02 julio, 2012

El gremio de magos

Tras un día entero caminando, sin detenerse a comer, y a descansar únicamente para revisar la salud de Jimmy, las puertas de la ciudad de Puerto Calim se dislumbraban ya en el horizonte, con los últimos rayos de sol de la tarde. Esa jornada había sido silenciosa, dura; Kate caminaba callada, con el ceño fruncido, pensando en lo que había pasado. Tenía que pedirle consejo a Makarov con su magia. Sin duda una pesdilla era lo último que quería convocar... Bueno, lo último no. Pero estaba en los últimos puestos, eso seguro.

Shana la siguió todo el camino sin decir una palabra. Para cuando llegó la noche ambas tenían ampollas en los pies, y les dolía todo el cuerpo, y pararon unas horas, hasta el amanecer, frente a las puertas, con una pequeña fogata. Aprovecharon el tiempo para comer y dormir un poco. Shana seguía preocupada por Jimmy: no había vuelto a dar señales de recuperación. No se despertaba bajo ninguna circunstancia.

Cruzaron las puertas de la ciudad cuando todavía no había salido el sol, y Kate guió a Shana por las callejuelas hasta llegar a un edificio robusto, grande, con una gran torre: el gremio de magos Fairy Tail. 

El edificio contaba con diversas  zonas: la entrada principal era una taberna, que ofrecía los servicios de manutención y hospedaje a los miembros que se mantenían al corriente de las cuotas, y ayudaba a sacar un dinero extra de la gente de la ciudad que pasaba a comer y beber algo mientras disfrutaban de la compañía (y las vistas) de Mirajane; brazo derecho de Makarov, se ocupaba tanto de la taberna como de las cuentas del gremio, además de ser una sanadora bastante eficaz. Tenía a su cargo a varias personas, para limpiar o cocinar en el gremio, y unos pequeños robots. Además, corrían rumores de que era una maga muy poderosa, que era capaz incluso de convertirse en un temible demonio; pero era muy difícil de creer, dado su carácter alegre, pacífico y extrovertido.

El gremio contaba tambien con una zona dedicada únicamente al hospedaje: los miembros tenían derecho a una habitación si así lo requerían, previo pago de una cantidad de dinero al mes junto con la cuota asignada al gremio; pero, además, había unas habitaciones destinadas uso de invitados de los miembros del gremio o viajeros que pudieran pagarlas. Las habitaciones se dividían por pisos según los rangos que tenían los miembros: así, los recién llegados estaban en los pisos inferiores, mientras que los miembros de más alto rango (rango S) tenían sus habitaciones en los pisos más altos.

Al abrir la puerta, la taberna estaba vacía, y únicamente Mirajane estaba presente; canturreaba mientras prepraraba desayunos.

-¡Mirajane!
-¡Kate! - Sonrió ampliamente, como siempre, pero se puso seria al ver el semblante de su compañera. - ¿Quiénes son? ¿Qué ha pasado?
-Te contaré más tarde. Por favor, cuida de Jimmy. Tengo que hablar con Makarov urgentemente. Esta es Shana.

Shana se inclinó levemente como saludo. Mirajane la miró brevemente, asintió y se centró en Jimmy.

-Shana, ¿verdad? Ayúdame con el chico. Y explícame qué le ha pasado.

Ambas se alejaron cargando con él a una habitación pequeña, cerca de la barra de la taberna. Kate no esperó más y subió las escaleras hasta la habitación de Makarov. Llamó a la puerta. Y un señor mayor, muy bajito, de pelo blanco, prácticamente desnudo y aspecto estrambótico, abrió la puerta.

-Maestro.
-Kate, parece que no traes buenas noticias. Pasa.


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