28 julio, 2012

Una isla en medio de la nada

No se veía costa, ni cercana ni lejana. Sólo un mar inmenso, azul y picado, que rompía con furia contra un arrecife y llegaba, en forma de pequeñas ondas, a la playa de arena fina y blanca en la que estaban Shana y Kate. Tenían delante una selva bastante espesa, de donde venían sonidos de pájaros y animales pequeños, como salamandras o ratones. Y, por encima, un volcán.

-¿Tienes idea de dónde estamos? -A Kate nada le resultaba familiar de este sitio.
-Pues no. ¿Tenías que tocar la piedra?!
-¡Estaba ahí!
-Ay.... -Shana giró en redondo, pensando qué hacer.
-Desde aquí no veo salida. Si subimos al volcán, tal vez podamos ver más allá y localizar alguna costa. O incluso tenemos suerte, y esta isla a lo mejor es más grande y vive alguien cerca. ¡Vamos!

....

Abría el paso Kate, esquivando ramas y matojos, y la seguía Shana, metida en sus pensamientos. Fue una marcha muy lenta: tardaron toda la mañana en cruzar la jungla y llegar a las faldas del volcán, y el ritmo se volvió aún más lento cuando intentaron subir.

..bumbum bumbum...

-¿Oyes eso? -Dijo Kate en voz baja; olfateó: ceniza, lluvia reciente, verde, sudor, perfume.
-No oigo nada. ¿Qué es?
-Como... ¿tambores?

Shana pidió a Gaia que les diera la capacidad de volar. Subieron así más rápido y, cuando estaban a media altura divisaron la entrada a una pequeña cueva que se adentraba en las tripas del volcán. Kate hizo señales a Shana para que se mantuviera detrás, y se acercaron cautelosamente. No había nadie en la entrada, pero ahora los sonido rítmicos se escuchaban mucho mejor.

...bumbum bumbum....

Desde la entrada de la cueva no se avisataba nada nuevo: sólo océano por todos lados. Decidieron adentrarse un poco en la cueva, para investigar de dónde procedían los sonidos. Lllevaban un rato serpenteando por galerías, siguiendo el sonido, cuando un temblor las sorprendió.

-¡¿Terremoto?! -A Kate no le resultaba agradable la idea de quedar sepultada en un volcán.
-Ya paró. Es habitual que haya terremotos pequeños cerca de los volcanes, pero no siempre significan algo. - Respondió Shana.

"Doña sabelotodo menos donde estamos, ñañañañaña." El aire empezaba a ponerse espeso. Sin darse cuenta, habían ido bajando poco a poco, y ahora hacía más calor.

Un temblor más fuerte las sacudió, haciendo tambalearse. Hacía más calor, sin duda. Hacía mucho más calor.

-¿...Shana?
-Vale, esto ya... -El temblor se acrecentó - ¡Corre! ¡CORRE!

Echaron a correr pasadizo arriba. El temblor no cesaba, y pequeñas rocas empezaban a caer. Shana se quedaba atrás.

-¡FUS!

Kate cogió a Shana en brazos, y siguió corriendo todo lo rápido que podía. Esquivó rocas y mantuvo el equilibrio mientras todo seguía temblando más y más, y el calor se hacía más insoportable. No había aire. Olía a... Olía a Fuego.

Kate vió de lejos la luz de la salida.

-¡Shana! ¡VOLAR, SHANA!
-¡Sí! ¡Oh, Gaia...
-¡¡SHANA!! -La salida se acercaba irremediablemente, y no podían detenerse. La cueva se derrumbaba a sus espaldas, y el estruendo se mezclaba con la furia del magma intentando salir. ¡TIENES QUE HACER LOS CONJUROS MÁS CORTOS!
- ....dadora de vida, haz de mi, tu humilde sierva...
-¡¡¡SHANAAA!! -La salida ya estaba allí. Kate siguió corriendo. Y deseó con todas sus fuerzas poder volar, para que ambas pudieran salir sanas y salvas. Para poder seguir aprendiendo, descubriendo, y llegar a ser más fuerte, incluso, que Erza. Para poder saber de dónde viene, quiénes fueron sus padres. Para poder...

Estaban volando. Pero Shana seguía concentrada, terminando el conjuro, con los ojos cerrados y su pequeña cara contraída por el esfuerzo. Y pesaba mucho menos.

En realidad, ahora estaba siendo sujetada por unas manos enormes, con garras enormes. Estaba siendo transportada por una criatura dragonil, con alas, cola y garras, y escamas en todo su cuerpo negro azabache. Kate estaba alucinando, nunca se había visto así a sí misma: era algo nuevo, era distinto... y le gustaba. Le gustaba mucho.

-¡Shana! ¡Abre los ojos! ¡Mira!

La cara de Shana pasó del miedo al asombro, y del asombro a la felicidad más absoluta. Muy atrás ya, el volcán seguía en erupción, y la isla se alejaba con cada aleteo de Kate.

-¿Cómo...?
-No lo sé. ¡Tengo que contárselo a Makarov! -La boca se le ensanchó en una sonrisa infinita.

Pero, a pesar de que se sentía fuerte, empezó a perder altura. Una luz empezó a envolverla... y perdió el conocimiento.




3 comentarios:

  1. Fíjate si me lo inventé todo. Realmente estabas allí? O estaba yo sola e intentaba encontrarte?
    Por qué tengo el recuerdo de un hombre diciendo "khalimaaaahhh"?

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  2. Ni idea... No sé si estaba contigo o no. Recuerdo que te vi como levitar con la piedra en el pecho y luego caer inconsciente pero no sé exactamente cómo pasó todo xD Hace tanto tiempo de todo... xDDD

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  3. Bueno, voy a seguir; espero que el máster, cuando lo lea (un año de estos) no me cambie mucho :p

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