedras engarzadas, un chakram y una bolsa de viaje bastante modesta. Pero lo que más le llamó la atención fueron sus ojos: de un azul tan claro que eran parecían grises, y en su interior se intuían corrientes de aire, pequeños molinos de viento, que giraban sobre sí mismos según Shana iba hablando de su misión mientras degustaba, complacida, la cena que Kate había preparado.

-Muchas gracia por la cena -. Shana sonrió, a lo que Kate no pudo menos que corresponder.
-No hay problema. - Se levantó y se tumbó recostada en el árbol, dispuesta a dormir. - Mañana tengo que seguir camino; yo tambien tengo una misión, en un pueblo cercano. Puedes ir a Puerto Cailim y hablar con Makarov y el gremio de la misión, el pago y esperarme allí, no creo que tarde más de dos días...
-¡No! ¡De ninguna manera voy a dejarte ahora que te he encontrado! -Se puso muy seria, pero aún así tenía un aire ciertamente adorable - Yo voy a donde tú vayas. Te ayudaré a terminar tu misión actual, para que podamos empezar cuanto antes con la de Gaia.
-¡¿Cómo?!
-Voy contigo. ¡Y punto!

"Maldita sea", pensó Kate. "Con lo tranquilo que había sido el día...".


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2 comentarios:

  1. Todo perfecto again ^^ O al menos lo que yo puedo recordar :p La verdad es que el principio lo tengo mucho más claro que la historia de entremedias pero por el momento está perfecta ^^

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  2. A mí me pasa lo mismo, a partir de aquí tengo lagunas y cosas mezcladas xDDDDD

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