01 septiembre, 2014

Fuego, aire, agua y Tymora

En anteriores episodios de las Crónicas de Kisara...

Dentro de Pueblo Tulipán, protegidos por la magia de Tymora, los tres aventureros se adentraron en la nube de veneno e investigaron. Fueron atacados por las tres serpientes de la profecía que había tenido Kisara, pero acabaron con ellas. Justo después, doblaron una esquina de una calle y se encontraron con una enorme criatura, mitad lava y mitad viento, que les esperaba delante de la taberna del pueblo. La que acababa, en la profecía, con sus vidas.

-Oh, Tymora, protégenos...
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Un rápido vistazo a su alrededor, y Yu tenía una idea más o menos clara de hacia dónde ir. No esperó por nadie e, intentando pasar desapercibido, se escabulló hacia la derecha, en dirección al almacén de nuez moscada. Kisara había terminado de conjurar una protección de área, teniendo a Aeldran siempre en rango. La guerrera esperó mientras estudiaba a su enemigo, que parecía estar convocando algo.

Tres perros deformes aparecieron a su lado, y se lanzaron hacia Aeldran decididamente. Pero la protección de Kisara hizo efecto: las convocaciones no podían acercarse lo suficiente a ellas, de forma que esperaron a unos pasos, enseñando los dientes y gruñendo. El ente extraño de lava y aire se acercó entonces a Aeldran, y durante unos segundos hubo una serie de esquivas e respuestas entre los dos, hasta que finalmente la gran guerrera incrustó, con un golpe lateral, toda la hoja de su enorme espada en el "cuerpo" de su enemigo.

El cielo se cubrió de repente, y un rayo alcanzó algún edificio cercano.

Aeldran extrajo el arma de su enemigo, esperando que la herida que le había hecho al ente fuese suficiente como para matarlo, pero lo que vio fue cómo su espada perdía su forma; la lava y el poder mágico habían mellado tanto el filo que tenía agujeros enormes.

Olía a quemado y a comida.

El ente le dio un golpe fuerte a Aeldran, que sagró profusamente. Un par de pasos hacia atrás y volvió a atacar de frente mientras esquivaba el brazo de lava.

Empezaron a sonar en la plaza, entre el fragor de la batalla, unos golpes sordos. Clonk. Clonk. Aeldran miró de reojo a la derecha y sonrió.

El aire se llenó de fuego. Todas las partículas del veneno ardían. El aire ardía. No podían respirar.

La guerrera se recompuso. Kisara le cerró las heridas y siguió manteniendo la protección de Tymora, aunque realmente no le quedaba mucho más tiempo. Tenía miedo. "Si pudiera hacer algo más..."

FFFLLLLLLLOOOOOAAAAAAAAASSSHHHHHH!!!!!!!!

Un enorme depósito de agua, que estaba originalmente encima del almacén de nuez moscada, caía del tejado, creando una enorme avalancha de agua. Aeldran provocó al ente para que no prestase atención, y Kisara dio un paso atrás, retrocediendo lo suficiente como para no ser arrastrada. La guerrera, sin embargo, se mantuvo en su sitio y fue arrollada por la corriente junto con la criatura extraña. Mientras rodaban asestó varios tajos a la criatura, debilitada por el agua y aturdida por el movimiento. Finalmente murió, aunque parecía haber acabado también con la espada de la guerrera.

Los tres aventureros corrieron todo lo que pudieron hacia los lindes del pueblo. El fuego había acabado con el veneno, pero también con el oxígeno. No podían... respirar...


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21 agosto, 2014

Una pausa para publicidad

Alguno está pendiente de saber cómo sigue el combate de las Crónicas de Kisara, contra el ente terrible mitad de lava y mitad de aire. Sin embargo, esta vez toca una narración cortita de una partida que jugamos ayer, de paso que estábamos de vacaciones con unos amigos. La historia está inconclusa, ya que por diferentes cosas que no vienen a cuento al final jugamos menos horas de las previstas. Pero no se descarta su continuación en un futuro...

Y así, sin más dilación, empieza (y termina) la partida de ayer.

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Tiverditus siempre fue un tipo esbelto. Incluso siendo semiorco podría considerársele atractivo. Y fuerte. Muy fuerte. Hacía un par de años que había ayudado a rescatar a la princesa de un reino cercano, capturada por unos orcos malvados y, como pago, el rey le había regalado una armadura tremenda, además de darle las gracias, ofrecerle un título de caballero y celebrar un banquete en su honor. Pero lo que le gustaba a Tiverditus, además de sí mismo, era su nueva armadura. Completa y con pinchos. Pesaba 300 kilos, pero a Tiverditus no parecía importarle lo más mínimo, porque la armadura casaba bien con él y con su arma (que también era excepcionalmente grande) y además le concedía poderes extraordinarios, que era lo único que le faltaba para estar, oficialmente, OP. Sin embargo, la princesa le cogió especial cariño, y esa misma noche se había escabullido de sus aposentos para desearle a Tiverditus unas buenas, placenteras, salvajes, calurosas, sudorosas y orgásmicas noches. Cosas de la carisma. Al rey no le había hecho mucha gracia descubrirlo, y expulsó del reino a Tiver inmediatamente, que se marchó muy relajado y con su armadura puesta. 

Después de visitar varios reinos diferentes, un día en el camino miró hacia atrás y vió un gnomo, casi sepultado entre toda la cacharrada que cargaba en su petate. No sabía hacía cuanto tiempo le seguía, pero tenía en sus ojos la mirada que tienen los bardos cuando no saben algo y quieren saber. A Preludio, el gnomo, le había llamado la atención el arma de Tiverditus y, por supuesto, quería saber más sobre su forjado. Era un gnomo alto, como de un metro treinta, y muy majo. Tenía frondoso bigote y el pelo afro, azulado. Había pertenecido a una tuna, pero ésta había desaparecido en extrañas circunstancias que Preludio (Ludio para los amigos) se mostraba reacio a contar. Por lo demás, tras contarle Tiverditus lo que pudo sobre su arma, hicieron buenas migas, y decidieron viajar juntos compartiendo el botín de las aventuras que corrieran.

Tras un par de semanas de viaje y misiones llegaron a una taberna. En ella pidieron una cerveza y algo de picar, y el bardo se puso oído avizor por si oía algo sobre recompensas por trabajos para aventureros. Lo que no sabían era que, en una esquina, pasando desapercibida, había una humana mulata, de pelo negro y estatura media tirando a baja, que ya había pensado en ellos para ayudarla con un asunto personal. Un asunto escabroso que requería de alguien bastante fuerte, y Tiver parecía dar el perfil perfectamente. La aventurera se presentó a ambos como Ris y ofreció una recompensa por ayudarla en un pequeño asunto, de naturaleza discreta, en las afueras de la misma ciudad. La noche siguiente asaltaron una vivienda lujosa, de varios pisos, todo lo sigilosos que pudieron ser mientras Tiver, con su gran armadura completa, tiraba abajo el muro alambrado, espinado y con marañas. Ris aprovechó la confusión para colarse en la casa y, mientras el semiorco y en gnomo se encargaban de media docena de guardias asustados, ella llegó hasta el dueño de la casa sin que nadie más del servicio se diera cuenta y le degolló con un rápido movimiento, mientras le susurraba algo al oído. No se sabe si realmente el hombre llegó a escuchar lo que la pícara le decía, o la cara de asombro y susto era únicamente por saber que estaba muriendo en ese momento, pero la verdad es que fue épico.

Ris había pensado en todo, y ya tenía trazada una ruta de huida mientras algún vecino empezaba a encender la luz. Regresaron a la taberna sin levantar sospechas, y al día siguiente la pequeña ciudad se despertó con la noticia de que unos ladrones habían asaltado la casa de uno de los antiguos jefes de la guardia. Los tres aventureros se hicieron colegas y Ris, además de darles la recompensa en dinero que había ofrecido, le consiguió información al bardo sobre un antiguo manuscrito que se creía perdido hacía ya un tiempo. A Ludio se le iluminó la cara y Tiver supo que tocaba aventurarse en el bosque por un trozo de papel.

Pero cuando llegaron al bosque, tocó desilusionarse. El manuscrito no estaba donde le habían indicado a Ris. Estaban a punto de irse por donde habían venido pero tuvieron una visita inesperada. Un elfo les había estado observando durante un rato sin que se diesen cuenta desde los árboles. Se aproximó a ellos, se presentó como Abadger y les pidió ayuda para rescatar a su amigo, el guardián druida de este bosque, que había sido capturado hacía unos días, y él no había conseguido liberarle. Accedieron a cambio de información sobre el manuscrito de marras que quería el gnomo.

Viajaron en grifos, amigos de Abadger, durante un par de horas, y llegaron a un castillo flotante, suspendido en nubes. Entraron rápidamente por una ventana (nada de abrirla elegantemente; rota con un codazo semiorco), giraron a la derecha y llegaron a una habitación grande donde estaba capturado con unos grilletes el druida, que estaba francamente hecho polvo. Tiver rompió los grilletes a fuerza bruta mientras Ris vigilaba la puerta y pasaron dos cosas: la zona cercana a la celda del druida quedó sin magia, y en el pasillo sonó una alarma. En unos instantes llegaron cuatro gigantes por el pasillo, bloqueando la única salida. No quedaba más que pelear.

Tiver se sentía muy pesado. Al estar en una zona sin posibilidad de magia su armadura OP había quedado sin propiedades especiales, con lo que ahora parecía que pesaba muchísimo más. aún así, se las arregló para salir de la zona, caminando despacio hacia los gigantes. Mientras, el elfo saludó a uno con una ráfaga de flechas y detrás de la puerta, donde se suponía que estaba Ris, sonó un golpe sordo. El típico golpe sordo que se escucha cuando una humana intenta cerrar una puerta gigante pero resbala con su propia capa y se cae, maldiciendo en silencio el sentido del humor de Tymora. El semiorco finalmente salió de la zona de magia, como estaban haciendo el resto de sus compañeros, y se abalanzó hacia los cuatro gigantes, mandoble en mano. Abadger seguía agujereando a los enemigos y Preludio, que no quería ser menos, empezó a cantar mientras tiraba una flecha hacia un enorme y feroz gigante, que impactó en Tiver. El guerrero pareció no darse cuenta de que su amigo le había disparado, concentrado como estaba en hacer filetes y chuletas de gigante. Ris le rodeó y la emprendió a puñetazos con otro. Y así fueron cayendo, uno tras otro, hasta que el último decidió que necesitaban ayuda y salió corriendo por el pasillo. Corría demasiado y se les escapaba a pasos agigantados (tu-tu-pumm tssssss) pero de repente, de entre las piedras, crecieron un montón de enredaderas que enmarañaron los pies del gigante, impidiéndole avanzar. El druida había conseguido curarse un poco y había lanzado el último conjuro que le quedaba para conseguirles un poco más de tiempo. 

-Tenemos más o menos dos minutos hasta que más guardias vengan a ver qué pasa con la alarma - dijo Ris. - ¿Qué pasa con el resto?

En la habitación había, en la misma situación que el druida, un drow, un tiflin y un enano. Estaban los tres inconscientes y en malas condiciones.

-No son nuestro problema, vámonos. Nos recogen en seguida Remil y Galiard para llevarnos volando de nuevo a tierra firme - Abadger empezó a avanzar hacia el pasillo, para salir por la ventana por la que habían entrado, ayudando al druida, que se había presentado como Azacel.
-¿Y los dejais aquí? - dijo Ludio, acercándose a Ris. - ¿Llevan algo encima?
-No, nada - comentó la humana, después de parchear al enano. 
-Venga, yo llevo a uno, que alguien coja a otro - bramó Tiver.
-Maldita sea, ¿por qué me tengo que encargar yo del tiflin? - refunfuñó Ris, mientras le quitaba los grilletes - No son de fiar...
Cargó con el preso inconsciente y salió corriendo, adelantando al semiorco con el enano en brazos. Alcanzó al explorador justo cuando se tiraba al vacío sin mirar. ¿Podrían los grifos con el peso adicional? Porque una cosa era salvar a la gente de una experiencia horrible como lo que parecía que les hacían ahí dentro, y otra morir todos por salvar a un tiflin. Ris decidió que no iba a arriesgarse y que quitarle los grilletes era suficiente. Le apoyó en la pared, al lado de la ventana, le dió un par de golpecitos en la cara para que despertara y se tiró al vacío, detrás del druida y el gnomo, que iba muy preocupado por sus pertrechos, ajustándolos de nuevo mientras corría y caía. Tiver, al llegar a la ventana, cogió al tiflin y tiró a ambos prisioneros al vacío, antes de tirarse él.

Remil y Galiard los recogieron en pleno vuelo a todos, incluidos los prisioneros. Mientras volaban en dirección a un lugar seguro, uno de ellos le preguntó a Abadger, sorprendido, por qué habían liberado a más gente, a lo que respondió que no había sido cosa suya. "Yo no me junto con seres demoníacos", había contestado el explorador, después de sumirse en su silencio que parecía ser habitual. Tiverditus, que no había entendido nada porque no sabía elfo, dio las gracias en humano a los grifos (que debían de ser druidas transformados) por recogerlos de nuevo, aunque aseguró que a él no le hubiera hecho falta. "Mi armadura está hecha del material del que están hechos los sueños y las cajas negras de los aviones".

Llegaron a un poblado donde les recibieron con júbilo por haber rescatado al druida Azacel. Se decretó una noche de fiesta y todos se unieron a las celebraciones, aunque algunos más que otros. Ludio se puso a tocar con los músicos locales e improvisó una canción, narrando las aventuras del semiorco Tiver y su grupo rescatando al druida, y dejó al público maravillado y encantado. El semiorco, por su parte, no entendía el elfo, pero se las arregló para hacerse entender con una elfa y una ninfa que le pidieron bailar y después un poco de intimidad tras unos árboles. Abadger, tras comer un poco y darle calabazas a una ninfa que se le había acercado insinuante, se fue a descansar, al igual que el druida. Ris, sin embargo, no quedaba tranquila y, en cuanto empezó la fiesta, se retiró discretamente y buscó el lugar donde tenían al tiflin y al enano. Estaban inconscientes en una choza que decía ser el hospital, pero no había nadie con ellos cuidándolos. La pícara se arrebujó en su capa, se sentó con la espalda apoyada en la pared, y esperó.

Unas tras horas más tarde, el tiflin despertó. Miró a su alrededor y vió a Ris.

-¿Me entiendes? - dijo en humano. Ris asintió. - ¿Donde estamos?
-En un lugar seguro, no muy lejos de donde os tenían prisioneros.
-Vaya. Pues me la habéis liado - Sonrió. -. Estaba allí por propia voluntad.
-¿Cómo?
-Sí. Verás. Estaba investigando quien se había llevado a mis lacayos.
-Tus... ¿qué? - Ris no se creía nada de lo que oía.
-Mis lacayos. Los gigantes que seguro que visteis. Alguien se los ha llevado y ahora los controla, gracias a unas gemas incrustadas en sus cuellos - Ris hizo memoria y sí recordaba haber visto esas gemas mientras luchaban, pero no dijo nada. -. Quería saber qué estaba haciendo con ellos. Dejando que pensara que estaba muy débil para poder defenderme y después...
-Recuperar a tus... ¿lacayos?
-¡No! Los gigantes están perdido. Además, tengo muchos más. En fin... sé que me has salvado tú, pero tengo que pedirte otro pequeño favor.
-¿Qué más quieres?
-Un poco de tu sangre.
-¿Para qué quieres mi sangre?
-Así me recuperaré y podré marcharme.

Ris dudó. Ahora no estaba segura de si le estaba diciendo la verdad. Las gemas sí las había visto. Y lo del a sangre, realmente parecía algo que pediría un tiflin. Pero, ¿por qué fiarse de un tiflin? Eran criaturas raras, de pasado demoníaco. Aunque, bien lo sabía Ris, no por ser de una raza hostil tenías que serlo tú. Pensó en su compañero el semiorco, y en gente de su pasado.

Tymora la había llevado hasta allí. ¿Qué pasaría sí...?

Ris le tendió un brazo y se hizo un pequeño corte. La cara del tiflin cambió y de su pecho empezó a salir una criatura grimosa, un simbionte que se acercó al brazo de la humana, que ahora retrocedía un poco, asustada, y se lo mordió, empezando a drenarle sangre. Cuando a Ris empezó a nublársele la vista, el tiflin paró, volvió a su forma original, le dió las gracias y, sacando unas enormes alas, salió volando destrozando el techo del hospital, dejando al enano (que seguía durmiendo) y a la humana cubiertos de ramas rotas.

El estruendo despertó a Abadger, que fue hasta la choza. Ris le cóntó lo que había pasado antes de tumbarse a dormir encima de unos escombros. El elfo avisó al druida, y éste a la comunidad, que cesaron la fiesta y volvieron a su actividad habitual, con patrullas arbóreas. A Ludio le sorprendió que todo el mundo se fuera de repente, pero al enterarse de lo ocurrido fue a ver a su compañera de aventuras. Decidió que la ayudaría a restablecerse rápido, para lo que hacía falta que el techo estuviese terminado cuanto antes. Necesitaba cuatro días de descanso para poder recuperarse.

-Disculpen, ¿podrían apartarse un poco? ¡Yo puedo arreglar el techo en un periquete!
-Oh, ¿en serio? -parecía como que no creyeran al gnomo - Veamos cómo puedes arreglar un techo desde el suelo, bardo.

Ludio sacó una lira y comenzó a tocar. Pero no era una lira normal: era una lira mágica de construcción. Los materiales que los obreros habían llevado a la choza para arreglarla se movieron solos y se colocaron en su sitio, dejando la choza como nueva, con arreglos en la madera que contaban la historia de cómo habían salvado al druida esa tarde. Todo el pueblo quedó asombrado con el poder del gnomo. Él pasó toda la noche cuidando de Ris, que no se había despertado ni con el estruendo de la construcción.

A la mañana siguiente, Azacel tuvo una reunión de druidas con los jefes del poblado. En ella se decidió que el poblado se marcharía de la zona, ya que el tiflin, que había sido visto volando hacia el castillo, había acabado por hacer que se precipitara al vacío, destrozándolo, no se sabía cómo. Consideraban a la criatura peligrosa y creían mejor para la población establecerse más lejos. También le pidieron a Azacel que convenciera a los aventureros que le habían salvado para que le ayudaran a recuperar "el artefacto". El druida accedió a intentarlo.

Un cuervo despertó a Tiver golpeándolo en la cabeza insistentemente, y graznando a su alrededor. Hacía poco más de media hora que finalmente había terminado de pasar el tiempo, sin cruzar una palabra, con la elfa y la ninfa, y había caído rendido al momento. Sin embargo, parecía que el cuervo no iba a dejarle dormir. Le tiró piedras, intentó sacurdirle y finalmente, cansado, le preguntó qué quería. El cuervo graznó una vez más y se internó en el poblado, dando círculos, hasta que el semiorco acabó por entender el mensaje: "sígueme".

Llegó a un claro del bosque, cercano al poblado, donde estaban el explorador, el gnomo y el cuervo, que se había posado al lado de un lagarto, que empezó a hablar con la voz de Azacel.

-Bienvenidossshhh, amigossshhh. Lo primero, gracccciassshhh por ressshhhcatarme ayer. Fui capturado mientras bussshhhcaba un arteffffacto muy importante para mi comunidad. Osssshh pido un favor mássshhhh. Ayudadme a recuperarlo.
-¿Pero no podías decir todo esto convertido en humano? ¡Se te entiende muy mal!
-¡No! Que se gassshhhhtan.

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07 agosto, 2014

La amenaza de Pueblo Tulipán

-¡¿Pero cómo no nos avisaste?! - Yu no salía de su asombro - ¡Podía ser importante! ¿Y si era el responsable de todo esto?
-Pero... estaba ya lejos y... no íbamos a alcanzarle, ni en carro y corriendo. ¡Ese caballo era muy rápido!
-Vaga - Aeldran mordisqueaba un poco de las raciones de viaje mientras recogía las pocas cosas que tenían desperdigadas y apagaba los rescoldos de la hoguera.

Kisara se había imaginado la escena al revés: ella los despertaba, les contaba todo alarmada y ellos la miraban con ojos de odio por haberlos despertado por algo así. Y seguirían durmiendo.

"Nota mental: lanzarse más, no pensar tanto las cosas". Se sentó con la espalda apoyada en un árbol, cerró los ojos y comenzó su rezo matutino. A veces alguno de ellos se le unía voluntariamente en sus plegarias a Tymora, pero ella sabía que tenían fe en La Dama, así que no insistía más de lo necesario.

Esa mañana preguntó a Tymora por el jinete de negro, y por todo lo que habían visto el día anterior, y le pidió protección para ella y sus compañeros. La diosa respondió a sus plegarias imbuyéndola de una energía de protección. Era la primera vez que la imbuía de este tipo de energía. "Tymora sabe lo que hay en la niebla", supo Kisara.

Se pusieron en camino pronto, y llegaron al borde del pueblo antes del mediodía. Bajaron del carro dejaron a los caballos atados a un árbol cercano. Al acercarse más a la masa de niebla vieron que, justo donde comenzaba, la hierba estaba marchita y los charcos del camino parecían ponzoñosos. Además, la niebla no era niebla: era más bien una nube de diminutas esporas que flotaban en el aire. Esporas venenosas. Kisara invocó el poder recién transferido de Tymora. 

-Esta magia nos protegerá un par de horas, pero no más. Debemos apresurarnos y estar fuera antes de que el efecto se acabe.

Aeldran encaminó la marcha, seguida de Yu y Kisara. Avanzaban lentamente, mirando a su alrededor los edificios carcomidos por el veneno, en medio de un silencio agobiante y espeso como la misma niebla. Había sido un pueblo próspero, con casas cuidadas y calles empedradas. Pero ahora nadie podía vivir ahí. Alguien había decidido acabar con el pueblo entero.

No habían pasado más de cinco minutos de exploración cuando Aeldran se detuvo de golpe en una encrucijada de caminos; había oído un leve siseo justo antes de que aparecieran 3 enormes criaturas parecidas a serpientes moradas enormes, como de tres metros de largo, que fueron hacia la guerrera a toda velocidad. Kisara temió por el grupo: eran las criaturas que había visto en su sueño. Pero Aeldran no se amilanó. Sin esperar a que vinieran, se lanzó con su espada por delante, atravesando a la primera con un tajo enorme que la hizo caer al suelo, retorciéndose. Yu corrió por la izquierda y saltó encima de otra serpiente, clavándole las dagas hasta la empuñadura. Cogió impulso, las arrancó y las volvió a clavar más arriba, intentando llegar a la cabeza mientras esquivaba coletazos y sacudidas de su siseante enemiga. Y una vez más, y otra... hasta que finalmente dejó de retorcerse y murió. Aeldran había terminado con las otras dos de forma similar, aunque había terminado con heridas sensiblemente mayores. Kisara invocó un poco de energía curativa para sanarla casi completamente. Debía guardar energía. Si las serpientes habían aparecido, pronto lo haría...

Al girar la esquina, llegaron a una plaza grande. Debía de ser la plaza principal. A la izquierda tenían un edificio de dos plantas. A la derecha lo que parecía ser el almacén principal del pueblo, donde guardaban la cosecha de nuez moscada. Justo enfrente podían distinguir una taberna, a la que le faltaban algunos cristales de las ventanas pero estaba bastante entera. Y delante de la taberna, casi como esperándolos, una criatura enorme, sin forma definida, mitad lava y mitad viento.

-Oh, Tymora, protégenos...
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31 julio, 2014

Contacto con Pueblo Tulipán

Tras cuatro días de un viaje apacible, finalmente entraron en un valle, ancho y con un río menguado por la falta de lluvias de la época estival. El sol empezaba a descender pero aún hacía calor, y a pesar de que había hecho un día muy despejado, una espesa niebla cubría el centro del valle, donde se suponía que debía estar Pueblo Tulipán. En los alrededores todavía podían verse decenas de campos descuidados y marchitos, abandonados desde hacía un par de semanas como poco. Y había un silencio incómodo en el aire, casi sobrenatural. Decidieron no acercarse más, descansar esa noche allí, lejos de la niebla y con la protección y la ocultación del bosque que rodeaba el pueblo, e investigar la zona por la mañana, con muchas más horas de luz por delante.

Pero esa noche, mientras Aeldran y Kisara dormían cerca del carro,  Yu escuchó algo durante su guardia. Unos pasos deslizándose torpemente entre la maleza, y se acercaban lentamente, despacio... Gritó para despertar a sus compañeras justo a tiempo: 6 criaturas  humanoides aparecieron de entre las malezas, en la oscuridad. Fueron directamente hacia él, que esquivaba sus golpes con gran agilidad, dando saltos por encima de sus cabezas y atacándoles por la espalda.

No sangraban. "No muertos".

-¡¡Contenedlos!! - Kisara se concentró en sus oraciones, y Aeldran avanzó a grandes pasos, cercenando un brazo o un pie a su paso, hasta colocarse entre Kisara y los no muertos, que habían visto en la sacerdotisa un claro objetivo a eliminar.

Yu, había conseguido derribar a uno, pero seguían acercándose a Aeldran, que les esperaba espada en mano, mientras Kisara recitaba. Sorprendido, el semielfo se fijó en que la sacerdotisa emitía un brillo especial procedente del símbolo de su deidad, que colgaba siempre de su cuello.

-"¡Que el sol se alce en un nuevo día sin temor, eliminando el mal y sus criaturas corruptas! ¡Desapareced, oh infortunio y muerte, pues el Camino aún no ha terminado! ¡¡Yo te ruego, Dama Tymora!! ¡¡Protégenos de la oscuridad!!

Un aura dorada comenzó a emanar de ella, y finalmente un fogonazo de luz iluminó la arboleda, que dio paso a gritos ahogados de los no muertos, y  el golpe sordo de la caída de los cuerpos, ya inertes, al suelo.

Era la primera vez que atacaba en un combate, y Kisara estaba orgullosa de haber protegido a sus dos compañeros con la ayuda de Tymora. Yu y Aeldran estaban muy sorprendidos. No sólo había combatido, sino que había terminado con cuatro no muertos al mismo tiempo, demostrando un poder excepcional.

-Ha sido... ¡guau!
-Ha sido Tymora, ella provee por nosotros.
-La Dama nos guarde, entonces. Pero... lo has hecho bien - Yu sonrió. -. Deberíamos movernos. Está claro que esta zona no es segura.
-Estoy de acuerdo. - dijo Aeldran. - Deberíamos viajar hacia atrás un par de horas, y encontrar otro sitio para acampar.
-Bien, sí. Pero antes, dejadme un momento. Quiero inspeccionar los cadáveres.

Se acercó al que había matado Yu, el más entero de todos los cadáveres (los que habían topado con Aeldran tenían, como poco, un miembro cercenado, y además el poder divino los había volatilizado prácticamente). Revisó con cuidado su ropa y su cuerpo, y encontró un par de símbolos. El primero parecía la firma de un mago: seguramente el que había convocado a estas desagradables criaturas. El segundo era un símbolo complejo, con múltiples líneas que se cruzaban, pero cuando lo estaba mirando más atentamente, el símbolo comenzó a brillar y, en 3 segundos, el cuerpo se descompuso ante sus ojos.

-Vayámonos. Son criaturas claramente convocadas. Es posible que tuvieran la orden de patrullar esta zona en busca de visitantes indeseados... A este pueblo han llegado fuerzas del mal poderosas. Debemos andar con cuidado - Kisara subió a uno de los caballos que tiraban del carro. -. Subid al carro. Daré luz para que podamos ver el camino.

Avanzaron de esta forma un par de horas, desandando parte del trayecto de la tarde anterior, hasta que les pareció distancia suficiente. Dejaron el camino a su derecha y se internaron por un sendero en el que el carro cabía a duras penas. Yu se adelantó para explorar el terreno. Cuando Aeldran y Kisara no habían avanzado más que un par de minutos con el carro, volvió Yu.

-He encontrado unos cadáveres cerca.

Kisara bajó del carro y siguió a Yu a donde estaban los cuerpos. Sin duda eran dos aventureros. El símbolo que ambos llevaban en sus ropas debía de ser la prueba de su pertenencia a alguna Compañía. Tal vez habían cogido el trabajo pensando que sería una forma fácil de ganar unos pechucos, pero habían perecido hacía al menos una semana, parecía que por algún tipo de veneno.

Una exploración más profunda quizá revelase más información sobre la forma en que habían muerto, aunque estaba claro que no había sido de forma natural. Pronto amanecería, y ninguno de los tres había podido descansar mucho durante esa noche; aún así, Kisara presentó sus respetos a los muertos e inició un sencillo rito funerario para que las almas de esos aventureros descansasen finalmente. Cogieron los símbolos para presentarlos en el cuartel de la milicia cuando volvieran, y Yu cogió un cinturón de pociones de uno de los dos desafortunados. Posteriormente, ya de mañana, los tres fueron a descansar. Decidieron esperar al día siguiente, después de haber podido descansar plenamente.

Durante el breve descanso del día, no vieron ni oyeron nada fuera de lo usual. De hecho, el silencio era un poco menos agobiante en esta zona del bosque. Durante la noche, en sus sueños, Kisara tuvo una visión de la nube que cubría el pueblo, pero vista de cerca, y supo que era una nube ponzoñosa, que envenenaba a todo aquel que la respirara. Al despertar para relevar a Aeldran de su guardia, anotó mentalmente pedir a Tymora por la mañana su ayuda para protegerles de esa amenaza, y poder investigar lo que había pasado en Pueblo Tulipán.

Y mientras pasaba el tiempo, con sus dos compañeros al lado, roncando levemente, escuchó unas pisadas de un caballo a galope. Pudo verle a través de unos arbustos: un caballo más veloz que cualquiera de los que había visto jamás, y un jinete vestido de negro, con una capa gris que ondeaba detrás de él. Antes de que pudiera darse cuenta, el desconocido se había alejado, en dirección al pueblo, y ya no se oía nada.

Optó por no avisar a Yu ni Aeldran. Todos estaban cansados y necesitaban toda su energía para poder entrar en el pueblo. Perseguir al jinete en la oscuridad cuando ya les sacaba tanta ventaja, sin caballos, cansados... parecía demasiado arriesgado.

Aunque Tymora protege a los osados...



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29 julio, 2014

Papeleos y visiones.

Para su sorpresa, no había que esperar cola para crear una nueva Compañía, pero para crearla había que cubrir una serie de papeleo así que, como ya era tarde, Kisara se llevó los papeles a la taberna, y allí, después de cenar, se puso a trabajar concienzudamente con la ayuda de Jeffrey. Éste había quedado muy sorprendido por la actitud de su protegida: al llegar, Kisara había reservado habitaciones para todos (2 en total, una para ella y Aeldran y otra para Jeffrey y Yu) y había pagado con el dinero que llevaba. Jeffrey le sugirió que usase el sello de la familia Gilito, pero ella había contestado que quería valerse por sí misma, sin depender en lo posible del dinero y el soporte de su tío.

Mientras estaban afanados en cubrir los papeles, Aeldran encontró un pasatiempo lucrativo: hechar pulsos con los clientes de la taberna. Ganó a todos y cada uno de los insensatos que quisieron hacerle frente, y se sacó unos nada despreciables 70 pechucos. Yu se había divertido también, viendo las caras de frustración de los contrincantes de Aeldran. Al cabo de un rato ya nadie quería competir con ella, así que volvieron a la mesa donde estaban Kisara y Jeffrey.

-¡Parece que os lo habéis pasado bien! - la sacerdotisa estaba centrada en la escritura, pero no perdía la sonrisa. - Jeffrey y yo hemos pensado un par de cosas, a ver qué os parece.
-Bien, decid.
-Vale, lo primero... estaréis de acuerdo conmigo en que residir en una taberna tiene sus partes positivas, pero también negativas. Fundamentalmente, a penas nos queda dinero para pasar la semana en la taberna y pagar la comida de los cuatro. Jeffrey me sugirió usar el dinero de mi tío una vez más, pero preferiría no usarlo si es posible. Y si se hiciera necesario, preferiría no usarlo para pagar habitaciones de taberna. Si rellenamos todo el papeleo y hacemos la Compañía, necesitamos tener una sede física, y La Jarra Helada no creo que esté interesada en acogernos.
-No, no creo. Es una pena, porque hacen un estofado... - Aeldran miró hacia la cocina. - Mira, acabo de comer y ya estoy salivando.
-Además, y en esto Jeffrey no está de acuerdo, no creo que sea seguro que venga a la misión. Es posible que haya combates y no tiene mucha experiencia en combate.
-Pero... ¡yo daría mi vida, por vos, Kisara! Combatiré hasta el final, si así me lo pedís.
-Lo sé, Jeffrey, pero no podría soportar que te pasara algo por mi culpa. Ni hablar. Además, creo que puedes ayudarnos mucho más como hemos hablado.
-Como digáis, señorita.
-Aeldran. Yu - Kisara les miró a los ojos -. Voy a usar el dinero de mi tío, pero moderadamente. Jeffrey, en lugar de venir con nosotros, se quedará en la ciudad para comprar y preprara una casa pequeña, modesta, como sede de nuestra Compañía, donde tengamos sitio para los cuatro, mientras estemos en Puerto Yuno.
-Me parece bien.
-Hm - Aeldran asintió.
-Además, me gustaría que le echarais un ojo a este documento. Es obligatorio entregar unos estatutos al crear la Compañía. Estos son públicos para que cualquiera que esté en la ciudad y quiera entrar en una pueda informarse antes si cumple los requisitos.

Kisara les tendió un par de hojas y ambos las leyeron con detenimiento. Hicieron sugerencias (sobre todo Yu), y Kisara adaptó los puntos controvertidos. Finalmente, quedó todo hecho.

Esa noche, Kisara tuvo un sueño muy inquietante: Yu yacía a su lado, desangrándose, con las entrañas saliendo por una herida profunda en el vientre. Ella, gravemente herida, intentó sanarlo pero sabía que era demasiado tarde. Cerca, lo que parecían tres colas de serpiente enormes estaban tiradas en el suelo, con mucha sangre y grandes tajos y quemaduras. Vagamente fue consciente de una lucha que tenía lugar cerca: Aeldran, herida pero aún con energía, luchaba contra una criatura extraña, mitad de lava y mitad de aire.

A la mañana siguiente, temprano, fueron a la sede de la milicia. Crearon su Compañía, la Compañía Libre del Este, y después hicieron cola para solicitar el trabajo del pueblo. El funcionario les explicó que un mercader que suele ir al pueblo una vez cada mes o así, había llegado hacía unas semanas a la ciudad diciendo que el pueblo entero había desaparecido, que no había nadie, y la cosecha de nuez moscada (el principal comercio del pueblo) estaba descuidada. Les llevaría 3 días en caballo llegar hasta la zona, pero Aeldran no podía montar a caballo con su arma (pesaba demasiado para cualquier pobre bestia de monta), así que decidieron coger un carro. 

Tanto el medio de transporte como las raciones básicas de comida las ponía el ejército. Era una forma de ayudar a las Compañías, ya que en realidad estaban haciendo el trabajo que debía hacer el ejército, pero que no podía hacer porque debía quedarse protegiendo la ciudad. A pesar de que el territorio en el que estaba el pueblo también formaba parte de la ciudad-estado de Puerto Yuno, estaba claro que el Consejo de Magos había decidido que eran recursos desechables.

Antes de partir se despidieron de Jeffrey, que quedó encargado de buscar una sede para la Compañía Libre del Este, y Kisara les contó después la visión que había tenido la noche anterior.

-Lo he meditado mucho - dijo Kisara -. Tymora me avisa de que el camino que cojo es peligroso y podríamos acabar así. Por ello, tomad. Las he hecho yo. Contienen energía curativa de Tymora. Bebedlas si os veis en apuros. Funcionan también si las usáis en otra persona, a menos que esté inconsciente o incapacitada para beber.

Le tendió a cada uno 3 frasquitos pequeños, que guardaron con cuidado entre sus cosas.

-Gracias, Kisara - sonrió Yu.
-No te preocupes. No caeremos tan fácilmente. - dijo Aeldran.
-Haré lo imposible para que la visión no se cumpla, compañeros. Ahora, poneos cómodos. Nos toca un viaje bastante largo. La Dama Tymora nos guía - sonrió sin poder eviatarlo -. ¡Nuestro primer trabajo como aventureros!

El carro avanzó por el camino, con el sonido de las ruedas sobre la tierra mezclándose pronto con trinos de pájaros y zumbidos de insectos, alejándose cada vez más de la seguridad de Puerto Yuno. Al final del día a penas se distinguían los edificios pero la luz del faro mágico cubría toda la campiña a ráfagas, intentando descubrir a los posibles atacantes en la oscuridad.


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27 julio, 2014

Compañías

Puerto Yuno hervía de actividad desde primera hora de la mañana. Madrugaron para ir, lo primero, al banco a cambiar sus monedas de oro de Aguas Profundas por pechucos de Puerto Yuno, y después al mercado a por unos manuales mágicos para aprender el idioma local. Una vez aprendido, se dividieron. 

Aeldran y Kisara fueron a La Jarra Helada a ver los anuncios que había en el tablón. Necesitaban dinero para poder pagar la estancia de turistas y las noches que hicieran en la ciudad, hasta que encontraran otra forma de poder establecerse: Kisara prefería no depender en demasía del dinero de su tío, el Sr. Tyrion Gilito, por una cuestión de orgullo y demostrarse a sí misma y al Capitán que podía ser autosuficiente y que era capaz para este viajea . Había de todo tipo de peticiones: desde encontrar a un ladrón hasta espiar a un comerciante. También había un anuncio del ejército de Puerto Yuno: reclutaban gente para formar parte de la policía (militarizada, al parecer, desde la reciente entrada en guerra de la ciudad), y pagaban realmente bien. También encontrar a un tipo con una mariposa tatuada en el brazo (pagaban 250.000 pechucos de Puerto Juno). Pero, de entre todos ellos, a Kisara le llamó la atención una pequeña hoja garabateada con prisa:

"Inviestigar lo sucedido en Pueblo Tulipán. Desaparecido hace dos semanas. Al SE de aquí, 400 millas."

¿Un pueblo... desaparecido? ¿Entero? Preguntaron a la camarera por el protocolo a seguir para aceptar algún trabajo del tablón, y esta les dijo que debían ir a la sede de la policía para anotarse. Decidieron esperar a Yu, que no tardó en aparecer, con una sonrisa enorme en su cara. Pidió una jarra de cerveza con algo de picar y se sentó con las dos mujeres:

-¡Traigo un montón de información! -dijo, plenamente orgulloso.
-¡Cuenta, cuenta!
-Veamos, ¿por dónde empiezo...? Esta ciudad es enorme, ciertamente. ¡Rivaliza con Aguas Profundas! Está organizada en anillos, de forma que sólo puedes acceder a los anillos interiores con unos permisos muy concretos. ¿Qué más...? Ayer nos explicaron brevemente la organización política de la ciudad, pero os lo refresco: está gobernada por un Consejo de Magos, que dirige todo con mano de hierro. Las leyes principales de la ciudad que más me llamaron la atención fue la prohibición total de cualquier culto a cualquier dios, sea cual fuere, y el complicado sistema de visados y membresías de ciudadano que tienen establecidos. Hay dos formas de pagar el visado de turista en esta ciudad: pagando la cuota, como nos dijeron en Turismo, o formar parte de una Compañía. ¿Veis que por la ciudad, además de los soldados de la milicia, hay grupos de personas con diferentes insignias en sus ropas, que parecen patrullar también? Son miembros de diferentes Compañías (cada una tiene una insignia diferente) - Yu bebió un largo sorbo de cerveza y prosiguió. -. Hay cosas muy interesantes que saber sobre estas Compañías. Por ejemplo, están todas obligadas a trabajar al servicio de la seguridad de Puerto Yuno: si algún miembro es testigo de algún crimen, puede actuar como si fuera la milicia, y está obligado a hacerlo, y entregar al criminal en el cuartel en caso de que logre capturarlo. Fundarlas no sale especialmente caro, y además pagan los visados de sus miembros de forma conjunta, y Puerto Yuno les hace un importante descuento... - Sonrió. - Además, únicamente un aventurero miembro de alguna Compañía puede aceptar misiones y trabajos. 
-Entonces, sin duda, debemos fundar la nuestra... - Kisara se mordió el labio inferior. ¡Qué responsabilidad, guiar su propia Compañía!
-Eso parece.
-Ahora abrid bien las orejas: Puerto Yuno está en guerra con las dos ciudades vecinas, eso lo sabíamos; pero... ¿sabíais por qué se originó?
-La verdad es que no. Y casi me había olvidado de la guerra: la gente por la calle está contenta, no se nota ningún clima de tensión o abatimiento que hubiera pensado en una ciudad en guerra.
-Al parecer, hace ocho semanas más o menos, y sin previo aviso, apareció aquí un clérigo de Cyric, pregonando que venía a tomar la ciudad. La milicia y muchas Compañías se unieron para acabar con él, pero levantó muchísimos muertos vivientes y más criaturas del mal, incluidas, según las habladurías, noctorugas.
-Cyric... -Kisara recordó al nigromante pirata que les había atacado en el barco, y a su hombre fiel que había dibujado un símbolo de ese dios con sangre, y por ello Kisara tendría que haberle matado pero... Respiró profundamente.
-Lograron matarle gracias a que varios magos del Consejo actuaron activamente y a Los Temerarios del Dragón. Al parecer jugaron un papel muy importante, y la gente les considera grandes héroes.
-Una Compañía, supongo.
-En efecto.
-Desde luego el nombre es rimbombante - dijo Aeldran.
-Sí - Yu terminó su cerveza. - Con lo que no he tenido nada de suerte es con eso de "shinra" que nos dijo el Capitán. Nadie parece saber nada de eso, ni quién o qué es.
-Una pena, la verdad... Bueno, volvamos al barco - dijo Kisara. -. Hablemos con el capitán antes de que partan de vuelta a Aguas Profundas, y le daremos las malas noticias. Quiero despedirme, es mi superior además de Capitán del barco. Además, creo que la mente de Maese Jeffrey podría sernos de gran utilidad a la hora de gestionar la Compañía y ayudarnos con estas cosas. Lleva conmigo desde que soy pequeña, es una persona de confianza.

Al caer la tarde, Kisara avanzaba por las calles de Puerto Yuno con paso decidido en dirección a las oficinas de la milicia para crear su Compañía, seguida del joven Yu, la gran Aeldran y, detrás, Jeffrey, formal y elegante. 

Los cuatro futuros integrantes de la nueva Compañía Libre del Este.

22 julio, 2014

La ciudad de las esperas

La cola era muy lenta, el tiempo parecía que se detenía en Puerto Yuno esa noche, en la que los aventureros acababan de desembarcar hacía apenas un par de horas. Finalmente, tras un largo rato, Kisara, Aeldran y Yu llegaron finalmente a las oficinas de Turismo. Los llevaron a despachos diferentes. Kisara entró en el que le correspondía y vió que la iba a atender un hombre IGUAL al oficial que les había parado en el puerto y les había dicho que vinieran aquí, con la misma túnica y la misma voz.
-Siéntese, por favor.
-¡Hola otra vez!
- … ¿Nombre?
-Kisara, ¿no se acuerda?
- … ¿Propósito en Puerto Yuno?
- … Se lo he dicho, turismo, aventuras… - Kisara cayó entonces en la cuenta. ¿Y si, a pesar de parecer la misma persona, no lo era? ¿Podría ser una ilusión? ¿Clones?
- Tienen una semana de estancia libre en la ciudad, tras lo cual deberán pagar cada semana 100 piezas de oro.
- ¡¿100 piezas a la semana?!
- Deben saber que la ciudad estado de Puerto Yuno está gobernada por un consejo de magos. El culto a cualquier religión está prohibido en público. Deberán venir aquí cada 7 días para el pago de su estancia. ¿Tienen lugar para alojarse?
- T-Todavía no…
- Tome, un mapa. Aquí, aquí y aquí – dijo señalando diferentes puntos del mapa – están las posadas.
- Gracias. Buscaremos enseguida...
- Atienda. Y atienda bien. A partir de ahora sabré si miente. ¿Está claro?
- S..Sí.
- ¿Qué propósito la trajo a Puerto Yuno?
- Mi deidad me dijo que viajara al Oeste, y he llegado hoy después de un viaje de varios meses.
- ¿De dónde viene?
- Aguas Profundas.
- ¿Es una espía?
- ¡No!
- Puede marcharse.
- Pero…
- Si tiene más dudas, puede consultar las leyes de Puerto Yuno. Buenas noches.
- ¿Pero dónde las consulto?
- Buenas noches.

No iba a sacar nada más del clon-ilusión-mago-funcionario. Fuera se reunió con sus compañeros, y pusieron rumbo a una posada: La Jarra Helada. Tenían hambre, estaban cansados, y el simple pensamiento de un estofado caliente y una cama mullida les hacía acelerar el paso.
Al girar la última esquina, unas notas de laúd y una voz conocida llegaron a sus oídos. Salían de la posada a la que se dirigían. Al llegar a la puerta, un hombre alto y musculado les impidió el paso con un gesto, pero la canción era ya totalmente reconocible.
-No puede ser... -murmuró Aeldran.
-Tymora se ríe de nosotros esta noche... Es Eduardo, el bardo. - Yu miró al suelo.
-No pueden pasar sin pagar la entrada por el concierto - les dijo el hombre. -. 20 piezas de oro por cabeza.
-Vaya timo...
-Pues váyanse.

Kisara tenía hambre y no quería tener que buscar otra posada. Pero 20 monedas de oro, por persona, era mucho dinero.

Decidió pagarle, así que empezó a sacar monedas de su bolsa, pero el hombre de la puerta la interrumpió.
-Esos no son piezas de oro de Puerto Yuno. Al cambio... puedo ofrecerte un cambio justo, teniendo en cuenta que no soy banquero y es ya muy tarde... Digamos, que podéis pasar por... 200 piezas de oro.
-COMO??? Está usted robándonos. ¡No puede ser un cambio tan malo con respecto a Aguas Profundas!
-Lo toman o lo dejan, no tengo por qué hacerles este favor. Pueden esperar al alba a que abra el banco para poder dormir y cenar, si prefieren...
-No quiero discutir más hoy, estoy harta de hacer colas. Quiero comer algo - Kisara le dió las monedas al hombre de la puerta, que les invitó a pasar con una reverencia.

Dentro, el ambiente estaba animado gracias al bardo. Se deleitaron con la primera carne asada en meses y una guarnición de verduras. Aprovecharon para, mientras terminaban la bebida, echarle un ojo al tablón de anuncios, pero no entendían el idioma local.

El plan del día siguiente: ir al banco a cambiar el dinero de Aguas Profundas en pechucos de Puerto Yuno, comprar manuales para aprender el idioma local e informarse mejor sobre esta ciudad infernal de esperas y burocracia.

22 junio, 2014

La llegada a puerto

Durante las siguientes 3 semanas, Kisara siguió alimentando a los presos que seguían en las bodegas, y ayudando en la manutención del barco con su conjuro de crear comida y agua. Además, Aeldran seguía ayudando a los marineros y Yu seguía aprendiendo marinería. Los días pasaban muy lentos, con rutina.

Pero llegó un día en que avistaron tierra. 

Anochecía cuando alcanzaron por fin las aguas circundantes al puerto. Sin duda era una ciudad muy activa, porque decenas de barcos llegaban desde todas direcciones. El faro iluminaba con una luz mágica todo el área a ráfagas, haciendo que todo lo que fuese mágico brillase y  haciendo, a su vez, que el mar se convirtiera en un cielo nocturno, con pequeñas luces tililantes (equipo de algún marinero, mercancías...) y una gran estrella por encima de todas: el barco en el que viajaban Kisara y compañía. Había barcos más grandes, pero no que brillasen tanto.

Antes de desembarcar, los 3 aventureros fueron a ver al capitán. Este les habló un poco del distrito comercial, cercano al puerto, y les pidió que, si oían algo de "shinra", se lo hicieran saber, antes de dos días, que era cuando partiría el barco de nuevo a Aguas Profundas. No les dijo lo que era un "shinra", pero memorizaron el nombre y desembarcaron, aspirando el aroma del puerto y sintiendo, por primera vez en varios meses, que el suelo no se balanceaba bajo sus pies.

Dos soldados, con armaduras y capa azul grisáceo, y un hombre que parecía ser un funcionario, con cara muy seria, se les acercaron directamente en el muelle.

-Nombre. Procedencia. Motivo de la visita a Puerto Yuno. Duración de la estancia.
-Kisara. Aguas Profundas. Turismo. Unas semanas.
-Vayan inmediatamente a la oficina de Turismo para sus visados. Siguen esa calle y a la derecha. Buenas noches. -Siguió avanzando en dirección al barco. 

Kisara habría querido preguntarle más cosas, pero parecía que no le interesaba lo más mínimo solucionar las dudas de una joven viajera. Vieron cómo el funcionario y los dos soldados subían al barco para hablar con el capitán, que ya les esperaba en cubierta. Tras un breve intercambio de palabras, el capitán mostró una documentación, que brilló al contacto de la mano del funcionario. Parecía que estaba todo en orden. El funcionario asintió y dio media vuelta, bajando del barco y sobrepasando al grupo de Kisara, que observaba todo con fascinación. Aeldran, por su parte, seguía con fascinación las armaduras de los soldados, que parecían de muy buena calidad. Yu estaba ya oteando los puestos de la zona comercial, desde la lejanía, por si veía algo de interés.

Los 3 se dirigieron a la oficina de Turismo; querían saber más sobre las leyes de la ciudad, y parecía un buen lugar para preguntar. Siguieron una calle ascendente, con farolas a los lados, y cruzaron una gran puerta, a partir de la cual el paisaje urbano cambiaba radicalmente. De puestos comerciales y casas bajas de madera, pasaron a una zona residencial, con viviendas más grandes y acomodadas.

La oficina de turismo debía de ser ese edificio grande, en el que había mucha gente haciendo cola. El último de la fila era un elfo, guitarra a la espalda, que se giró al ver al grupo de aventureros. 

-Esta es la oficina de Turismo, ¿verdad? -preguntó Kisara en élfico.
-En efecto, bella dama -el elfo habló en humano de Reinos. - ¿Es vuestra primera visita a Puerto Yuno?
-Sí. -Kisara sonrió.- Mi nombre es Kisara, sacerdotisa de Tymora. Estos son mis compañeros: Aeldran y Yu. -Saludaron con leve inclinación de cabeza.
-El mío es Eduardo -cogió su guitarra y empezó a tocar notas. -Soy devoto de vuestra señora, Tymora. Ella me vigila en los caminos tenebrosos, que a veces me toca recorrer en mis andanzas entre ciudades.
-La Dama os guarde, buen viajero.
-Y a vos. Y, contadme, ¿qué haceis en Puerto Yuno? No es lugar para pregonar las virtudes de Tymora, ni ningúna otra deidad.
-Turismo, básicamente.
-Entiendo... Si es vuestra primera vez aquí, sin duda no conoceréis las leyes que rigen esta ciudad. Debéis saber, primeramente, que está en guerra con varias ciudades circundantes. En esta ciudad no hay ningún templo dedicado a ningún dios...
-Madre mía, le gusta hablar, ¿eh? - susurró Yu.
-Noo, que va... Va a ser que es bardo... la que nos ha tocado. Y esta cola no avanza... -Aeldran, por su altura, podía ver prácticamente toda la cola, y el cartel al lado de la puerta de entrada, escrito en muchos idiomas. -Al menos estamos en la correcta.
- ...También debéis saber que esta ciudad está gobernada por un consejo de magos y... Bueno, tal vez es mucha información de golpe. -Hizo sonar su guitarra. - ¿Queréis que os cuente algo sobre mí?
-Claro, ¿por qué no? Esta cola es lentísima...
-Y ahora va a tocar... -Aeldran puso los ojos en blanco.
-Tymora nos proteja...

La canción, triste y melancólica, habla de un elfo enamorado, que pierde a su amada tras una terrible tragedia, y abandona su tierra natal para viajar por el mundo, pues nada le quedaba ya atrás.

Aplausos entre las personas que esperaban en la cola, y reverencias del bardo. Este se giró de nuevo para hablar con Kisara.

-Dedidme pues, Kisara, ¿habéis escogido alguna posada para cenar?
-Todavía no, la verdad.
-Entonces, después de este trámite en Turismo, tal vez queráis acompañarme en la cena. -Sonrió.
-Bueno, esto tarda mucho y...
-¡El bardo quiere meter el nardo!
-Pffffff...¡Jaaaajajajajajaja! -Aeldran no pudo aguantar la risa.
-¿Eh?
-¡Eduardo y su nardo! ¡Jaaaajajajajajaja! ¡No puedo! ¡Jajajajajajajaja!
-¡Jajajajaja! ¡No te enfades hombre!

Fue demasiada humillación para el artista. Salió de la cola cabizbajo y con lágrimas en los ojos. A pesar de las peticiones de Kisara de que volviera, siguió corriendo hasta que le perdieron de vista. Un artista puro como él, que pregonaba el amor verdadero, no podía soportar la idea de que pensaran de él algo así. La sacerdotisa se giró hacia sus compañeros.

-Anda que...
-Jijijiji... ¡que susceptible!


16 junio, 2014

Gatitos y Dragones de verano

No es que escriba mucho, pero al menos le doy otro aire al blog con la llegada del veranillo. Sí, vale; solo he modificado un poco la imagen de cabecera. ¡Pero es un cambio!

Además de mi versión veraniega (¡Ojo que voy hasta sin gafas! Lo de la rosa... ¿será por el trabajo?), están también Kateleen, Kisara y Bisholy como personajes de partidas de rol que se han jugado y contado aquí o que se están jugando aún. A Kisara la tendréis fresquita porque forma parte de las recientemente inauguradas Crónicas de Kisara.

Os recuerdo el editor con el que se hacen las imágenes chibi: Chibi-Maker!

La imagen del gatete no me resisto a cambiarla. ¡Es tan mono! Algún día tendré que hacer una versión Gatitos y Dragones con Neechan haciendo de dragón y Pims haciendo de gatete. O al revés. El orden de factores no altera el pelito.



Sed buenos y disfrutad del verano!

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13 junio, 2014

Dudas morales

-¡Por la borda!
-¡Rebanazles el pescuezo!
-¡¡Sin piedad!!

Los marineros no estaban dispuestos a dejar a ningún pirata con vida, después de que hubiesen matado a varios de sus compañeros con su ataque sanguinario. Se agolpaban en corrillo al rededor de los asaltantes capturados, atados por Yu al palo mayor, y que los miraban, a su vez, desafiantes.

-¡En este barco no se matará más allá de lo estrictamente necesario! -Kisara era una pacifista en tiempos de guerra, además de un poco pava; sabía poco de la vida. - Además, seguro que se hicieron piratas porque la vida los ha llevado hasta aquí. ¡Sólo tienen que desprenderse de ese caparazón de sentimientos negativos que tienen puesto! ¿A que sí?

-¡Sí! -un pirata miraba a Kisara con ojos muy abiertos y cara ilusionada.
-¡Cállate, Spike!
-Cállate, ¿me oyes? -el que parecía el cabecilla, un pirata rudo y con mala ojadura, escupió al tal Spike en el ojo.
-Kisara, ¿piensas dejarlos con vida? ¿A todos? - el capitán tenía el semblante muy serio, con los brazos cruzados - No podremos mantenerlos a todos; no quedan reservas de comida desde hace varios días, y dependemos enteramente de la pesca.
-Yo los mantendré -dijo, mientras limpiaba la cara de Spike con su túnica. Kisara no pensaba dejar que nadie más muriera ese día; ya habían perdido a muchos compañeros. - Tymora me ayudará. De momento, llevémoslos a las bodegas -dijo, mirando a Aeldran y Yu.

Ya en las bodegas, los distribuyeron en las celdas que había. Yu se apoyó en una esquina, y Aeldran se quedó de pié, detrás de la sacerdotisa de Tymora. El capitán había pedido a dos marineros que hicieran guardia en la puerta, y acababan de llegar, con cara de pocos amigos.

-Vamos a ver -La túnica de Kisara, manchada de sangre de intentar ayudar a los marineros y compañeros en batalla, se movía suavemente delante de las celdas, de izquierda a derecha. -. Según yo lo veo, aunque tal vez mis compañeros aquí presentes tengan alguna otra idea, tenéis dos opciones. La primera es enrolaros en este barco; firmáis un contrato de trabajo en este barco, a disposición del capitán, y trabajáis como marineros. Por la forma en la que nos hemos... conocido, entenderéis que tendréis que pasar un tiempo de prueba, vigilados. La segunda opción es quedaros aquí mirando a las musarañas hasta que lleguemos a puerto y os entreguemos a las autoridades acusados de piratería y asesinato.

Varios tragaron saliva, sobre todo después de mirar a Aeldran, impasible, impregnada de arriba abajo de sangre, con su espadón gigante a la espalda, esperando órdenes. Pero sólo Spike dijo querer enrolarse en el barco. Los demás se quedaron impasibles, excepto uno, el cabecilla, que sonreía con una mueca torcida, entre desdén y misterio.

-Mienten -dijo, mirando a sus camaradas. -. Nos matarán a la primera oportunidad.
-No tengo intención de mataros. Aunque no puedo prometer que la tripulación no lo haga, si intentáis escapar. Pensad en vuestras intenciones. Os ofrezco la posibilidad de cambiar de vida. Mañana os traeré comida y presentaré al capitán a aquellos que quieran trabajar en el barco.

Antes de irse, Kisara le hizo un par de señas a Yu. "Vigila al que sonríe". El semielfo cambió de celdas a los prisioneros, dejando a Spike sólo en una única celda, para impedir que lo mataran sus compañeros, entre gritos de "vendido", "cambiacasacas" y "esquirol". Hizo que se iba de la bodega pero a los pocos minutos volvió a entrar, escondido, amparado en las sombras que proyectaban las únicas antorchas en toda la habitación. Utilizando un par de sujeciones mágicas, escaló por el techo sin que nadie le percibiera y se colocó una hamaca tras una viga, de tal forma que podía escuchar todo lo que decían los prisioneros, sin que estos lo viesen.

-...J, ¿Cuándo volverán?
-Mañana, como muy tarde pasado mañana, volverán a por nosotros. Tranquilos. Toda esta chusma recibirá su merecido por haber humillado al nigromante... mwahahahaha!
-Mwahahahahaha!
-Mwahaha!

A la mañana siguiente, tras el rezo matutino y monólogo diario con Tymora, alzó las manos y pidió a su diosa comida para alimentar a los prisioneros y para ayudar en el sustento del barco. Tras ello, pidió a Aeldran que la ayudara a llevar la comida.

-¿A llevar la comida?
-Claro. Yo sola no puedo.
-...
-¿Será más fácil entre las dos, no?
-...
-Anda, vamos.

A regañadientes, la poderosa guerrera, espadón al hombro, bajó ayudando a Kisara a llevar la comida a la bodega. Después de darles las raciones de comida, Kisara preguntó nuevamente entre los prisioneros si había alguien más que quisiera enrolarse en el barco. Nadie respondió, así que soltó a Spike y le acompañó a ver al capitán. Allí, se le ofreció un contrato de dos años trabajando para el barco sin remuneración, en pago por los destrozos y las muertes que había ayudado a causar, y Spike aceptó, dando las gracias. El momento de tensión, cuando el ya ex-pirata fue presentado al resto de la tripulación, se solventó gracias a la autoridad del capitán.

-Kisara, capitán -Yu se acercó a ambos, hablando en voz baja -. Ayer me quedé escuchando a nuestros nuevos inquilinos. Afirman que el barco en el que vienen está comandado por un nigromante, y que volverán a por ellos hoy, o tal vez mañana.
A Kisara se le pusieron los pelos de punta, pero el capitán sonrió.
-Si es por eso, ya pueden esperar. Este barco es indetectable.

Y así, quedando como un pro (porque lo era), volvió a sus quehaceres, dejando a Kisara fascinada. ¡Cuánto sabía el capitán! ¡Cuánto poder oculto! ¿Por dónde le habrían llevado los caminos de Tymora en el pasado?

Pasaron los días y, como había dicho el capitán, el ataque no se producía. Yu empezó a meterles el miedo en el cuerpo a los prisioneros, intentando que alguno se echase atrás, haciéndoles ver que su anterior amo los había dado por perdidos y no volvería a por ellos, pero en general no hubo muchos cambios hasta que un día, por la mañana, Kisara vió un símbolo dibujado con sangre en la celda donde estaba J, el cabecilla. No dijo nada, pero fue inmediatamente a ver al capitán, que se puso muy serio y bajó rápidamente a la bodega. Nada más verlo, golpeó a J hasta dejarlo inconsciente, y emborronó el símbolo hasta hacerlo irreconocible. 

-Lo quiero fuera de mi barco. O lo matas tú o lo mato yo. Tienes 10 horas.
-Pero...
-Es un adorador de Cyric. Lo quiero fuera de mi barco.

No admitía discusión. Cyric era un dios malvado y cruel. Kisara se encerró en su habitación para pensar, con su fiel sirviente (Jeffrey) preparándole tazas de té. Nunca había tenido que matar a nadie, pero con un enemigo del bien tan claro como ese no tenía más remedio. Además, había sido ella la que había querido mantenerlo en ese barco, tenía responsabilidad. Podía haberlos puesto a todos en peligro, si no lo había hecho ya. Finalmente, pasado el plazo, fue al encuentro del capitán, seguida de Aeldran.

-¿Y bien? ¿Tú o yo?
-Lo haré yo -dijo Kisara con cara muy seria, pero se giró hacia su compañera y sonrió. - Aeldran, ¿podrías traer a J de la bodega?

Aeldran subió una ceja y se giró hacia el capitán.

-¿Tú? ¿Ella? No, al final, lo haré yo, ya verás...

Se fue rumiando palabras inteligibles, muy ofendida por ser la chica de los recados. Bajó las escaleras y llegó a la bodega, dando grandes zancadas que resonaban por las paredes y el suelo, haciendo crujir el entablado. Llegó hasta la puerta de la celda de J y, al quererla abrir, la arrancó de cuajo, mascullando entre dientes que se levantara. J a penas podía caminar; estaba blanco del miedo. Cuando Aeldran llegó con él a la cubierta, parecía un fantasma, pero recuperó un poco el aliento con la brisa del mar y al ver a la sacerdotisa preocupada.

-¿Vas a matarme? ¿Sí? ¿O querrás antes que cave mi propia tumba?
-C... ¡¿cómo vas a cavar tu propia tumba, alma de cántaro, si estamos en un barco?! -Kisara estaba muy nerviosa. -¿Cómo piensas cavar? ¿Con las manos, en la madera? Endevéh... ¿Quién te dio el cerebro para pensar a tí? Cyric, claro. Y en estas estamos... Ehm... a ver, esto era... Yu, déjame una daga. Esto... ¿Se coge así? Vale. Ehm... Oh, Tymora, Alta Dama, influye valor en... mí y... santifica esta daga... ehm... para...

Chwuin. Plash. Top top top. Rápido y eficaz, el capitán había desenvainado su espada y, con un sólo movimiento, había decapitado a J, cuya cabeza rodaba ahora por cubierta, a merced del vaivén del navío.

-¡Spike, limpia esto! Kisara, no estás preparada para este viaje.

Dio media vuelta y se fue, dejando a Kisara pensativa y triste. Debía hacerse más fuerte. Debía dejar atrás muchas cosas, incluidos los remilgos. Iban a una tierra desconocida y tendrían que vérselas con gente que no siempre querría el bien en el mundo. Tymora le había dicho que fuera. No podía decepcionarla de esta manera.

Debía cambiar. O moriría.


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21 mayo, 2014

Crónicas de Kisara - Presentaciones y partidas.


En una habitación ricamente decorada con lienzos y alfombras de grandes artistas locales, Kisara paseaba de un lado a otro, mientras su túnica rozaba el suelo silenciosamente, y el símbolo de su orden, colgado del cuello, se balanceaba rítimicamente. Esperaba al encuentro de las dos personas que había contratado para ayudarla y protegerla en el viaje que debía empezar.

Su tío, el Sr. Gillito, no había escatimado en gastos. Tras años controlando multitud de negocios relacionados con el juego, las apuestas y demás, podría decirse sin temor a equivocarse que se trataba de una de las personas más influyentes de Aguas Profundas en esos días. Tanto que había conseguido reclutar, aún sin explicarles el motivo, a las dos personas más fuertes e inteligentes de la ciudad.

Además de la compañía, su tío le había ayudado económicamente también para proveerse con un petate de lo más completo, un barco, su tripulación y la comida necesaria para todos. Desde que era muy pequeña, había estado a su cargo, y sin duda no le faltaba de nada. Aún así, Tymora le había dicho que viajara, y no estaba dispuesta a desobedecer la voz de su diosa por unas pocas comodidades. A pesar de que ella le había dicho que no necesitaba todo eso para viajar, ya que la Dama proveería en su viaje, él no hubiese quedado tranquilo de otra manera.

Llegaron juntos, puntuales y serenos. El joven semielfo ojeó rápidamente la habitación, pasearon por los cuadros y los muebles, y sus ojos reflejaron sorpresa. La joven guerrera, grande y poderosa, esperaba seria a que alguien abriera la boca. Y ella no iba a ser.

Kisara tomó la palabra para saludar y presentarse. Ella no había participado en el proceso de selección de los candidatos, así que realmente no los conocía. Les explicó en qué consistiría su trabajo a partir de ahora: guiar, ayudar y proteger. Viajarían por mar al oeste, durante semanas, para llegar al nuevo continente. Y allí, Tymora proveería, como siempre.

Salieron de la casa y caminaron hasta el puerto, sin perder ni un minuto. Allí les esperaba el barco, con la tripulación preparada y dispuesta.

-¿Todo listo, capitán? - dijo Kisara, con una sonrisa, como siempre.
-¡Todo listo! -el capitán de barco era un clérigo de mayor rango y experiencia que Kisara, pero había entrado a trabajar para el Sr. Gilito como capitán hacía un par de años-. Salimos cuando quieras.

Tras varias semanas de viaje, los tres se habían conocido algo mejor. 

Yu era un joven semielfo incomprendido, que había aprendido a sobrevivir por su cuenta cuando, en su pueblo, quisieron cortarle las manos por elfo y por ladrón. Más por lo segundo que por lo primero. Y sin duda alguna por habladurías de viejas... Seguía al capitán a todas partes, intentando aprender todo lo posible de navegación, cuando no estaba mareado o echando el desayuno por la borda. Realmente navegar no era lo suyo.

Aeldran vivía para la lucha. Era persona de pocas palabras, pero se había ganado el afecto de la tripulación al poco de llegar. Ayudaba mucho en cubierta. Además, tenía un apetito voraz, así que a partir de la primera semana el barco se había visto obligado a pescar a diario, pero ella ayudaba siempre, y con su fuerza colosal hacía las tareas pesadas mucho más sencillas para todos. La guerrera había decidido dormir en el camarote de Kisara, con la excusa de protegerla mejor. En realidad, el problema era que no entraba en ninguna cama. Prefería dormir en el suelo, y el de la clériga era el único que tenía alfombra en el barco.

Una mañana, mientras Kisara terminaba su monólogo con Tymora y terminaba un par de preparados alquímicos para los mareos de Yu, el capitán llamó a su puerta: ¡¡habían avistado PIRATAS!! O, más bien, los piratas a ellos, y no tenían pinta de querer dar la vuelta.

Casi sin darse cuenta estaban ya bajo fuego enemigo, una andanada de cañonazos, aunque el capitán pudo amparar el barco con un gran escudo de fuerza, justo antes de convocar una gigantesca tromba de fuego en medio y medio del navío pirata, haciendo que el mástil ardiera peligrosamente.

Aeldran no esperó a que abordasen. Saltó al barco, directamente, y la emprendió a espadazo limpio contra todo lo que se encontraba a su paso, incluyendo piratas asustados intentado apagar el fuego de su navío y varios lugartenientes. En cubierta, Kisara y Yu evitaban piratas y ponían a salvo a los marinos. El semielfo consiguió enredar un grupo numeroso de enemigos en una vela y dejarlos colgando como un jamón a ahumar, amarrando bien los cabos en puntos estratégicos. Kisara repetía una y otra vez oraciones de protección para su tripulación, y Tymora respondía. A pesar de sus esfuerzos, algunos compañeros cayeron.

Empapada en sangre enemiga, Aeldran metió el miedo en el cuerpo de los pocos piratas que quedaban en pié, y su capitán hizo que volvieran al barco aquellos a los que no habían apresado o matado, incluida una bestia enorme que se había batido con la guerrera con no mucho éxito. ¡Gallinas!

Con toda seguridad, no sería la última vez que se cruzaran sus caminos.


-Y ahora, ¿qué hacemos con todos estos hombres presos? -dijo Kisara, mirando hacia el grueso de piratas atrapados en la lona que se movían como sardinillas en una red.

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29 marzo, 2014

Eufemismos mañaneros que te sacan de tus casillas

Leyendo un artículo en La Voz de Galicia esta mañana, me encuentro con esta frase. Me ha llegado al alma. Analicémosla (os pongo en situación: el artículo trata de que al parecer esta mañana hubo ostias en un local de mi ciudad, y había un hombre ensangrentado. El redactor, a falta de más cosas que contar sobre la noticia, empieza a preguntar a los vecinos mirones sobre el local en cuestión.):

«Ese es sitio malo, no gusta», afirmaba un hombre de color señalando el local que a esa hora estaba con la persiana medio bajada y afirmando que él «llevo años aquí y no voy». En medio del tumulto no faltó algún comentario un tanto xenófobo.


Bien. La primera, en la frente. "Ese es sitio malo, no gusta". Qué exactitud al transcribir una frase! Qué trabajo periodístico más riguroso! Qué... patraña es esta? Dudo mucho que a nuestro Ilmo. Presi del Gobierno le transcriban literalmente todo lo que dice. Por que sino nadie entendería los titulares. Para muestra un botón.


El poner la frase "Ese es sitio malo, no gusta", pronunciada claramente por una persona que no conoce el idioma (o que tiene menos de 3 años), a pesar de que ha intentado contestarte a la pregunta que les has formulado, sólo puede estar justificado por las palabras que siguen a esa cita... ¿o no?

"(...) afirmaba un hombre de color (...)" Aaaahh! Que era de color! De cual? Mi madre afirma incansablemente desde septiembre hasta junio que yo soy blanco-verde (en verano paso a blanco-blanco con tono de salud, al parecer). Mi compañero es blanco-moreno. Tengo amigos que son tostaditos, morenos, cobrizos, blancos, blanco roto, blanco nuclear, blanco manchado, blanco crema... Soy partidaria (aunque actualmente no lo cumplo) de tener amigos de todos los colores, como con los pokémon, siempre que molen como amigos. Porque claro, el color no implica que molen o no. Pero si transcribo una frase literal de una persona que no conoce el idioma y añado que esa persona es de color (insisto, no sé de cual), entonces se forma frase con la que el lector de la noticia puede sonreír con superioridad: "hahaha, malditos hombres de colores, no saben hablar, hahahaha", y reafirmarse así en su pensamiento colorista contra la gente de todos los colores, menos el suyo.  Tronchante, vamos.

A partir de este punto vamos a dar por sentado que el color del hombre era negro o marrón muy oscuro, simplemente porque sabemos que "hombre de color" es un eufemismo para referirse a un hombre de raza negra. Así que el lector de la noticia que reía con superioridad al leer el inicio del párrafo no es un colorista, si no un racista.

Queridos redactores: si alguien no pronuncia bien una frase, o no la habéis podido grabar o escribir literalmente, ¿no es mejor no hacer una cita, y explicar lo que esa persona dijo, sin más? Por ejemplo, en este caso: "Un hombre afirmó que el local no le gusta". ¿Cómo? ¿Que no he puntualizado que era negro? Es que, veréis. La raza no influye en que a esa persona le guste o no le guste el local. Ni influye en eso ni en muchísimas otras cosas. Aunque haya gente, como el redactor de la noticia, que no se lo crea.

Si creíais que toda la chicha estaba en el principio del párrafo, os equivocabais de cabo a rabo. Atentos a este hilo entre redacción y cita: "afirmando que él «llevo años aquí y no voy»". No voy a decir nada más que ¡LEE LO QUE ESCRIBES! Léelo en voz alta. ¿Qué dices? ¿Cómo suena? "Afrimando que él llevo años aquí y no voy". 
¿Te costaba mucho poner "afirmando que él lleva muchos años aquí y no va"? ¿O "afirmando "llevo años aquí y no voy"? Es una redacción de quinto de primaria. Insuficiente. Fuera.

Pero es que hay más. No nos olvidemos de que la noticia trata sobre unos incidentes que no sabemos cuales fueron. Unicamente sabemos las consecuencias: que un hombre estaba sangrando por la cabeza en la calle, despues de salir de un local. Bien. Ahora, la última frase. 

En medio del tumulto no faltó algún comentario un tanto xenófobo.

¡Aaahhh, qué fenómeno de tío, captando el ambiente preocupado por los sucesos violentos que llevaron a dejar a un hombre sangrando en la calle! Obviando de momento la calidad de las personas que hicieran comentarios xenófobos: es relevante para la noticia? Era preciso incluírlo justo en este párrafo, donde se explica de forma suave, como para que no llame la atención al leerlo, que había un hombre (negro) que pasaba por allí, que ni siquiera tenía nada que ver con el altercado?

Parece que el redactor estuviera justificando comentarios xenófobos porque hubiera un hombre de otra raza cerca. Como si quisiera decir: "No os preocupeis, lectores; había un hombre negro en la escena, pero los vecinos se encargaron de ponerlo en su sitio".

Esto me da mucho miedito. Primeramente porque sigue habiendo gente con la boca muy grande, que intenta que sus hijos estudien fuera para que consigan un buen trabajo en otro país que aquí no pueden conseguir, pero que hace aquí comentarios xenófobos sobre la gente que huye de sus países en guerra, en hambrunas, pasando por muchas cosas sólo para poder llegar aquí y poder comer. Me parece un poco hipócrita. "Es que nos quitan los puestos de trabajo, y así nos va, que se tienen que ir mis hijos". Qué pasa, que su hijo no le quita el puesto de trabajo a nadie? Estaba vacante esa plaza de camarero en Londres, porque ya estaba toda la población con trabajo, pero aún así necesitaban a más personas? Quien dice de camarero dice químico industrial. O limpiador de bombillas. O ingeniero aeroespacial. ¡Por favor! La migración existe. Y formamos parte de ella; como gallegos deberíamos tener, digo yo, un poco de sentidiño con este asunto.

También me da miedito porque el incluir esa última frase en el párrafo da la sensación de normalidad. Porque no aporta nada a la noticia, pero está ahí. Latente. Influyendo en las mentes. Si hay negros tiene que haber comentarios contra los extranjeros. Extranjeros malos, los vecinos lo saben. La sociedad lo sabe. Formas parte de ella. Lo sabes. Extranjeros malos.


Ollo ó piollo: puede haber negros españoles y, de hecho, los hay. ¿Cómo os quedáis? La nacionalidad no es más que un papel. 


Por cierto. Al final, ¿qué originó que haya un hombre sangrando en la calle a las puertas de un local de hostelería a las 11 de la mañana? ¿Quién le hizo daño? ¿Hubo más heridos?


Quién sabe.

Cómo hecho de menos los Cursos de Ética Periodística de Caiga Quien Caiga.

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25 marzo, 2014

ArcheAge y blogs varios.

Llevo un par de días queriendo escribir un poco pero no encuentro el momento. Quizás sea porque cuando estoy en casa tengo un montón que hacer, y cuando estoy en el trabajo no tengo las fotos que tengo en mi ordenador para poder escribir sobre ellas. Shit.

Tengo varias cosas que contar desde la última entrada. La primera, por poner un orden en todo este asunto, es que, tras varios meses de espera llegaron a mis manos el volumen uno y dos que conforman el primer libro de Razi (razienjapon.com/). Fui una de sus múltiples mecenas para poder editarlo, gracias a Verkami. Me lo voy leyendo a ratitos, desde el principio, y me está gustando mucho! Estoy muy contenta con mi autoregalo de Reyes - Solsticio de Invierno. Aunque llegara casi en primavera.

Pims soportando que le haga una foto con los libros de Razi. Es que este es un blog llamado GATITOS y dragones.



Sigo a este rapaz desde hace ya casi dos años (aunque estos últimos meses con más asiduidad); va narrando en su blog cada semana lo que le pasa en su vida, a caballo entre España y Japón. Empezó con un viaje por frikismo y ahora mismo está planteándose formas de quedarse a vivir allí de forma permanente con su novia. Espero que tenga suerte, que quiero seguir leyendo cosas sobre Japón en su blog durante tiempo y tiempo.

Otro blog que estoy siguiendo habitualmente es el de Nacho Mirás (rabudo.com, por delante y por detrás), un periodista de La Voz de Galicia que escribe cómo está llevando un cáncer cerebral. Cuenta el cáncer, como él dice, a calzón quitado. Si le vais a echar un ojo (cosa que recomiendo), empezad a leer cronológicamente desde la primera entrada de noviembre de 2013. En algún punto os saldrá la lagrimita, seguro. Y en algunos otros os reiréis amargamente. El tío escribe con retranca, sinceridad y emociones a mansalva; todo junto en un batiburrillo excepcional. Sin pérdida. Me parece importantísimo que una persona que sepa de verdad transmitir, transmita lo que siente en esta situación; creo que nos ayuda a todos, en mayor o menor medida.

¡Pero no sólo voy a hablar de blogs hoy! También quería contar que en el Aion, mi tank está empezando a tener ya equipo decente... ¡y hasta hice un run a Katalamize! ¡Y sólo morí una vez! Lo poco que entendí por TS a la gente con la que fuimos de run (creo que ucranianos y alemanes) fue que, para ser mi primer run, lo había hecho muy bien. Eso quiere decir que, obviamente, es mejorable, ¡pero vamos por el buen camino! ¡¡Yuhuuu!! Lo malo es que no me cayó nada de equipo nuevo... pero ya habrá más ocasiones.

Aquí Hyperion, a su rollo, antes de partirnos la boca en Katalamize.


Hace un par de semanas que comparto mi vida de ocio entre el Aion y un juego nuevo que creíamos que no podríamos probar hasta finales de este año o incluso el año que viene, pero por "suerte" los rusos son más rápidos que los occidentales, y tienen su propia open beta del... ¡ArcheAge! Llevábamos mucho tiempo siguiéndole la pista al proyecto, y en Korea salió hace un añito o así, pero la empresa que lo va a sacar para Europa y Norteamérica (Trion Games) se lo toma con calma... Ahora está un poco más presionada porque muchos muchos jugadores que queríamos jugarlo YA estamos en los servidores rusos, y supongo que no querrán perder clientes ^^. Entiendo que tarden porque lo traducen a 3 idiomas (por supuesto, el español no es uno de ellos), ¡pero que nos entiendan a nosotros también! ¡Queríamos probarlo!

Lo primero que llama la atención es que tienes que hacerte una cuenta de correo en mail.ru, que es exactamente eso, un gestor de correo electrónico ruso, que a mayores tiene muchas licencias de juegos. De hecho, el launcher del juego, que es el launcher de mail.ru, te vende (supongo, porque está todo en ruso) otros juegos.

Lo segundo que llama la atención es que es francamente bonito. Tiene zonas espectaculares. Mi favorita es una ciudad que no sé cómo se llama (porque en el mapa aparece el nombre en ruso) pero que he bautizado como Kyoto. Os podeis hacer una idea de por qué.





También llama la atención su sistema de clases. Si bien cuando creas el personaje escoges de entre 5 o 6 opciones, tu clase no estará definida hasta más adelante, cuando hayas escogido una segunda opción a nivel 5 y la una tercera a nivel 10. No hay restricciones, puedes combinarlas como quieras. Puedes resetear los puntos cuando quieras (pagando un poco de oro). Puedes cambiar las opciones si no te gustan (pagando bastante más oro). Yo intenté hacerme un tank, que finalmente tiene de clase "Barbarian", y llevo las ramas llamadas "Warfare", "Protection" y "Will": la primera se centra en golpes a melee, la segunda en defensa con escudo y la tercera es un combinado de buffs y skills pasivas interesante. Sufro un montón para mantener el agro de la party, todavía hay mucho que limar, pero creo que voy por el buen camino.

Como en muchos juegos actuales, tiene sistema de housing... pero aquí no sólo tienes tu casa y la decoras, sino que tienes huertos donde plantas cosas, comercias con esas cosas, las usas para crafteo... Tiene sistema de PK, tiene sistema de honor en zonas donde periódicamente se declara la guerra entre las dos facciones iniciales (llega a haber una tercera, los piratas, que se pelean obviamente con todo el mundo).

Una de las formas que exiten para desplazarse es usar un planeador.


El juego la verdad es que está bastante interesante, aunque tiene cosas que no molan. Por ejemplo, la limitación a la hora de personalizar la UI, el problema del agro que ya comenté, la terrible sensación de estar en el trabajo y acordarte de que tenías pollos en tu huerto y ayer no les diste de comer, y que cuando llegues por la noche a casa quizás ya no estén, y no porque se hayan muerto de hambre, si no porque a lo mejor... ¡te los han robado otros jugadores por hacer la gracia! Es demasiado absorbente. Y los arqueros y magos hacen tanto daño que llega un momento en que te explotan. Y si te campean no tienes otra opción que salir del juego un ratico y esperar a que se vayan, o pedir ayuda a gente que le guste matar a otros jugadores (no, no me gusta el PvP, lo siento).

Las dungeons tienen su guasa.


En fin, creo que lo jugaremos cuando salga en Europa, con un inglés traducido decentemente (el parche no-oficial que usamos en el server ruso es mejorable). Y mientras intentaremos aprender todo lo posible en la beta rusa.

De animes y series, estamos siguiendo con devoción unas 5 o 6 como Space Dandy o Nobunaga The Fool, lamentamos profundamente lo que parece el fin de temporada de Log Horizon (quien sabe si volverá?!) y combinamos con algún capítulo de White Collar (que terminó también la temporada y habrá una siguiente) o Bones (la llevamos muy muy muy retrasada). Aunque queda poco para la cuarta temporada de Game of Thrones, haremos como las otras tres temporadas y esperaremos a que esté terminada para darnos el atracón en 2 o 3 días, haciendo filigranas para huir de los spoilers por internet. Yo ya leí los libros, pero mantengo en mi mente que la serie es un mundo paralelo, en el que pasan cosas parecidas pero no iguales, ¡así que no quiero tampoco spoilearme la historia de la serie!

Por todos los dioses, ¡que vuelva Log Horizon!


Y como broche final, dejo aquí escrito que mi gata se ha hecho algo en el rabo, aún no sabemos el qué. Le duele que flipas, está de un humor de perros y vamos esta tarde al veterinario a ver qué nos dice.


Cuidaos, y llevad paz y amor con vosotros.

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