02 noviembre, 2012

Esto son 3 aventureros que...

Tras una larga jornada caminando, los tres aventureros llegaron al final del sendero. La jungla quedaba ya tras ellos, y ante sus ojos se alzaba, imponente, una fortificación rodeada de barranco; su única comunicación con el mundo parecía ser un estrecho puente de piedra, viejo como la misma fortaleza.

San avanzaba delante, precabido, atento siempre a posibles ataques o trampas en el camino. Cada poco se giraba para cerciorarse de que su señor, Halaster, se encontraba bien. Éste pocos pasos por detrás, con su arco negro en las manos. Procedían de Mulhorran, a muchas millas de distancia. Halaster,  de familia noble, había salido de casa hacía pocos meses para hacerse aventurero y conocer, así, el mundo. Había sido instruído en su niñez por maestros de la espada, el arco y la meditación, y había conocido los rudimentos de la música y la herboristería. San empezó como sirviente de la familia muy joven. Era sigiloso, callado y poseía habilidades de acecho muy útiles en combate. Pero teníaMUY mala suerte.

Tenira se les había unido hacía un par de meses. Procedía de muy al sur, algo que se notaba levemente en su acento y fuertemente en su forma de vestir y su aspecto. De niña había quedado huérfana, y llegó a un templo de Tymora, la diosa de la buena suerte, donde habían visto desde el principio su potencial. La seguía la buena fortuna, sin duda, y además poseía habilidades curativas. Una familia noble, comerciante de armaduras y armas (algo por lo que Tenira llegaría a sentir pasión pasados los años), la adoptó y la instruyó en múltiples disciplinas culturales: historia, nobleza, geografía, biología, naturaleza... Llegado el momento, Tymora le mostró imágenes de una persona con muy mala suerte, y supo que debía seguir a esa persona para vigilarlo: si seguía así, podría llegar a convertirse en un avatar de la mala suerte (y eso a Tymora, la diosa de la fortuna, no le gustaba nada). Salió de casa de sus padres adoptivos y pasó una temporada en el templo, aprendiendo rudimentos mágicos y de supervivencia para poder enfrentarse al mundo. Había salido en busca de Sam hacía 6 meses cuando por fin dio con él.

-Fijaos bien! Sin duda tiene niveles subterráneos, hay respiraderos en algunos puntos. Tal vez lleguen al nivel del suelo, o más abajo; al inframundo! Y nos encontremos con un demonio que nos diga...
-Sí, sí, Tenira. Gracias. - Halaster alzó la vista y señaló. Tres grifos volaban, sin prisa, hacia la fortaleza.

Avanzaron por el puente con precaución, y al llegar al final, donde estaba el umbral del portón, empezaron a escuchar pasos rápidos en el interior.

Cinco hombres lagarto grandes como caballos se abalanzaron sobre ellos sin pensárselo dos veces. Portaban lanzas, escudos y escuetas armaduras. Halaster empezó a disparar flechas, mientras San desenvainaba las dos espadas y arremetía golpes a destajo. Tenira retrocedió un par de pasos y lanzó un par de conjuros, pero pronto la mayoría yacían en el suelo, muertos. El último en pié huyó como pudo, hacia el interior. La clériga se fijó en que los grifos habían entrado en el torreón por una plataforma que parecía especialmente diseñada para ellos.

Una campaña sonó, llenando todo el cañón con su repiqueteo, y al terminar un dragón apareció y empezó a comerse a los grifos, como trocitos de pollo. Sin mucho acierto, dejó caer un cadáver enorme en el puente (aplastando casi al grupo), que rompió, dejando incomunicado la fortaleza con el mundo.

No quedaba más remedio que avanzar, por lo que entraron en las estancias oscuras, donde tuvieron que enfrentarse a enormes golems guardianes, y estatuas que parecían cobrar vida, lanzando rayos por los ojos. En la primera bifurcación escogieron el camino donde se escuchaba agua en lugar de donde se escuchaban "cosas que cortaban el aire a gran velocidad", para encontrarse con que también había enormes guillotinas por ese camino. San desactivó los mecanismos para poder pasar pero, tras otra bifurcación, las cosas empezaron a ponerse serias: Tenira imbuyó al grupo con la capacidad de volar para poder esquivar trampas de grandes rocas rodantes en llamas, y aparecieron más hombres lagarto. Tras terminar con ellos, subiendo unas escaleras, descubrieron una puerta secreta que abrieron. Dentro había congregados un montón de hombres lagarto, que estaban escuchando el sermón de un hombre postrado delante de un altar, cubierto de oro. Halaster tomó la iniciativa y cosió al hombre a flechas, antes de que terminase de conjurar una invocación de muertos vivientes. Tenira se vió rodeada e invocó los poderes de Tymora para freír a sus enemigos con una descarga flamígera, olvidando que no estaba al aire libre; y San mató a tantos hombres lagarto como pudo, antes de que huyeran por los múltiples caminos con los que contaba la sala.

-No son rival para nosotros, pero me gustaría patearles el culo a gusto, teniendo todo el poder de Tymora fresco. Propongo ir a descansar, y volver mañana.
-Ir? a donde? Estamos a semanas de viaje de la ultima posada que vimos.
-Eso se arregla rápido... Coged lo que querais, salimos en un ratito.

San y Halaster cargaron sus sacos de viaje con oro y Tenira cogió 4 objetos que vió entre la pila de riquezas que había en el altar. Estudió bien la estancia y, cuando se vió preparada, teleportó consigo a sus dos compañeros a la última posada que habían visitado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Thx por tu comentario! ^_^ Pon algo interesante, que se note que somos gente estudiada xD
Me guardo el derecho a eliminar tu comentario si me parece poco apropiado, soez, grosero o cualquier otra forma de trolleamiento. En mi casa se juega así ;)