11 enero, 2013

Tragedia en Aguas Profundas


Esto es continuación del último capítulo de "La Leyenda de Shana": Órdenes enfrentadas. Poco a poco! :p


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El griterío de las gradas del gran coliseo se oía en todo el barrio. Desde fuera, era un edificio imponente, enorme; pero desde dentro se apreciaba que, además, era una gran obra de ingeniería moderna, combinada con la mejor magia. La arena se podía transformar, con ríos, corrientes, vegetación, desiertos, grandes túneles subterráneos... Cada combate era en un terreno diferente, para que los combatientes tuvieran que pelear adaptándose al terreno.

El torneo fue largo, pero tuvo grandes sorpresas. Los primeros combates fueron relativamente fáciles para los tres compañeros. El grupo se compaginaba bien, y teniendo cerca a Shana, tanto Demon como Kate se sentían respaldados para lanzarse sin miedo a la lucha.

Llegó el momento de enfrentarse a Frederik y su grupo. El Caballero de la Orden Dorada dirigía la ofensiva contra la clériga, dejando a Demon y Kate la única opción de luchar a la defensiva, intentando protegerla. Sin embargo, en un momento de descuido, estando los tres bastante malheridos, Frederik usó un conjuro muy potente: un rayo salió de la punta de sus dedos, y alcanzó a Shana, cercenándole las dos piernas.

El Caballero se daba por vencedor, con una sonrisa ufana, cuando un gran resplandor cegó a los luchadores de la arena. Al desvanecerse, el cuerpo de Shana no estaba, y en su lugar estaba el dragón plateado que Kate ya conocía, solo que algo más grande.

Shana en dragón venció, con ayuda de sus dos compañeros, al equipo contrario. Sin embargo, después del combate, los tres estimaron que ya habían ganado suficiente, y que no creían poder ganar el torneo, así que se retiraron.

Frederik se disculpó con Shana, diciéndole que la Orden Dorada se integraría en su Orden y que, a partir de ahora, sería su protector. Ella intentó rechazar su oferta, pero era bastante obstinado. La seguía a todos lados, la esperaba donde fuese necesario, sin importar las circunstancias. 

En Fairy Tail fueron recibidos con grandes alabanzas por sus victorias en el torneo. Hubo una gran fiesta, y todos bebieron y cantaron hasta bien entrada la noche. Algunos, como Demon y Kate, salieron del gremio para seguir la fiesta. En una taberna cercana, Demon entabló conversación con una camarera, y parecía que todo iba bien; se gustaban. Los demás se fueron, sin fijarse en que él se quedaba hablando con ella. Después de que ella terminara de trabajar, le invitó a su casa, y la cosa se puso candente... literalmente. Con la emoción del momento, Demon no fue capaz de controlar sus llamas, y prendió fuego a la cama, con la chica, que gritaba horrorizada. Trató de tirar de ella para sacarla de la casa pero sus manos también quemaban; según daba pasos la habitación ardía, y cuando más nervioso se ponía, más fuerte era el fuego.

Fuera empezaron a escucharse gritos de "¡Fuego! ¡Fuego!". La camarera ya no gritaba... y Demon corrió, presa del pánico. Salió por una ventana, camuflado entre las llamas, y empezó a correr por las callejuelas, mientras intentaba por todos los medios aplacar sus emociones para apagar su fuego. Lo consiguió, no sin antes quemar un par de tejados y un establo de camino al río. Cuando llegó al puente, una patrulla de la guardia de la ciudad se dirigía corriendo hacia el incendio y, para evitar se reconocido, se tiró al río. Nadó un trecho antes de volver a salir y acurrucarse en una esquina antes de secarse.

Cuando volvió al gremio, todos estaban preocupados. Algo así tenía la firma de Demon, de lejos, y Makarov lo sabía. Kate intentó animarle pero Demon no quería ánimos, quería ir a entrenar muy duro, mucho más: debía ser mucho más fuerte, para no dañar a los que le rodeaban.

Aunque había corrido mucho, y por callejuelas, algunos vecinos habían visto a una silueta salir de la casa, y correr después por las calles. Algunas miradas apuntaban ya a Fairy Tail, sobre todo en el Consejo de Magos, y no sólo por el accidente de Demon: la aparición de un dragón plateado en un torneo no era un caso único, pero sí lo suficientemente excepcional. Así que Makarov dispuso mover el gremio de nuevo, esta vez de inmediato, y a una localización remota, en mitad de un desierto.

Demon y las chicas se despidieron por un tiempo: él iba a entrenar muy duro con Makarov, pero ellas debían visitar a la familia de Shana. La clériga tenía demasiadas preguntas sin respuesta, y creía que allí podrían ayudarla. Así que Kate, Shana (y su seguidor, Frederik), se encaminaron al sur, durante muchas, muchas jornadas, hasta llegar a una gran ciudad de hermosas calles adoquinadas, con fuentes y palacetes. Y un gran palacio, con una gran catedral justo al lado: el hogar de Shana.


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